(Francisco Javier Zambrana Durán – Pizarra)

»Después de 40 horas en la bicicleta ni siquiera sientes las manos ni las piernas. Ya prácticamente tu cuerpo hace el gesto por seguir adelante». Observa en la televisión una de las etapas de La Vuelta mientras comenta su preparación para la última carrera, una tal Madrid-Gijón-Madrid que suma 1200 kilómetros. »Entreno cuando puedo. Trabajo de noche y no tengo todo el tiempo que deseo, pero si tengo que salir a las 2 de la tarde en verano, salgo».

Así es Javier Martín, un señor que un buen día decidió subirse en una bicicleta y emprender los caminos del señor a golpe de pedal. Bueno, mejor dicho, los caminos del Diablo. Y es que Martín ha sido partícipe de las carreras más duras del ciclismo de ultrafondo. »Completé la París-Brest-París en 82 horas hace tres años. Era el sueño de mi vida, y gracias a esa carrera me convertí en ultrafondista», comenta sin querer alardear en exceso de su gesta. »He corrido en toda Andalucía prácticamente. Este año he tenido la suerte de bajar 18 horas mi registro en la Madrid-Gijón-Madrid, pero me ha costado demasiado».

Vista de las zapatillas de Javier Martín

Javier fue el primer malagueño en completar la carrera más dura hasta el momento de ultrafondo en España. »La primera vez fuimos dos, pero solo la terminé yo. Invertí 88 horas en finalizarla, quedándome a tan solo hora y poco del corte final», destaca. »Mi trabajo quizá no me permite demasiado, pero intento siempre cumplir en torno a un 70% del entrenamiento», añade, ahora sí, con un orgullo todavía mayor, ya que aquel que conoce el deporte sabe que la clave de este es el entrenamiento.

»Creo que el ultrafondo es la recompensa a toda una vida de sacrificio. Es el paso final. No verás ultrafondistas menores de 30 años. Si los hay, son pocos», describe. Actualmente, a sus 46 años y después de 35 años en lo alto de dos ruedas, sus retos son mucho más ambiciosos, ya que ya ha madurado como deportista. »En algunas carreras he ido demasiado mal, pero he corrido porque tenía que hacerlo. Ya había pagado el viaje y estaba en el lugar. No podía echarme atrás».

Medallas de la París-Brest-París

Uno de los problemas principales que destaca de su deporte es la cantidad de capital que consume. »Una bicicleta como la mía cuesta 3000 euros, y no es una de profesional. Luego tenemos que añadir todo el equipo, lo que suma otros 600 o 700 euros. Cuando terminas de añadir tienes que desplazarte al punto de la carrera y alojarte, comer, etc. Es un deporte extremadamente caro». Además de ello, a diferencia de otros deportes de resistencia como el Trail Running, es necesario superar una serie de clasificaciones para optar a las carreras más grandes. »En Francia están las Randonnées, que son pequeñas carreras de 200, 400, 600 kilómetros que debes superar para inscribirte en la París-Brest. Cuando terminas te permiten acceder y el Ayuntamiento te cede una placa conmemorativa de las 4, así como de la de París si la terminas», describe con entusiasmo mientras muestra sus condecoraciones.

Conocer el ultrafondo es una de las curiosidades que más pueden atraer al público actual, sumido en el atletismo y en el crecimiento de otros deportes tradicionales con el auge de las redes sociales. Javier Martín es el perfecto ejemplo de ello, y es a quien hemos tenido el placer de conocer en esta entrevista.


Entrevista realizada por: Francisco Javier Zambrana Durán (@neyfranzambrana/Francisco Zambrana).