(antonioserranosantosAntonio Serrano Santos) Sola ante el peligro. Nunca mejor dicho. Sobre todo, desde el comienzo de su ingente labor que le llevó a suspenderla por la vorágine que se le vino encima.  Como para volverse loca. Ahora, algo tarde, se le unen muchos. Ahora. Pero se vio muy sola. En su retiro con dolores tremendos de cabeza sentiría como un eco la canción “Sola” de Diana Navarro. Es una estampa de heroína en los tiempos que corren. ¡ Qué constancia! Contra viento y marea. Defendiéndose a diestro y siniestro. De la derecha y de la izquierda. Es de la estirpe de Agustina de Aragón en su lucha por su independencia. Entre la espada y la pared. Por la justicia y la verdad.

Esta pequeña David, en femenino, contra el gigante Goliat, contra los filisteos del Parlamento Andaluz que se queja del modo de llevar las causas de los ERES, y acuciada por el fiscal y por el exceso de papeleos, necesarios por la ingente montaña de casos cada vez más a flote como un emergente fantasmagórico iceberg.  

Y toda de porcelana fina, frágil, esfinge de Gizet andaluza, sin desmoronarse por la erosión del tiempo, ni del simún del desierto sin alma de la política.

Madre de cuatro hijos, matrona joven en casa y guerrera insobornable en el juzgado.

¿De qué material incombustible está hecha esta mujer?¿ Dónde templó el acero de su voluntad y con qué ligero metal labró las balanzas de la justicia, de su justicia, que sólo se inclina al peso de las pruebas y no de las suposiciones y mentiras?

Es la Princesa del Dragón Medieval andaluz de los corruptos. Es el alma y el espíritu del Cid, de la mujer fuerte del Libro de la Sabiduría, ejemplo de tantas mujeres silenciosas españolas.

Yo la colocaba en el lugar de la estatua de la Libertad  y de la estatua de la Justicia, le vendaría los ojos y le pondría la balanza en sus firmes y nacaradas manos. Porque no es la jueza Mercedes Alaya. Es la Diosa de la Justicia. Es la España profunda y clásica.

Es el amor por la verdad y la justicia, sin palabras, ni fotos ni sonrisas. No es una juez estrella y es, sin embargo, la estrella de los jueces y de la justicia. ¡ Honor a esta mujer que merece una estatua en vida, antes de que la derriben de su pedestal ¡

Y, demostrando su independencia, al ser fustigada con insultos de facista y católica, de la izquierda, y de no ser suficientes las pruebas, imputaciones y preimputaciones y exigir acabar pronto, de la derecha, sigue impertérrita, hasta celebrar sus bodas de plata con una  leve sonrisa ante su marido, algunos de buena voluntad y Dios : los únicos que la merecían.