(Francisco Javier Zambrana Durán – Centro Cultural Vicente Aleixandre)
Sus manos se mueven con agilidad. Aún más lo haría su moto, esa del 2015 que sigue utilizando para hacer historia en el mundo del Freestyle. Edgar, un lunes a las 12 de la mañana tiene las articulaciones doloridas. Llegó el domingo a las 11 de la noche de A Coruña. Sueño tal vez tenga. En los días fríos no está del todo. Pero continúa, cueste lo que cueste.
Torronteras lucha, ha luchado toda su vida por conseguir sus aspiraciones. Desde los tres años. Hasta los treinta y nueve. Sabe que debe hacerlo. Ninguna otra cosa le servirá para encumbrarse en un deporte que apenas se tiene en cuenta en su país. Él miedo no tiene. Nunca lo tuvo. Ni lo tendrá.
Tampoco quejas vanas. Sí críticas. Sí coraje frente a quienes no le tendieron la mano. Y amor. Amor por lo que le hizo grande. Por volar en el aire. Por ser el más grande del planeta en lo suyo.
Yendo hacia la parte de lesiones un poco, ¿qué lesión te dolió más y de cuál te ha costado más recuperarte?
“La que sigue haciéndome daño, sobre todo en los días fríos, es el tobillo izquierdo. La rodilla se me suele hinchar, porque no tengo ligamento anterior cruzado ni meniscos. Otras cosas como el fémur, llevo una varilla con un tornillo en la cadera. Aún arrastro una placa en la clavícula con siete tornillos y otro clavito en el tobillo derecho.
Costillas, escafoides, dedos, metacarpianos, cúbitos… Costillas casi todas. La última fue el año pasado, me rompí siete costillas, dos desplazadas, perforación de pulmones. Pero perforaciones de pulmones he tenido dos veces. Traumatismos craneoencefálicos he tenido varios. Pérdidas de conocimiento varias más. Tengo L1 chafada, sacro. Tibia y peroné fractura abierta. Dedos del pie. La rodilla izquierda está que tela marinera”.
Podemos concluir que es un poco peligroso, ¿no?
“Bueno, pero, a ver, yo porque también en la era nuestra no teníamos la facilidad que hay ahora. Ahora existen piscinas de espuma, airbags para practicar, etc. Allí era o la gloria o el hospital, y al hospital fui varias veces. La gloria la tuve muchas más, pero el hospital varias”.
¿Cómo le defines a tu hija el deporte que hace su padre?
“No se lo he tenido que decir, porque ya lo lleva desde pequeñita. Ahora que tiene cinco añitos, la semana pasada le enseñé otro vídeo para ir recordándole de cuando era más pequeña. Ella lo relaciona con que es cuando papi se va al trabajo. Le enseñé cómo lo hice paso por paso, de cómo cogí las maletas, cómo llamé al taxi, cómo preparé la moto, trabajé, etc. Le encantó. Ahora encuentra el concepto y comienza a entenderlo. No he tenido que explicarle realmente, porque ella es una niña que desde los dos añitos la metí en el túnel del viento, porque yo hago paracaidismo. Bueno hago muchos deportes extremos porque estoy titulado en 23. Hoy saldrá del colegio y bueno… Hoy no porque está mi madre. Está la llalla y, como la ve muy poco, le puede. Pero si no lo que tengo que hacer es tener la moto preparada, su quad, con gasolina para dar vueltas”.
¿Con ella?
“Ella sola”.
¿Apunta maneras?
“Bueno, va haciendo. Esto es para que disfrute, pero no le voy a inculcar nada. Lo que ella quiera”.
La historia de este deporte y de tu familia con este deporte es crucial, ¿cómo llegó esta disciplina a España?
“El que comenzó aquí la movida fui yo en todo el mundo. El primer mortal vino en el 2002 o 2001, hasta ahí era yo el que mandaba. Inventaba trucos y me copiaban. A raíz del mortal lo que han ido creando es que lo que se hace saltando recto, se hacen haciendo un mortal. Ya hay rampas con mecanismos para hacer mortales hacia delante, con distintos ángulos para hacer dobles y triples mortales, pero eso hay dos o tres personas en el mundo que lo han hecho. Es una estupidez.
Hacer un triple mortal es llegar a una altura de 25 o 26 metros en la cual te puedes estrellas. Aquí no hay medios para ello. Esto lo han hecho en casa de Pastrana con airbags, movidas y mucho dinero. Porque esto es lo que siempre digo, que yo nací en España, entonces no…”.
¿En otros países cómo es?
“Si yo hubiera nacido en América pues tendría una vida resuelta, sería admirado y reconocido por todo el mundo. El día de mañana si tengo que hacer proyectos, montar escuelas y tal, todo tiene una vía de salida excelente, te ayudan, te apoyan, las marcas apoyan un montón, todo se televisa. Todo tiene una igualdad”.
Y aquí has sentido que con este deporte no ocurre.
“Bueno, aquí nunca lo ha habido. No es que no lo haya sentido. Aquí es el fútbol, las motos, la Fórmula1, el tenis con Nadal y cuatro cosas, y el salsa rosa. Y el politiqueo. Y a pagar. Y o te espabilas o medio tal, porque yo soy mileurista, igual que todo el mundo. A intentar sobrevivir hasta final de mes. La diferencia es que en mi caso me juego la vida y otros tienen que trabajar ocho horas, o diez cada día”.
¿Las marcas en qué te ayudan?
“Si te ficha una marca, que aquí en España no va a ser el caso, en Europa hay pilotos peores que yo que tienen muchas más ayudas. Pero claro, como yo soy español no me va a ayudar el de Francia. ¿Sabes? Cuesta mucho. Yo tengo Alpinestars porque me ficharon desde muy chico y me ayuda en la ropa, y Monster, que se suele fijar en el mejor de cada país. Se fijó en mí, que soy el mejor del mundo. Soy el único que va con Monster en Europa”.
En España, cada uno tira por su sitio en este deporte…
“Se busca la vida como puede. Al igual que tú, que aquel y que el otro. Y el capo del pueblo se cuelga las medallas y se gana la fortuna de los demás. En España, los otros, los de arriba, se llevan todo. Yo es que no entiendo de política, es más, ni he votado… Ayer vi en la tele eso y cambié de canal. Me la pela.
Vida solo tengo una, y no se compra en el supermercado. No me van a dar estos vidas ni nada. Yo he nacido para vivir la vida, no para estar viviendo en el sistema que ellos quieran. Para nada. Me la pela. Me da igual. Los ignoro. ¿Me van a meter en la cárcel? ¿Qué he hecho? ¿He matado a alguien? ¿Por un billete? ¿Por un trozo de papel? Que les den. Me la pela”.
¿Cuándo tú sales a una pista cómo ves esto? ¿Como tu trabajo?
“No lo miro así. Cuando yo voy a montar en moto, monto porque me gusta, porque quiero hacerlo bien y no que me pagan poco. Yo lo hago, e intento hacer mis extensiones de los trucos mejor, intentar darlo todo siempre currando a tope. Le pongo todo mi empeño, pero no lo miro como mi trabajo. Me van a dar el mismo dinero o menos. Cada vez es menos”.
Este deporte es caro, ¿no?
“Pff…”.
¿Cuánto vale una moto y lo que te tienes que poner cuando compites?
“Yo qué sé. Sí que es verdad que el tema de preparaciones y piezas me las facilitan desde Francia, porque aquí nada. Una moto a lo mejor vale 20 o 30 mil euros. Sobre todo, las suspensiones que yo llevo, que son de Japón, pues vale cada barra siete y ocho mil euros. Pero las necesito”.
¿Qué valores te ha dejado este deporte durante toda tu vida?
“Felicidad. Felicidad y vida. Si es que es lo único que merece la pena. Hasta que el cuerpo aguante seguiré haciéndolo. ¿Qué haces si no?”.
Cuando llegue la hora de retirarte, ¿qué proyecto tienes planteado?
“Ninguno. No me preocupa. Cuando llegue el momento ya se verá. ¿Qué me voy a preocupar en qué voy a hacer cuando me retire? A lo mejor, cuando me retire no puedo hacer nada, porque no me puedo ni mover. Tampoco me va a pagar el Estado ni un duro. Sí, pago los autónomos y esas mierdas para poder trabajar, pero pago lo mínimo. ¿Qué me va a quedar una pensión de trescientos pavos? Perdona que hable tan claro, pero soy muy claro hablando.
A mi padre le han hecho un trasplante de corazón. Se ha pegado toda su vida pagando. Estuvo siete años tomando pastillas, y, cuando estaba a punto de morir, llegó un corazón y se lo cambiaron y no hubo rechazo. Cuando fue a que le dieran algo por toda la vida trabajando le dijeron: ‘Presénteme usted los últimos quince años cotizados’. ‘Hostias, los últimos quince no pude, porque estuve enfermo’. ‘Pues cobra usted doscientos euros’. Vamos, hombre”.
¿Sientes que esta disciplina puede aportar algo a quien lo vea?
“A ver, no es que le vaya a aportar ver o no un show. En esta modalidad del freestyle, le puede aportar lo que cada uno elige. Es un deporte digno. Es bonito si lo practicas. Tiene sensaciones que no te va a dar otra cosa. Que cada uno haga lo que quiera, pero que hagan deporte y vivan la vida. Al fin y al cabo, no hay una cosa que es más importante que pueda hacer el ser humano. La cosa más importante de la vida es que siempre que te caigas y te puedas levantar, hazlo y vive a tope, al máximo. No hay frase más importante”.
¿Esa es la que te define?
“No, esa es la que define a todo ser humano. Esa es la que tiene que definir a todo ser humano. Mientras te caigas y te puedas levantar, hazlo. Y vive a tope. Porque vida solo hay una y no se puede comprar en el supermercado. Te morirás. Tú, yo, el de Hacienda, todos. Hasta que pete la Tierra, porque la llevamos mal. Petará y no quedará nada”.
Nos has abierto los ojos. Mañana vamos a seguir viendo a menos que nos pase algo. Bueno, aunque con el casco que tienes aquí [coge el casco] poco puede pasarte.
“Esto es la hostia. El mejor casco del mercado. Esto es lo mejor que hay. Aquí tengo todas las medallas que he ganado. Una prueba de Las Vegas, en la que tengo podios. Medalla de bronce en Austin, medalla de Austin, Barcelona, etc. A ver, yo tengo una cosa que no tiene nadie en el mundo de lo mío, que es el Óscar de los deportes. Se llama La Divina. Es La Divina de los deportes extremos. Es una chica que se hizo una vez y lo gané yo. En mi casa está, en mi museo, a ver si lo cascáis…”.
Realizado por: Francisco Javier Zambrana Durán (@neyfranzambrana/Francisco Zambrana).
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