Survival critica el ‘peligroso sinsentido’ del nuevo libro de Jared Diamond que entraña el riesgo de hacer retroceder décadas el avance en los derechos humanos de los pueblos indígenas.
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(Jmm Caminero) Imaginemos que existan en el mundo diez mil periódicos, entre digitales y en papel, y en ambos medios, e imaginemos que cada día, cada periódico publique o edite cinco artículos. Por consecuencia se publicarán en el mundo, unos cincuenta mil artículos periodísticos de opinión y similares en el mundo cada día. Supongo que me quedo corto, si ampliásemos al formato columna, editoriales, etc. Pero la cifra nos sirva para empezar a hacer unas reflexiones… ¿Qué sentido tiene un artículo periodístico o de opinión? ¿Para qué sirve, cuáles son o deben ser sus límites…

Por supuesto que pueden existir, de hecho existen, diversos tipos de artículos según autores, y según redacciones e ideologías de los periódicos. Por tanto, existen temáticas de todos los colores, formas, estéticas, contenidos dependiendo esencialmente de tres niveles o áreas o escalas: los autores y su pensamiento o necesidades vivenciales o fines o metas, las redacciones de los periódicos junto con sus promotores y sus líneas ideológicas, y en tercer lugar, el público, en general, el público que consume-lee-piensa-medita ese medio de información concreto, y ese artículo en particular.

Teniendo en cuenta estos fundamentos podríamos fijarnos en algunas características, entre otras, de esta cuestión:

– Sin negar la amplitud temática posible de esté género literario-periodístico, y sin negar la amplitud enorme de estéticas posibles, si creo que un artículo de opinión o periodístico, es una especie de microensayo o de miniensayo. De tal modo, que estaría dentro de “ese género o subgénero”, algunos dirían un ensayo de mil o mil quinientas palabras.

Al decir, ensayo o microensayo o miniensayos o mini-microensayo, ya estamos fijando multitud de variables, características, posibilidades, limitaciones, certezas, errores, etc.

– A mi modo de ver, otra característica esencial, es esa mezcla de individualidad o de personalidad del autor, el que escribe o firma ese artículo, pero al mismo tiempo, busca la objetividad. O el mayor grado de objetividad posible. Ya sé, que los artículos pueden ser muy tendenciosos, y solo ven, siempre lo bueno en un lado, lo menos bueno en el otro.

Pero no entiendo-comprendo el artículo de ese modo, diríamos demasiado tendencioso, creo, que un artículo y un articulista, es un escritor-pensador-periodista, que esencialmente debe buscar la verdad o el mayor grado de verdad posible, y el mayor grado de bien y de bondad posible. Es decir, debe pensar que el interlocutor, tiene un grado de inteligencia y de conocimientos suficientes, y tiene que pensar que las tesis que defiende o no defiende, deben ser tratadas, con humanidad y racionalidad y sentido común y prudencia. Es decir, el interlocutor, piense del modo igual o diferente al propio, merece un sumo respeto. Por lo cual, un ensayista, en este caso de miniensayos, que llamamos artículos, debe pensar que el lector, piense igual como él o ella, o piense diferente como él o ella, tiene también un trozo o aspecto de la verdad, la mesa se puede percibir desde muchos ángulos, y todos los ángulos tienen algo de razón, aunque ciertamente, la función del pensador-escritor-periodista, es intentar unir todas las perspectivas para expresar la silla con todos los contenidos posibles…

Reconozco que me desagradan esos artículos que son demasiado agrios, demasiada acidez, demasiado vinagre, sea en el fondo o sea en la forma, sea en el contenido, sea en el continente. Creo que se cazan más moscas y avispas y hormigas con miel que con vinagre.

– Entiendo el artículo periodístico, como aquel medio, que al tratar un tema, no puede recapitular todas las opiniones e ideas e ideologías sobre ese tema o cuestión, pero al menos, amplifica a varias posibilidades, aunque sea, con algunas o pocas palabras, aunque sean pocas. Y el articulista intenta, como dirían los maestro viejos griegos, “una filosofía que no intente curar algún mal, no es una filosofía”. Entiendo el artículo como ese modo de intentar, dar alguna sanación o alguna curación, alguna perspectiva nueva o alguna matización o algún dato, que pueda dar esperanza de curar alguna enfermedad, dolor, sufrimiento de la realidad humana…

– Creo que desde la adolescencia llevo leyendo y pensando artículos, recuerdo que el primer libro, que yo compré por mi propia voluntad, sin saberlo fue de una recopilación de artículos periodísticos. Por consecuencia, he leído y pensado y meditado y me han influido articulistas de todos los colores, ideologías, y de ya bastantes décadas, de distintos medios periodísticos, con distintas orientaciones… Por lo cual, a todos, a todas las personas que han escrito artículos, me hayan gustado más o menos, sé que les debo algo. Aquí me gustaría aprovechar este homenaje para todos y para todas. Sin negar todas las lecturas de todos los tipos de libros y de todas las materias diversas y disciplinas científicas y filosóficas y literarias y religiosas-teológicas y estéticas-artísticas que la vida te ha traído, en mayor o menor grado de profundidad. Más todas las conversaciones humanas que uno ha ido teniendo. Más todas las observaciones de la existencia. Más toda la información de todos los medios de comunicación. Más todas las introspecciones hacia uno mismo. Y si existen las realidades metafísicas, pues tales entidades cómo te hayan influido. Sin negar las influencias de todas las culturas, dónde has metido los ojos, mucho o poco…

Todo esto lo indico, para que se perciba que en un simple artículo, pueden existir multitud de capas, de estratos, de ideas, de conceptos, de contenidos, de intereses, de fines, de dolores, de sufrimientos, de penas, de angustias, de experiencias, de vivencias, de lecturas, de y de… Por lo cual, reitero, agradezco a cientos y miles de personas, coetáneos y del pasado, que están de alguna manera dentro de estos artículos…

– Cierto es que los artículos que firmo, en general, artículos literarios-filosóficos, que analizan cuestiones de actualidad y de menos actualidad estarían en la línea de Alain. Cierto es, que apenas he leído unos cuántos artículos de este filósofo-pensador-escritor francés. Pero creo como él, creo como Hegel, que el periódico, los artículos pueden ser un medio, un modo, de “pensar y redactar cuestiones filosóficas y esenciales y metafísicas profundas, tomadas de temas o cuestiones rutinarias o menos rutinarias”. Elevar la hoja de periódico a metafísica, reinterpretando una de las famosas frases de Hegel…

Uno de los objetivos es que el hipotético lector de los artículos que escribo, intente llegar a un estrato más profundo de la realidad y en la realidad… No solo perciba los colores y adornos de fuera, sino también de los de adentro, algunas capas de dentro…

– No es mi intención en los artículos, llevarlo a usted a una ideología, de un color o de otro, no es mi intención, adular a nadie, ni criticar positiva o negativamente a nadie, sea persona individual, sea colectivo, sea ideología. Mi intención es intentar, algo de lo mucho que se ha reflexionado sobre multitud de temas, algo de todo ello, expresarlo o redactarlo con palabras. Y quizás, algo de esas palabras-ideas-imágenes conceptuales, puedan alimentar a alguien, puedan servir a alguien…

Mi intención, es que usted, que puede dedicar entre cinco y diez minutos en leer un artículo que yo firmo, usted no sienta que ha perdido el tiempo, que ese artículo le sirva para enriquecerle, en datos o en preguntas o en perspectivas o darle esperanza de solución, pequeña o grande a algún tema. No es mi intención escribir artículos para yo adularme a mi mismo, para mi vanidad o para mi soberbia, sino para servirle a usted, con mi pequeña verdad y mi pequeña bondad y la pequeña belleza de las palabras… No están mis artículos para yo mirarme al espejo, y decirme que listo y guapo e inteligente y culto e ilustrado y sabio soy. No. Un artículo es como un vaso de agua, para que el lector, beba y le sacie algo de su sed. Y el articulista quede en un segundo plano.

Pero no voy a engañarle, pienso que un artículo tiene sentido, si dentro de cincuenta años o dentro de cien, todavía puede decir algo, a las personas de dentro de tres o cinco o seis generaciones… Si un artículo o varios o unas docenas de artículos de los que he escrito, pueden cumplir con esta regla, y todavía dentro de cincuenta años, a alguien pueden dar luz, dar sosiego, ayudarle a ver mejor la realidad, preguntarse sobre lo real y lo no real, ayudarle a intentar ser mejor persona, a nivel moral y ético, y si puede ser más profundo a nivel metafísico y espiritual. Si cumpliese esas variables, y algunas más, quizás, entonces me pueda dar por satisfecho, y el tiempo dedicado, décadas al estudio y a la reflexión y a la observación, no hayan resultado perdidas…

Para terminar, solo quisiera decir, que cientos de ideas o datos o conceptos expresados en mis artículos pueden ser erróneos, por exceso o por defecto, por contenido o continente, por significante o significado, por estructura o por forma. Pero creo que nadie es perfecto, nadie tiene toda la verdad, ni toda la bondad. Por lo tanto, si en un tema o cuestión, usted cree, lleva la verdad y la razón, puede ser que usted la tenga y yo esté en el más profundo error, pero permítame que pueda continuar con mi error, hasta que el tiempo, las circunstancias, las vivencias, los datos, las razones me lleven a su verdad. Paz y bien y bondad y belleza y verdad y verosimilitud y racionalidad y prudencia y sentido común.

http://personal.cim.es/filosofía           © jmm caminero (26 noviembre 2016-07 enero 2017 cr).

Fin artículo 723º: “¿Para qué un artículo periodístico?”.