(Helena Trujillo Luque) 
Tal vez en mi tierra, Málaga, donde nacieron y vivieron grandes artistas y poetas, nos hayamos olvidado del camino que conduce a la cultura. Pienso en voz alta, ustedes perdonen, pero tan sólo recordar generaciones tan especiales como la del 27, donde las tertulias, el estudio, los recitales, la mezcla de ideas bullían en el ir y venir de jóvenes, en el entrecruzamiento con otros artistas y tendencias, donde el lienzo o el papel eran el paraíso donde retratar aquello que el hombre es o ansía.
Hoy la cultura se compra a golpe de talonario y titular, cuando la gente apenas tiene para subsistir, los obreros deambulan desesperados por el paro, los jóvenes no tienen destino y la clase media ve como cada día vive un poco peor. En estos tiempos la cultura consiste en importar colecciones, enlatar la creación, vender al turismo lo que no somos, cultos.
Quién lee en Málaga, perdón, hay quien lee, pero cuántos andaluces somos, cuántos se alimentan de la cultura de tecnología y televisión y zombies se “tragan” a diario la realidad como se la quiere vender. Vivo desesperada, esperando ese grito en el cielo que llame al orden, esa voz gutural que provenga de las sombras y diga: “Malagueños, a ver si espabiláis. Una cosa es tener mar y otra vivir “ennortaos” creyendo que eso es la vida. Despertad. El mundo es tan grande y maravilloso, el hombre puede tantas cosas y sin embargo vivimos sometidos a poderosas redes de ideología mercantilista.
Quiero morder, comerme algunas letras y esparcirlas por cada una de las casas, como luces levantando los ojos dormidos de los niños, las orejas tapadas de los hombres y la boca, que no parece boca de las mujeres. Sí, malagueños, hermanos, el mayor tesoro lo tenemos, nuestra tierra, nuestro mar, pero qué son sin un pueblo que los alce hasta la gloria, qué son sin poetas, sin pintores, sin cantores que recuerden las minas, la miseria, la bondad. Si no hay palabras que sellen el destino de nuestro pueblo estaremos perdidos, ya digo, perdidos. Cultura sí, pero para el pueblo. Cultura sí, pero en todas las casas.
Helena Trujillo Luque
Psicoanalista Grupo Cero
Helena Trujillo Luque
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