(Manuel González) 

Es la situación de nuestra sociedad, angustiosa, lastimosa y desesperante. Hubo quienes fueron a fiestas disfrazados de ricos, otros no se dieron cuenta que se trataba de un evento por un corto espacio de tiempo, decidieron seguir en esa “fiesta” creyéndose el papel que personalizaban. Hablar de subsistencia es hablar del sector primario, no muy extenso y familiar. Codicia, pecado capital de cualquier sociedad, época, el cual nos lleva al deseo desordenado de acumular placeres, posesiones, despertando celos, envidias, convirtiendo la vida del ser en un “Homo Consumere”, hombre que destruye o gasta.

Haciendo pues la vida del honesto trabajador, a un ser derrochador, preocupado más por la economía plástica a consecuencia de gastos imparables, sin saber como salir de un rol creado por una sociedad “industrializada, acelerada, movida por cambios de la comunicación, transporte, etc”. Todo por el afán del compra y gasta para tener más.

Más que, ¿cosas materiales?, acumular placeres para agradar la vista, viajar a lugares perdidos, antes que disfrutar de los parajes de nuestra Península o Islas. El deseo más grato que creo que pueda haber es el de disfrutar de la familia, en casa un fin de semana , jugando en mesa, viendo una película, escuchando a los niños hablando de sus dibujos o sus juegos del colegio, prestarles atención cuando leen. Pienso que no hay nada más grato que ello.

Olvidamos nuestro corazón, ¡si que lo olvidamos! no lo llenamos de amor, preferimos creer que el deseo a tener sera nuestra satisfacción, pero el hombre guiado por el deseo de tener nunca sera complacido por las pertenencias acumuladas. Es condición del ser imperfecto, el creer que para ser feliz hay que tener más. La condición del hombre hace que este siempre tenga deseos de poseer. ¿pero que?. Las posesiones no se deben basar en deseo de pertenencias materiales. Los logros del ser, deben ser aquellos que presten servicio a la humanidad. Como el deseo de conquista espacial. Deseo a saber y conocer el mundo marino. Deseo a saber el funcionamiento del cosmos. El deseo a saber el por qué de las enfermedades. El deseo de proteger a otros y sentirse servido por ello. Pero el hombre simple al cual me incluyo, no sabemos o no estamos educados para ello, la imperfección siempre estará en nuestro interior, debemos ser humildes de corazón para encontrar la riqueza. Ya que la mayor fortuna la tenemos en nuestra alma.” Non Nobis Domine Non Nobis, Sed Nomine Tuo da Gloriam”.
Volviendo al principio, librarse pues de esta carga hará del hombre un ser humilde, más responsable con los gastos, más aun menos materialista. La austeridad material es la riqueza del ser. No confundir las cosas. Ya que aquello que tu ganas con tu esfuerzo trabajo es tuyo, Si ganas más tendrás más lógico es. Pero si gano poco, deseando más estamos hablando de un deseo incoherente y destructor.
(No es más rico quien más gana, sino aquel que menos necesita para vivir) “San Agustín de Hipona”.