La imaginación a la hora de copiar en los exámenes no tiene límites. Las nuevas tecnologías han propiciado que pueda ser mucha más sencillo hacer trampas.

Es algo a lo que los profesores tienen que enfrentarse todos los días. Muchos alumnos se dedican a hacer trampas en los exámenes. ¿No sería más fácil estudiar? Tal vez sí, pero parece que a los alumnos que hacen trampa les resulta más sencillo hacerse lo que se conoce como “las chuletas”.

El miedo de que te pillen ya no es tan grande como hace algunos años. Los métodos para copiar han ido evolucionando y han mejorado en comparación con las técnicas utilizadas hace unos años.

El uso de la tecnología ha abierto una gran puerta a que los jóvenes mediante Desarrollo App son capaces de conseguir copiar sin ser descubiertos. Muchos colegios, universidades e institutos prohíben el uso de tabletas y móviles durante las clases, pero claro, ahora la tecnología a llegado a estos sitios. En muchas zonas los alumnos usan los ordenadores para estudiar y tomar notas. Nadie puede saber si realmente están siguiendo las explicaciones del profesor, o si están probando a descargar Uber para Android para poder volver luego a casa o cualquier juego que esté de moda.

La evolución en las técnicas para copiar

Los que sean más mayores se acordarán de cómo se se copiaba antes de entrar en el siglo XXI. Los jóvenes que no habían estudiado para un examen, se apuntaban datos en las manos o en los brazos. Cuando el profesor no miraba, aprovechaban para leer lo que habían apuntado. Casi, que solo con haber escrito esas “chuletas” se podían quedar con las respuestas.

Se sentían los nervios en aquellos que necesitaban copiar para aprobar un examen. Algunos sudaban y cada vez que el profesor pasaba cerca de ellos, se echaban a temblar o se ponían colorados pensando que les había pillado.

Otros estudiantes lo que hacían era, llevar un pequeño papel donde estaban escritas algunas respuestas. Muchos tenían una gran imaginación. Lo metían dentro de la capucha del bolígrafo. Lo ponían por debajo de la hoja del examen, o en la cajonera que servía para colocar libros y cuadernos. Otros menos avispados, preguntaban al compañero o trataban de mirar por encima lo que estaba escribiendo.

Pero, llevamos a la era de la tecnología y todo, hasta copiar en los exámenes se ha vuelto mucho más sofisticado. Mediante el móvil, un compañero va pasando por mensajes las respuestas. O mucho mejor y más fácil, sin querer dar ideas, pinganillos para exámenes. Con estos audifonos solo hay que colocarlos en el interior de la oreja para poder escuchar fácilmente las respuesta que te vaya dando quien esté al otro lado del pinganillo exámen. Muchos encuentran pinganillo exámenes en Territorio Espía. Esto es más difícil de detectar si no se hace un examen de orejas antes de entrar en la clase.

La tecnología ha traído muchas cosas buenas, pero también se pueden usar para actividades fraudulentas, como hacer trampas en los exámenes. Lo peor, aunque no lo crean, es para los alumnos que hacen las trampas. Quizá piensen que se están haciendo un favor porque aprobarán, aunque no sea justo, y sus padres no les echarán la bronca por suspender. Pero irán pasando cursos sin aprender.

Ayudarles a tener gusto por el estudio y la lectura

Sacar un curso mediante técnicas reprobables como hacer trampas y copiar, no es de ningún beneficio. Hay que enseñarles a los jóvenes desde pequeños, la importancia de estudiar y esforzarse por conseguir algo.

También es importante que tengan gusto por la lectura, cuando esto es así, les cuesta menos coger un libro. La tecnología también ha puesto más al alcance poder descargarlibros.top. Empezar por lecturas ligeras puede enganchar a los más pequeños a la lectura.