elpildorazo

By Pedro Monzon Nando – 05/09/2015


– Los políticos y los amigos de los políticos y los que hacen negocios con ellos y sus familiares, todos llevan siempre el pasaporte en el bolsillo interior de la chaqueta, en el bolsillo de las emergencias.


– Seducir a un hombre, es una empresa con tantos matices, que parece obra de un filtro o de un encantamiento.


– Muchas mujeres que quieren ser seductoras, se quedan en frívolas, en ligonas.


– Seducir burdamente, queda tan mal, como regalar diamantes falsos.


– La seducción tiene que estar apoyada en una gran inteligencia.


– A los hombres, hay dos cosas que les apasionan, el peligro y el juego. La mujer tiene ambas cosas, es un juguete peligroso.


– La principal tarea de la mujer seductora, es demostrarle a un hombre, que para ella, el , es lo más importante del mundo. Estamos todos tan deseosos de que nos hagan caso, que si alguien viene a decirnos que somos maravillosos, ya nos tiene en el bote.


– Pero tiene que ser una cualidad innata, no se puede fingir, si mentir en este terreno fuera fácil, políticos, predicadores, publicitarios, etc. serian seductores.


– Los hombres más razonables, los menos fantasiosos, cuyas vidas parecen tan bien trazadas, como un jardín francés, milimetrado y sin esquinas, sueñan con perderse en las oscuridades de esa jungla que es la seducción.


– Cuanto más inaccesible es una mujer, mas la sueñan los hombres. Las grandes seductoras, no brillan por su talento o por sus tetas o por su culo, brillan, por sus ausencias.


– El sentido común, que es el menos común de todos los sentidos, suele ser la tarjeta de visita de las personas inteligentes.


– El hombre visto por las mujeres, resulta poco complicado.


– También hay gusanos, en los panteones de mármol.


– Me gusta tener amigos que tengan mucho dinero, sino me dan nada, por lo menos estoy seguro de que tampoco me van a pedir.


– Entre todas las horas de todos los días de cada persona, hay algunas que son definitivas, importantes, dramáticas. Entre todos los minutos triviales que se viven al cabo de los años, solo cuentan unos instantes agudos que a su paso turban el corazón. Todos los que han perdido a un ser querido, entenderán mejor lo que digo.


– Pertenezco a ese vasto círculo de seres humanos que pensamos que curarse repentinamente de un dolor de oído, es un placer mucho más intenso que no haber tenido nunca un dolor de oídos.


– El corazón se suele cansar de todo, de amar, de sufrir, de ensimismarse, se cansa de esfuerzos prolongados y se cansa de alimentar cualquier fuego sagrado. Todos nos cansamos de todo y el corazón no iba a ser una excepción, hasta a veces se cansa de latir.