
«Una sonrisa cuesta poco y produce mucho, no empobrece a quien la da y enriquece a quien la recibe, dura sólo un instante, pero su recuerdo perdura eternamente».
Charles Chaplin
Reír es una manifestación de alegría que definitivamente contribuye al buen estado de la salud física y mental.
Investigaciones han demostrado los enormes beneficios de la risa.
La Universidad de Maryland (EE.UU) ha mostrado que la risa mejora el sistema cardiovascular, disminuye la presión de la sangre y ayuda a incrementar la absorción de oxígeno en la misma.( http://www.umm.edu/news/releases/laughter2.htm)
¿Pero, podemos igualmente reírnos ante las dificultades que nos presenta la vida?
La tarea parece difícil, pero no es imposible.
Si albergamos continuamente pensamientos negativos que nos alteran y provocan desaliento, ira o preocupación, es difícil experimentar alegría. Si focalizamos nuestra atención con pensamientos de optimismo, esperanza, gratitud y amor a la vida, tendremos mejores resultados.
El Dr. Mario Alonso Puig, Cirujano General y del Aparato Digestivo en Madrid y experto en motivación, creatividad y comunicación, expresa en su libro Madera de Líder “que se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas”.
Esto radica en comenzar a cambiar nuestros hábitos de pensamiento, o sea, lo mejor es preservarnos de aquellos pensamientos que nos perjudican.
Lo que pensamos está relacionado con la manera en que vivimos. El humor, por ejemplo, cambia nuestro pensamiento y este cambio mental produce ajustes en nuestro cuerpo y en nuestra vida.
Hay una cita de La Biblia que dice: “Un corazón alegre es como una buena medicina”” (Prov. 17:22)
Cuando nos reímos, nos alejamos de los problemas que pretenden invadirnos; cuando dejamos de pensar en el temor, encontramos el camino para la sanación y el bienestar.
¿Qué más podemos expresar al dejar que nuestra alegría interior inspirada por el Amor, se desborde en formas que enriquecen tanto la vida como la risa, la salud, la solidaridad y la bondad? Estas expresiones deben rebosar en el afecto genuino por toda la humanidad sin ningún tipo de distinciones. Nos mantendremos alegres reflejando cualidades como: la humildad, la amabilidad, el optimismo y la solidaridad.
Estas cualidades espirituales señalan el camino hacia la alegría, hacia esa irradiación interior que refleja las energías de la Vida. La alegría verdadera es aquella que perdura antes las circunstancias adversas, porque no es superficial ni exterior sino real y parte de nuestro interior, como seres creados por el Divino.
Madre Teresa de Calcuta cierta vez dijo: “La alegría es oración, la señal de nuestra generosidad, de nuestro desprendimiento y de nuestra unión interior con Dios”.
Es interesante observar como la oración puede hacer parte tan naturalmente en nuestra vida y traernos tantos beneficios. La pensadora norteamericana Mary Baker Eddy sostiene que: “La ambición libre de egoísmo, los nobles motivos de vida y la pureza, estos componentes del pensamiento, al mezclarse, constituyen individual y colectivamente la felicidad verdadera, la fuerza y la permanencia” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras).
Ese sentido profundo y espiritual de alegría está siempre presente.
Aceptemos mediante una vida espiritualizada el fluir perpetuo del Amor divino que se manifiesta en nosotros a través de la alegría.
María Damiani escribe acerca de la salud y el bienestar desde una perspectiva espiritual y es Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana en España. Email: spain@compub.org Twitter: @compubespana