Que la gente no confía en los partidos, es un hecho. Que el bipartidismo PP-PSOE condensa la mayor parte de ese rechazo, está mas que demostrado. Y que las alternativas que ofrecen los partidos minoritario tampoco son nada nuevo, pese a los «repuntes» de IU y UPyD, es fácil de demostrar. Pero de eso, a plantear una democracia sin partidos, va un trecho. Permitideme una reflexión al respecto.La desconfianza hacia el bipartidismo.La opinión pública reflejada de forma oficial en encuestas y menos oficial (pero tal vez mas real) en las redes sociales y en la calle, consideran a los políticos como uno de los «problemas» de nuestra sociedad. Se llevan la peor calificación, las dos patas del bipartidismo postfranquista, el Partido Popular y el Partido Socialista, tanto como organizaciones, como a nivel de «reparto», entendiendo la doble acepción de esta palabra como «relación de personajes y actores de una obra dramática» por un lado, y «acción de repartir, o distribuir una cosa entre varios». Osea, que la gente no ve diferencia, y probablemente no la haya, entre un político profesional del PP y otro del PSOE, y a ambos colectivos se le conocen casos de «aprovechamiento ilícito» de su condición  vía sobres o ERE,s, para ser mas concretos.Las alternativas que no son tales.Respecto a IU y UPyD, aunque están siendo la escoba que recoge ese descontento en cierta medida, tampoco suponen nada nuevo. IU si bien representa en estos momentos cierta reacción a las políticas neo-conservadoras predominantes, (proponiendo, según dicen algunos, métodos del SXIX a una sociedad del SXXI que cada vez se parece mas a la decimononica), sigue encorsetada por un «aparato» y una «casta» que se mantiene y tal vez impide la actualización de su discurso social, tan necesario como insuficiente.Y UPyD, pese a la ambiguedad-marketing tan bien implantada por sus «diseñadores»,pese a las figuras de peso mediático como la profesional que reniega de los coches oficiales y viste de Vuitton gracias al erario público, o el cómico que acumula Hashtags en twitter a base de cagadas e incultura, tampoco ofrece al que dedique un minuto en estudiarlos, algo muy diferente a las clásicas propuestas recentralizadoras y de explotación de la tensión territorial que ya contempla la derecha, ni por supuesto una organización interna nada diferente a las demás.Disolver los partidos.Ante este panorama, la «solución definitiva» que no pocos analistas, e incluso destacados personajes y militantes de distintas formaciones proponen, es eliminar el sistema de partidos para salvar la democracia.Matar al perro para acabar con la sarna, dicho en plata.Este discurso ademas, viene respaldado por una perversa interpretación de los movimientos sociales como el 15M o las plataformas y asambleas ciudadanas, que organizan a las personas bajo «causas comunes» sin la burocracia de una organización, como los partidos, para solucionar los problemas y demandas ciudadanas que estos demuestran incapaces de atender, o incluso agravan en algunos casos.Y a esto se suma el lógico rechazo de estos colectivos a dejarse «penetrar» por siglas y banderas partidistas, que o bien intentan «apoderarse» o «injertar» de forma mas o menos evidente a sus «lideres naturales» desde la izquierda o demonizarlos y desprestigiarlos tratandolos como pseudoterroristas desde la derecha.No hay nada mas antisistema que el propio sistema.Todo esto, las politicas antisociales y a favor de intereses particulares, junto con los continuos y clamorosos casos de corrupción e indecencia de cada vez mas profesionales de la política, incrementan aun mas, ese desapego que se produce entre la ciudadanía y los partidos, entre la gente y el propio sistema, pero paradojicamente tiene como consecuencia que el propio sistema siga inmutable.Lo vemos en cada proceso electoral, en cada encuesta del CIS: la gente vota cada vez menos, los partidos y las instituciones pierden confianza, afiliados y participación… es decir, les dejamos cada vez mas libres para que sigan haciendo lo que quieran.La hora participar. Ciudadanizar la politica.Cada hueco que no ocupemos los ciudadanos, lo seguirán ocupando los profesionales de la casta política.Esta es la máxima que debemos hacer nuestra para salir de este circulo vicioso.Al contrario de los que historicamente se ha intentado, no se trata de «politizar a la ciudadania», sino de todo lo contrario, de hacer que los mecanismos, las formas y las personas que ya se organizan en ong´s, asociaciones vecinales, colectivos solidarios, movimientos sociales … «invadan» las organizaciones políticas y las reconviertan en aquello que nunca debieron dejar de ser: El mecanismo que sirve para trasladar la voluntad del pueblo a las instituciones.»Ciudadanizar la politica y las instituciones», debe ser la prioridad de aquellos que participamos de alguna forma en las organizaciones y en el tejido asociativo de nuestra sociedad.Llegar a hacer realidad, que somos los ciudadanos, como votantes y electores los que decidimos y organizamos nuestra forma de convivir, los que participamos en los ayuntamientos, en las cortes y parlamentos, los que sentamos alli a nuestros portavoces para que lleven a cabo lo que como colectivo demandamos.De aparato a herramienta.Y son los partidos, y no otra cosa los que pueden facilitarlo.Partidos hay o se crean cada dia, suficientes para representar a cada ideologia, a cada individuo sea cuales sean sus ideas. Eso está garantizado por la Constitución. Pero todos sabemos que la mayoria funcionan de forma piramidal, superjerarquizada y poco o nada democratica. La participación y la transparencia que llenan la boca y los discursos de los representantes,es muy difícil que existan dentro de los «aparatos» de las organizaciones políticas. Y eso es lo que deberíamos de empezar a exigir.Convertir los «partidos» en «herramientas» al servicio de la sociedad. Implantar en ellos los métodos, procedimientos y reglas de funcionamiento que queremos en las instituciones, como primer paso para universalizarlas.Conseguir que las personas que desempeñan responsabilidades dentro de las organizaciones o que van a aparecer como candidatos a los procesos electorales bajo esas siglas, sean elegidas de forma democrática e imparcial, ( incluso por los no afiliados al partido). Implantar la transparencia en la gestión y la participación directa en todos los procesos y tomas de decisiones internas como ingredientes ineludibles de los partidos y mas tarde de las instituciones. Dejar que la experiencia y las gentes de los movimientos sociales «infecten» a las organizaciones con sus métodos y no tener miedo a que las personas se organicen o desorganicen como quieran, ni a que «utilicen» a los partidos para conseguir sus causas.Transformar los partidos para transformar la sociedad, en definitiva.Juan Manuel Mancebo Fuertes.Concejal de ELECTORES, en el Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre.Miembro del consejo asesor de la Fundación EQUO.www.electores.org