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(Antonio Serrano Santos) (“Catequesis, no. Religión, si, por la libertad de religión; pero Historia de las Religiones.”: Pablo Iglesias. Podemos.) El porcentaje de inscritos en Religión en Bachillerato ha subido de 41,2% a 49%. Una cifra que no se alcanzaba desde el curso 2007-08. El secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO, Francisco García, señala que, con esta nueva norma de la Lomce, la enseñanza de la Religión Católica ha pasado a ser una materia evaluable, por lo que cuenta para la nota media de Bachillerato. “ Este repunte de casi el 8% en las matriculaciones demuestra que es un fenómeno bastante generalizado en todo el Estado, ya que el número de alumnos que estudian la asignatura en Madrid no es suficiente para que se haya disparado tanto la cifra”, apunta García.
      

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Lleva razón Pablo Iglesias en su afirmación y deseo. Pero no sé si él ha estado en alguna clase de Religión para haber comprobado la diferencia de una y otra. Porque parece que da por supuesto que la clase de religión se da como catequesis y, por eso, propone Historia de las Religiones. En realidad, como toda, o casi toda la izquierda radical, lo que quieren es que desaparezca la clase de religión católica. Pero la catequesis se realiza en las parroquias, fundamentalmente, y ahí no sólo se enseña religión, que, en parte, también, sino que se practica. Es decir, se ora, se celebran cultos, se prepara para recibir los sacramentos, es, como si dijéramos, aplicar la teoría a la práctica. En clase, se “ enseña” y se comenta la historia y los contenidos de la Religión. No se hace proselitismo porque ya son “ prosélitos”, en un amplio sentido de la palabra. Se respeta la libertad de los alumnos para opinar, dudar, comentar, todo lógico y necesario a la edad de ellos respondiendo siempre desde la óptica religiosa sin desvincularla de la historia general y circunstancias sociales actuales. Yo hubiera invitado a Pablo Iglesias a una de mis clases en esos treinta años de enseñanza en el colegio San José de Campillos( Málaga).

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Y como yo, muchos lo han hecho y hacen igual. Hay tres pasos al dar las clases que siempre me han dado resultado y que, salvo con alguna desgraciada excepción, todos practican. Primero: mostrarles afecto y respeto; ellos responden igual. Segundo, razonar y hacer razonar. Tercero, enseñanza religiosa. Es el método de Don Bosco.  Hoy se usan todos los medios audiovisuales posibles, con lo que las clases se hacen amenas y asisten hasta hijos de no creyentes, muchos de ellos miembros de gobiernos pasados y presente, defensores de la enseñanza pública, inscriben a sus hijos en centros privados, concertados, católicos.
         Toda religión tiene derecho a un lugar en la enseñanza. Y usar el mismo método que la Católica o el método que no contradiga a la ley. Siempre que el número de solicitantes justifique la necesidad de un profesor de la religión elegida. Pero historia de las religiones, ni siquiera someramente, será posible por la acumulación de materia y número de religiones, amén de las tres grandes monoteístas: católica, musulmana y judía. Sí que en la asignatura de Historia Universal se estudian aunque no en profundidad ni extensión, lógicamente. Por lo que, para un conocimiento suficientemente necesario, no hace falta una asignatura exclusiva: Historia de las Religiones. Es un plan desorbitado y nada práctico. Porque, también, no es lo mismo Historia general de las Religiones expuesta, como se ve, muy someramente,, que la religión concreta  conocida bien por los que se interesan en la suya, antes y más que las demás, incluso para tener elementos comparativos, cosa que no podrían si la suya no la conocen antes y bien. Y tienen más derecho, incluso legalmente, a conocerla antes que las demás. Y esto valga para cualquier religión en justa correspondencia.
          La inmensa mayoría de los que se oponen de plano a la enseñanza religiosa en los colegios confunden catequesis con religión. Incluso cristianos de buena voluntad. También los hay que, por ignorancia o ideologías políticas radicales en las que pueden entrar la falta de fe o el odio y la intolerancia, rechazan esa enseñanza. Ortega y Gasset, que llegó a diputado en la 2ª República, treinteañero,  al instaurarse ésta, después de unos veinte años, tras la fallida regeneración moderada que prometía el cambio de régimen, publica en “Crisol” su artículo “Un aldabonazo”( septiembre del 31), en el que concluye:” ¡No es esto, no es esto! La República es una cosa. El radicalismo, es otra. Si no, al tiempo”. Profético. Llegó a acusar a las cortes constituyentes de sectarismo y radicalismo. Y los socialistas se unieron a los republicanos. La República se perdió por los radicalismos. El pasado que vuelve, hoy, con los radicalismos.  Pero el hecho es que la mayoría de los padres eligen la enseñanza católica para sus hijos, en los centros públicos y concertados. Y cada vez más. En el sistema educativo no puede ignorarse y menos rechazar algo que es un hecho real, histórico. Se tenga fe o no, es un hecho real, social, histórico tan necesario de aceptar y conocer como otras asignaturas. Es cierto que la Iglesia, como humana también que es, tiene sus defectos, pecadores y también santos, pero no por eso se le puede negar su trascendencia e influencia positiva en la Historia de Europa. La misma construcción de Europa, en sus principios, se debe a la transmisión de la cultura clásica grecolatina realizada por los monjes copistas de San Benito, las universidades, la mayor fuente de cultura y civilización, fueron creación de la religión católica, de la Iglesia, en Europa y América; el latín, como elemento aglutinador del que se sirven hoy día los códigos de derecho civil y penal y base de las costumbres y mentalidad general de los europeos. El griego y el latín los utilizan las ciencias médicas y naturales en su nomenclatura y composiciones. El arte, la pintura, la escultura, la literatura, la filosofía, la música y la arqueología europeas tienen como autores, en las mayores obras de fama universal,  al espíritu cristiano de sus autores, religiosos y laicos; hasta en la ciencia. ¿ Cómo a un alumno se le puede escamotear y privar de conocer tamaña herencia histórica? Por eso es de obligada oferta, aunque libre de elegir. Pero, siendo consecuente con la realidad y la historia, y para una auténtica formación integral del alumno, la religión católica, en su historia y contenido, que no catequesis, como elemento conformante de la historia de un país, España, y  de un continente, Europa, debe ser parte integrante, necesaria,  del plan de  enseñanza, a nivel de las otras asignaturas.