¿La Navidad, un cuento?
Redacción: Quiero aprovechar, con permiso de mi buen amigo, o más que eso, Antonio Serrano, el artículo, relacionado claramente con la Navidad, para desear a todos los lectores, seguidores, colaboradores y por supuesto a la gran familia que conforma Diario Alhaurín, las mejores de las fiestas y la llegada de la prosperidad para el año entrante. FELIZ NAVIDAD AMIGOS
“Esta noche nace el Niño,
es mentira, que no nace;
es una ceremonia
que todos los años hacen.”

Así dice el villancico. He leído un artículo de un amigo mío que lo titula así: “Navidad. La mentira hecha verdad”. Luego se explaya dando cantidad de datos cronológicos con los que intenta demostrar que la fecha del nacimiento de Jesús ha sido falseada, descolocada, distinguiendo entre Jesús y Cristo. Dándole a cada uno fechas distintas. Su labor de investigación es admirable. No cabe duda que, a pesar de tantos intentos de negar la existencia histórica del Jesús de los evangelios para admitir sólo al Cristo de la fe, que, al menos, creo yo, admite la existencia del Hijo de Dios hecho hombre, llámese Jesús, Cristo, o Jesucristo.
De todos modos, la gente sencilla, el pueblo, seguirá creyendo y cantándole villancicos al Niño Jesús. La tradición oral, de siglos, (no hay que olvidar que la Tradición Divina, fuente también de Revelación, no está sólo en la jerarquía eclesiástica, sino también en el pueblo), mantiene y transmite la fe, y el amor, a Jesús Niño (a Jesús hombre también, como en la Semana Santa). “Yo te doy gracias, Padre, Señor del cielo y la tierra, ¡porque estas cosas se las has revelado a los sencillos y se las ha ocultado a los sabios de este mundo! ¡Gracias, porque así te ha parecido!”. Creo que esto pesa más a favor de la veracidad e historicidad de los evangelios que todos los datos que se puedan aportar en contra. Prueba de ello es la creencia y culto a la Inmaculada Concepción y a la Asunción de la Virgen mucho antes de que los papas las declararan dogma de fe. Ellos recogieron y aceptaron como verdades constante y secularmente creía y veneradas por el pueblo cristiano y, por tanto, reveladas por Dios.
Dice el villancico: … “es mentira que no nace / es una ceremonia / que todos los años hacen”. Esas palabras: “es mentira”, no es una negación de la verdad del nacimiento del Niño Jesús. Si no, no cantarían villancicos. Quiere decir que es en recuerdo y para festejar ese nacimiento. Es una auténtica catequesis.
Es triste, y hasta inhumano, privarnos de la ternura de un Dios que se hace niño para que no tengamos miedo de acercarnos a Él. El frío Cristo de la fe, de la sola fe, nos da frío. El Niño Jesús-Dios, nos enamora, enciende nuestro corazón y nos hace cantarle, como a nuestros niños pequeños, a los que nos lo recuerda, infinitas expresiones de ternura, de mimos: “¡Ay del chiquirritín metidito entre pajas, ay del chiquirritín, queridi, queridito del alma! Entre un buey y una mula Dios ha nacido, en un pobre portal…”. “¡Resuenen con alegría los cánticos de mi tierra, y viva el Niño-Dios que ha nacido en Nochebuena!”. “Por el valle de rosas de tus mejillas corren dos arroyuelos de lagrimillas, ¡ay Niño amado, ¡qué ingratos son los hombres con sus pecados!”. Y seguirían más y más villancicos. Y tenemos que terminar con el clásico, inmensa fuente de paz universal: “Noche de paz, noche de amor… duerme el Niño Jesús…” ¿Cómo no llenarnos de amor y ternura y de fe si estamos contemplando a nuestro hijo pequeño a nuestro nietecillo, en ese débil Dios-Niño?
La verdad hecha mentira. Ese es el título que el pueblo sencillo pondría.