dependent-826332_640Las personas están descubriendo que aprender a vivir con más amor y perdón es aprender a vivir sin artritis.

Algunos años atrás, una amiga y yo visitamos a su abuela. La conversación de la abuela con nosotras estuvo plagada de resentimiento. A pesar de que no recuerdo actualmente qué cosa la angustiaba, aún tengo una fuerte impresión de cómo sus manos estaban retorcidas con artritis.

Y me pregunté si sus manos estarían mejor si ella pudiera perdonar, en vez de relatar, su dolor.

Esta pregunta sin respuesta resurgió recientemente, cuando leí que la artritis logró el primer puesto en un exhaustivo estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) sobre las enfermedades crónicas diagnosticadas de mayor incidencia en personas de 65 años en adelante. Sorprendentemente, la artritis tuvo más más del doble de incidencia que la siguiente enfermedad más común.

A medida que mi corazón estaba con los que sufren de esta forma, pensé en la abuela de mi amiga.

¿Podría existir un remedio espiritual para resolver este resentimiento, amargura y frustración que usualmente parece acompañar a la vejez, y podría de este modo tener algún efecto en la artritis?

Descubrí rápidamente muchos libros, artículos y testimonios personales de aquellos que han sanado de artritis por efecto del perdón, oración o asesoría espiritual.

Aquí hay una muestra de mis hallazgos:

En The truth about forgiveness [La verdad sobre el perdón], la autora Wendy Bussell comparte, “Mi doctor de familia dijo: ‘Wendy si no tratas del pasado y de los resentimientos que tienes, serás una inválida por la artritis en el momento que cumplas 45 años”. Como un capellán, ella dejó que su fe la guiara a una relación más grande con Dios, que resultó en encontrar el perdón y liberarse de artritis.

El Dr. Martin Luther King, Jr. en La fuerza de amar escribió, “La ciencia médica revela que tales padecimientos físicos como la artritis, úlcera gástrica y el asma en ocasiones han sido estimulados por amargos resentimientos. La medicina psicosomática muestra cómo un profundo resentimiento puede traer como resultado un deterioro físico”. Y luego cita a Jesús, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

La revista semanal inspirativa, Christian Science Sentinel, publicó ese relato de Wilbur Jenkins: “Estaba casi completamente inmóvil. Llamaron a los especialistas de la medicina y diagnosticaron la condición como artritis reumatoide. Me dijeron que era incurable. Mi familia, que es profundamente religiosa, me llevó un artículo de una revista protestante. En este, el autor relató cómo había aprendido a vivir con artritis. ¡En ese momento decidí que iba a aprender a vivir sin artritis!»

Pero, cuando Wilbur volvió a casa, lo primero que hizo fue llamar a una persona que practica profesionalmente la Ciencia Cristiana. Él relata, “¡Siempre recordaré su amable insistencia en que yo debía amar más! Me recomendó que estudiara el Sermón de la Montaña, especialmente el verso en donde Jesús dice: «…yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y persiguen”.

“Aprendí a pensar sobre el amor como una actitud mental de estar de rodillas en un humilde perdón y compasión por mi prójimo”.
A medida que continuó estudiando la Biblia y un libro afín, ”Ciencia y Salud con Llave de las Escrituras”, por la destacada sanadora cristiana Mary Baker Eddy, su artritis desapareció. Volvió a sus actividades normales y cierra su relato al comentar: “Estoy trabajando día a día para aprender a amar más».

Estos ejemplos nos dan esperanza de que también podemos aprender a amar más y a perdonar. Y así, después, ¿por qué no encontrar también con una libertad más grande de pensamiento y movimiento?»

 

Linda Ross es columnista independiente que escribe sobre la relación entre el pensamiento, la espiritualidad y la salud, como Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana en Connecticut, EEUU.