(Esperanza Mena Saenz)

Quiero ser, una humilde golondrina

para anidar en el tejado de tu casa

y decirte que te quiero vida mía

como el rocío ama a su mañana.

 

Despertarte con mis trinos cada día

y tocar con mis alas tu ventana

para que te asomes y me mires

y una sonrisa de tu boca salga.

 

Que te guste el negro color de mi plumaje

y mi pecho blanco como el nácar…

se parecen a mi alma triste y sola

que por amor, todos los días se escapa.

 

A  tu puerta rendida, ¡enamorada!

igual que golondrina mensajera

me posaré cada día en tu ventana

esperando que ese día tu me quieras.

 

Y tus ojos que miran con el alma

a través del cristal de tu ventana

se fijen en la humilde golondrina

que con sus alas sin parar te llaman.