Leíamos el otro día en la prensa una curiosa noticia: “La Junta nombra comisionado para el Cambio Climático a un ejecutivo de la empresa malagueña Sando” (1). En principio no parece nada raro: de hecho SANDO ha recibido varios premios durante su larga trayectoria (2). Sin embargo, si indagamos un poco, vemos que la empresa SANDO, muy bien tratada históricamente por la Junta de Andalucía en cuanto a concesiones de obras, no es la más modélica de la región pues tiene abiertas varias investigaciones por irregularidades diversas (y no menores precisamente) relacionadas con importantes obras en el puerto de Málaga fundamentalmente (3). Destaca en particular la acusación de construir un atraque para buques en el dique de levante con menos pilares y de menos grosor que los incluidos en el proyecto que llevó al fundador de SANDO a declarar como imputado (4) y cuyo juicio está ahora en marcha y pendiente de sentencia (5). Podría pensarse que estas presuntas irregularidades nada tienen que ver con el cambio climático y que, por tanto, el hecho de que el nuevo comisionado haya sido un directivo de SANDO desde hace casi 30 años es irrelevante. Sin embargo, esta empresa tiene sobre sí una condena firme que no la deja en buen lugar en temas ambientales. Veamos.
En octubre de 2005, en sentencia firme, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía cerró la cantera de Troconal, propiedad de SANDO, junto a otras tres canteras también ubicadas en Alhaurín de la Torre, por haber estado explotando la sierra de forma “ilegal y clandestina” (según dice la propia sentencia) durante décadas (6). En concreto, la cantera de SANDO muestra un criterio de explotación completamente ignorante de cualquier eventual restauración pues generó un tajo vertical de más de 100 m de altura que hoy, 15 años después, permanece a la vista de todos para vergüenza de los alhaurinos. SANDO no ha mostrado el más mínimo interés hasta el momento en restaurar la cantera ilegalmente explotada y restituir así la legalidad vigente antes de su irregular y ya lejano inicio de actividad.
Independiente de que son importantes emisoras de partículas en suspensión cancerígenas (PM10 y PM2.5), las explotaciones mineras a cielo abierto son particularmente contaminantes en cuanto a emisiones de carbono pues la maquinaria empleada para extraer y mover grandes masas de árido internamente así como su transporte a los destinos finales suponen enormes consumos de combustible y, por tanto, de emisiones de CO2 a la atmósfera. Por tanto SANDO, más allá del impacto ambiental directo que supone la destrucción de la sierra de forma ilegal , ha estado emitiendo carbono a la atmósfera durante las décadas en que la cantera de Troconal ha estado explotando la sierra ilegalmente contribuyendo así al incremento del efecto invernadero que causa el Cambio Climático. Todo ello de forma «ilegal y clandestina».