El barrio de La Alegría celebró en el día de ayer una solemne misa en honor a la Virgen de la Esperanza, que tuvo lugar en la Ermita de El Alamillo y el acto de culto se desarrolló siguiendo los estrictos protocolos de prevención frente al Covid-19. A la celebración de la liturgia acudieron numerosos vecinos, entre ellos, el alcalde Joaquín Villanova, junto con la concejala de Asuntos Sociales, María del Carmen Molina, y el edil de Fiestas y Turismo, Andrés García.

Las representantes de la Asociación de Fieles de la Virgen de la Esperanza también organizaron una recogida de alimentos para los más necesitados, que se llevará a cabo durante todo el fin de semana para quien desee colaborar con la causa. Dos miembros del colectivo organizador, Isabel González e Isabel María Benítez, apuntaron que estaba siendo un año muy difícil y aún más con la cancelación de las fiestas del barrio de la Alegría, pero aseguraron que cuando vuelva todo a la normalidad, organizarán las fiestas con unas altas expectativas.

Por otro lado, el primer edil Joaquín Villanova afirmó que sería una misa emotiva por las circunstancias a las que hay que enfrentarse como consecuencia de la pandemia, pero mandó un mensaje de tranquilidad a todos los vecinos del municipio, puesto que hay que confiar en que pronto se superará esta crisis sanitaria.

Además, destacó que el barrio de la Alegría ha mostrado su solidaridad y su gran labor realizando una recogida de alimentos, por lo que se demuestra que son un barrio unido que no sólo se centra en la organización de sus fiestas.

La misa se realizó al aire libre, en las inmediaciones de la Ermita el Alamillo, para facilitar que el público asistente pudiera mantener la distancia social de seguridad, de acuerdo a las recomendaciones establecidas por las autoridades sanitarias.

A pesar de las restricciones, todo el barrio y su entorno demostró el cariño y la devoción por la sagrada titular, conscientes además de que las fiestas anuales, con procesión y verbena, no se podrían realizar, pero han valorado muy positivamente el carácter solidario que se le ha imprimido a la fiesta.

La Virgen de la Esperanza lucía sus mejores galas, ya que estrenaba numerosas novedades y  detalles regalados y confeccionados con mimo por Pablo, su vestidor.