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(Diego Porras R.) «Las barbaridades que ha dicho el señor Jiménez Losantos sobre mí son de tal calibre que son inadmisibles en el funcionamiento democrático, inadmisibles en el espacio de la comunicación pública y por eso estamos aquí para explicarle que la libertad no significa poder salir en antena a insultar y calumniar a todo el mundo», ha declarado a Europa Press la dirigente de Podemos».

Esto lo dice y manifiesta ante el juzgado en el que le ha puesto una denuncia al periodista por atentar contra su honor Carolina Bescansa, la niña pija y una de las grandes fortunas gallegas, que es, nada más y nada menos que «Secretaria de análisis político y social de Podemos» (ahí queda eso para la posteridad), y que, para dar la nota de mega-progre, se llevó a su hijo, de y en pañales, al Congreso, porque ella es totalmente libre y «pasa de ataduras sociales» . Bueno, pues el periodista lo que viene a decir es que cree que el niño tenía que estar drogado con alguna sustancia porque, durante todas las horas que estuvo «en capilla», ni chistó, ni se hizo pipí ni popó. Eso lo piensa el periodista, y cualquiera que haya sido padre, madre o tenga o haya tenido la más mínima experiencia en el trato con niños pequeños. Simplemente es imposible.

Parece que su propia medicina no le gusta a «la Secretaria de Análisis Político de Podemos», que quiere dejar muy claro la diferencia que hay entre la libre expresión y la libertad de información, y la ofensa y el insulto. Supongo que se aplicarán el cuento desde ahora, porque ellos, y ellas, cuando les ha interesado, jamás han tenido claro la diferencia que hay entre «el tocino y la velocidad».