foto-de-sta-teresita(Antonio Serrano Santos) Teresa del Niño Jesús se asemeja a un hombre que combate con todas sus fuerzas contra algo de lo cual no vemos ni la figura exacta ni la peculiar agresividad. Sólo en los últimos años, cuando ella misma sabe que ha vencido, se revela, para nosotros, y quizá también para ella, la cara del adversario: su adversario fue la mentira. La mentira en todas las formas que puede adoptar en el cristianismo,de enmascarada inautenticidad, semiautenticidad, de transición, aquella zona en que santidad y beatería, arte y ñoñez, verdadera impotencia y despreciable debilidad, vienen a formar una madeja inextricable… Su vida se convierte en batalla continua que ella gusta de comparar con las batallas de su amiga Juana de Arco. Pero la batalla de Teresa fue más difícil.Teresa lucha con la espada del espíritu contra la falta de espíritu, con la espada de la verdad contra las filas impenetrables de la mentira que, inquietante e indiscernible, próxima e inmediatamente, la cercan por todas partes. Con la impotencia de la tierna raicilla, pugna por abrirse paso a través de la dura roca y termina finalmente por resquebrajarla. “ ( Hans Urs von Balthasar).
¡ Cuántos, al llegar la hora de la muerte, comprueban, triste y tardíamente, que toda su vida ha sido una mentira! Y no sólo en lo religioso, sino, también,en todos los aspectos de su vida: social, familiar, profesional…” Vosotros sois hijos de vuestro padre, el diablo, que no se mantuvo en la verdad. Él es mentiroso y padre de la mentira”. Jesús, a los fariseos que, que en su hipocresía, fingían ser muy religiosos y lo criticaban porque curaba en sábado y acogía a los pecadores.
La mentira es la raiz y el origen de todos los pecados y males de la Humanidad. La historia de los males del mundo comenzó con una gran mentira: “ No moriréis, seréis como Dios”. Todos los pecados y males del mundo vienen enmascarados en la mentira. Mentira y vacuidad. “ Vanidad de vanidades y todo vanidad”, dice el Cohele en la Biblia. Mentira es la soberbia del hombre que, como su cuerpo, se deshace, luego, en cenizas; mentira es la felicidad del rico a quien la muerte le despoja hasta la pobreza absoluta de su cuerpo en el sepulcro; mentira es la vida escandalosa de los famosos a los que las sombras del sepulcro los enterrará en el olvido; mentira es la fe absoluta en la ciencia como remedio de todo que, al final, siempre es impotente ante la muerte; mentira es encontrar la felicidad absoluta en este mundo. Y verdad es la humildad del que reconoce sus méritos sin creerse mejor que los demás; verdad es la del rico que comparte sus riquezas; verdad es la buena fama de los que por sus buenas obras, la merecen; verdad es la fe en la ciencia que intenta renediar los males sin dar falsas esperanzas; verdad es encontrar la felicidad relativa de este mundo en los placeres sencillos sin perder la esperanza de la felicidad eterna.
Una monjita muere tuberculosa a los veinticuatro años, víctima de la tuberculosis y de su lucha por la autenticidad, la verdad en su vida. Verdad que sale de las paredes del convento y se extiende por el mundo entero. La gran verdad de su vida fue su confianza y amor a Dios que le llevó a decir: “ No es porque Dios me ha librado del pecado mortal por lo que yo me elevo a Él por la confianza y el amor”. “ Si yo tuviera todos los pecados que se pueden cometer en el mundo, me abrazaría a Él con el corazón destrozado; pero no confiaría menos en Él”. Porque es amor misericordioso. Pequeña en su humildad( Sta. Teresita, para el mundo). Inmensa y contagiosa la grandeza de su verdad. Doctora de la Iglesia y Patrona de las Misiones, sin salir del convento, junto con San Francisco Javier, patrono de las misiones, que recorrió medio mundo. “ No muero, dijo ella, entro en la Vida”.