“EL VOTO DE LOS CATÓLICOS”

Francisco Vázquez y Vázquez que fue embajador socialista ante la Santa Sede, y católico practicante, ya de baja del partido socialista desde el año pasado, titula así el artículo que ha publicado este domingo pasado. Advierte éste a Pedro Sánchez que su intento de “revisar” (anular, claro) el Concordato con la Santa Sede es fruto de su ignorancia, como la tiene en otros aspectos, porque tal concordato ya no existe. Se derogó. Sólo hay unos acuerdos con la Iglesia Católica exactamente igual que con las demás religiones. Y que disfruta de las mismas excepciones, que no privilegios, que ellas, como los sindicatos, partidos políticos, etc., como organizaciones sin ánimo de lucro. Con la diferencia de que La Iglesia se autofinancia y no recibe nada absolutamente del Gobierno, cosa que está por ver en los sindicatos y partidos políticos.
Le acusa de querer revivir el anticlericalismo del pasado que conlleva ese espíritu de “la quema de conventos”. Y esto por exponer en su programa, como prioridad, esa revisión y la eliminación de la enseñanza religiosa, en consonancia con toda la izquierda, una verdadera persecución contra la Iglesia Católica, en especial, porque de las demás religiones no dice lo mismo, en especial la musulmana que es mejor mirada que la católica.
Eliminar la religión católica en la enseñanza, y hasta en general, según su programa, es, incluso políticamente, una actitud absurda, contraproducente y denota una grave ignorancia y menosprecio a los católicos de su partido, que los hay, como en todos y casi todos los partidos. Que llevan a sus hijos a colegios de religiosos. Se confunde religión con catequesis. Ésta es propia de las parroquias, donde se enseñan las prácticas, la oración, los sacramentos, etc. Aquélla, es parte esencial de la educación integral del alumno. Porque la misma Europa no se entiende sin la religión católica. Europa debe su origen, unidad y construcción a sus raíces cristianas. A pesar de sus defectos, pecados y miserias, como humana que también es, como toda sociedad, sin olvidar sus santos y famosos personajes religiosos y seglares, ella es la que dio conformación a la Europa actual con el arte, la pintura, la arqueología, la música, la literatura, creando sólo ella las primeras universidades en Europa y América, con la transmisión de la cultura clásica greco-latina por medio de los monjes copistas de San Benito, patrono de Europa. El conocimiento, que no catequesis, de su historia, de su doctrina, es cultura necesaria.
En plena campaña electoral y en vísperas de las elecciones generales, hay una coyuntura, una urgente necesidad, una imprescindible reacción y actitud de los católicos. “No se puede encender una vela a Dios y otra, al diablo”. No se puede servir a Dios y a los enemigos de Dios. Un católico, sin odio y respetando las demás opciones políticas, no puede ni debe votar a un partido que persigue, ataca y quiere eliminar la religión católica. Así de claro. “Ser o no ser (católico). Ésa es la cuestión”. Como dice San Pedro en su carta: “Hasta ahora no habéis luchado hasta la sangre en vuestra lucha contra el pecado”, (y apoyar a un partido que persigue y quiere eliminar la religión católica, a la Iglesia, lo es). Por esta fe, que supone y manda amar a nuestro prójimo, aunque sea nuestro enemigo, es por la que están derramando, hoy, su sangre muchísimos cristianos en muchas partes del mundo. Y no vale decir que apoya a ese partido menos en lo de la religión. Porque, de hecho, se es cómplice.
El católico tiene el derecho y el deber de votar, como todos los demás. Pero de votar en conciencia. Porque todos se suponen que votan según su conciencia, sus ideales, sus criterios, sus convicciones, y nadie puede ni debe negarle ese derecho. Y el católico exactamente igual. Debe votar según su conciencia de católico. Eliminar a la religión católica, a la Iglesia, que somos más de mil quinientos millones de católicos, supondría, entre otras muchas cosas, eliminar de la sociedad servicios que no podría suplir un gobierno, ni con voluntarios, ni con dinero. Unos treinta y tres mil millones de euros, se calcula. Como servicios sociales, caritativos y educativos, Cáritas que atiende a millones de parados, desahuciados, con trabajos, viviendas, medicinas…; colegios de huérfanos, leproserías, hospitales, colegios, universidades católicas, asistencia a desahuciados, presos, y expresos, drogadictos, madres solteras… Y esto sólo en España.
Hay quienes se reconocen católicos, pero no practicantes. Por comodidad, dudas, ignorancia y otras circunstancias. Dios, Jesús, tiene con ellos una especial misericordia y amor, porque en medio de tantas dificultades de la vida, tienen el valor de reconocerse creyentes católicos, y quizás de mejor conciencia y conducta que otros “practicantes”, que no todos, claro. A estos dice de Jesús la Escritura, que “no apagará la mecha que aún humea, ni quebrará del todo la caña cascada”. Es la misericordia de la que habla tanto este Papa. Puede que en las vísperas de estas elecciones generales y de la Navidad “católica”, sea el momento de reavivar esa llamita que aún humea, esa fe, y ese amor que en el fondo de su corazón todo buen católico, saliendo con valentía, de esa duda de “ser o no ser”. “No se turbe vuestro corazón ni se acobarde”, ya nos dijo Jesús.