Alhaurín de la Torre y su Área de Deportes se une a la declaración que el 3 de diciembre de 1.992, la ONU tuvo a bien establecer, para promover la toma de conciencia y la adopción de medidas para mejorar la situación de las personas con discapacidad, así como para lograr igualdad de oportunidades.

         Se sabe del largo camino a recorrer todavía, de los innumerables problemas que directamente afectan a estas personas y de las muchísimas soluciones que aún hay que proponer, y lo que es más complejo, llevar a la práctica, para su integración total. Celebraciones como las de este lunes, son un paso más para llegar a conseguirlo o al menos incentivar la conciencia social.

          En Alhaurín de la torre y en su Área de deportes se ha pensado en proponer, como meros ejemplos, a dos personas bien distintas pero relacionadas en el mundo del deporte: Álvaro Díaz y Carmen Herrera. Prudencio J. Ruiz, el edil de deportes, insistió en la idea, para aportar un granito de arena, sabedor de las dificultades intrínsecas de estas dos personas y de quienes representan, para su desarrollo personal en el mundo de la superación, como paso ineludible de la integración en la vida.

          A Álvaro lo conoce poca gente, a Carmen, por sus enormes e increíbles méritos deportivos, mucha. El primero es un hombre aunque sólo tiene 9 años. La segunda es una mujer de 38. Álvaro tuvo, allá por el año 2003, muchas ganas de conocernos a todos, tantas, que se escapó de su mamá meses antes de tiempo. Su nacimiento prematuro le provocó una parálisis cerebral que le ha afectado a sus miembros inferiores y en menor medida a los superiores. Carmen sufre de albinismo desde su nacimiento y es deficiente visual. El primero practica actualmente natación en nuestra piscina Municipal cubierta y dos veces por semana, dentro de ella, se pone a las órdenes de Belén, su fisioterapeuta. También hace baloncesto en silla de ruedas, una afición novedosa para él, pero que le apasiona. La segunda, después de pasar por varios deportes, a los veinte años se centró en el judo.

         Álvaro ya está empezando a nadar por sí mismo, pero pocos metros y en el baloncesto aún no llega a la canasta si está a la altura reglamentaria. Carmen tiene un palmarés impresionante, que asusta, pero del que destacaremos sus tres oros en los tres últimos Juegos Paralímpicos, los celebrados en Atenas, Pekín y el muy reciente de Londres. Álvaro el lunes irá a sus clases de rehabilitación en el Hospital Materno Infantil porque tiene que fortalecer sus piernas y su espalda. Luego va al colegio de Los Manantiales a crecer también intelectualmente. Carmen ya no va al colegio, o mejor dicho, ese mismo lunes sí irá, al menos al Isaac Peral de Alhaurín de la Torre a dar ejemplo, con su presencia, a todos los alumnos. El viernes, en el propio centro, ya había un halo de expectación ante su visita.

         Ambos son, pues, personas discapacitadas y viven y sienten Alhaurín de la Torre, trabajan a diario para incrementar sus conocimientos físicos y mentales, disfrutan de la familia, de la gente, de sus aficiones y de una vida en, a la que a ellos dos, les ha tocado sortear obstáculos más altos que a los demás. Les separan la edad, el sexo, la modalidad deportiva que han escogido y sus diferentes problemas, pero les acercan sus respectivos estilos de vida, sus ansias de superación y la palabra más bonita del mundo: el deporte.

         Desde la Concejalía de deportes de Alhaurín de la Torre, no ya desde lo más alto, sino desde cada uno de los miembros que la componemos, no podemos dejar de apreciar la admiración y el orgullo de ser conciudadanos de estos dos ejemplos y tener la constancia y la certeza que sólo son, eso, la punta del iceberg de una sociedad laurina que quiere, que debe ser mejor, absolutamente volcada en el deporte y plenamente consciente del trabajo que queda por hacer, para la total inclusión de personas discapacitadas en los entresijos de una vida plena y absolutamente normal.