(DC Asesores de Imagen) Aún queda mucho para los duros días de invierno, pero los expertos ya apuntan a una bajada generalizada de las temperaturas que, no hay duda, también afecta a nuestra piel.
Otro factor es la hidratación, sí como los oyen, Lo normal es extremar la hidratación en verano porque todos sabemos que el sol, el agua del mar y las piscinas provocan sequedad; sin embargo, la época del año en la que nuestra piel pierde más agua es el invierno. El frío provoca una gran deshidratación cutánea, debido a la vasoconstricción de los capilares que éste provoca, se ralentiza la renovación celular, por tanto la capa formada por las células muertas aumenta e impide que la secreción sebácea llegue con facilidad a la superficie a lubricar y nutrir la epidermis, dejando la piel seca y sensible. Además la humedad relativa del ambiente baja a causa de la calefacción y provoca la evaporación del agua de la piel.
Importante: La limpieza diaria es el primer paso de belleza. Limpiar el rostro a diario contribuye a potenciar la efectividad de los productos que apliquemos después y a tener una piel más sana y cuidada. De hecho recomendamos 2 veces diarias, sé que es una pereza pero la piel lo agradecerá: Limpiar la piel dos veces al día: por la mañana para eliminar sudor, grasa, células muertas y restos de cosméticos de la noche anterior. Y antes de acostarnos para retirar el maquillaje, el polvo, la contaminación, los restos de cosméticos y todas las impurezas que se van depositando en nuestra piel a lo largo del día.
Cómo debemos hacer una limpieza de la piel.
La piel del rostro debe ser lavada e hidratada a diario (aunque no te maquilles a diario), pero después de llevar una capa de maquillaje todo el día, esta higiene es estrictamente necesaria. A pesar de que hoy en día todos los maquillajes incluyen agentes hidratantes y nutritivos, no hay nada como una limpieza natural de la piel para regenerar sus células muertas y hacerla lucir de nuevo joven y fresca.
(Hay que prestar una especial atención a la llamada zona «T» formada por la frente, nariz y mentón. La mayor parte de glándulas sebáceas del rostro se concentran en dicha zona y por ello se hace necesario una mayor cantidad de desmaquillante.
Leche limpiadora– Es la forma más tradicional, es una opción ideal para pieles secas y sensibles, resulta muy eficaz ya que arrastra hasta el maquillaje más cubriente. Es conveniente usar después un tónico para eliminar cualquier resto de leche limpiadora y aportar a la piel activos que refuerzan la acción del tratamiento.
La mejor forma de aplicarla es realizar un suave masaje presionando con las yemas de los dedos mientras hacemos movimientos circulares por el rostro, cuello y escote y a continuación la retiraremos con un algodón empapado en tónico. El tónico cierra los poros y devuelve a la piel su apariencia normal.
Limpiadores en crema– Ideales para cutis muy secos ya que a menudo están enriquecidas con aceites esenciales y aromas relajantes.
Se aplica mediante un ligero masaje y se retira con algodón o toallita de mano mojada en agua tibia.
Espumas– Con textura de mousse, resultan muy ligeras y proporcionan una sensación realmente confortable. Se retira con agua.
Aguas desmaquillantes– Se extienden sobre el rostro con ayuda de algodón. No hace 8 falta aclarado ni usar tónico.
Celes– Perfectos para mujeres con la piel normal, mixta o grasa, se aclara con agua.
Toallitas– Son muy prácticas y cómodas. Suelen dejar impurezas, es recomendable completar la limpieza con un tónico.
Limpiadores exfoliantes Combinan la acción limpiadora con un peeling tan suave que es posible usarla todos los días, ideales para las pieles de aspecto más apagado o los cutis con más impurezas, ya que evitan que la suciedad se instale en el interior de los poros.
Piel seca – Leche limpiadora y tónico.
Piel grasa – Loción desmaquilladora libre de grasa.
Para no tener o prevenir arrugas desmaquillarse y aplicar una hidratante dos veces al día.
¡tu cutis te estará muy agradecido!
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