(Margarita Bokusu Mina)  Querid@ lector/a,  Son las ocho de la tarde del viernes, 13 de septiembre de 2013.

A última hora del martes, prometí a Chico López, editor de Diario Alhaurín, que para ayer tendría un artículo sobre la manifestación del pasado lunes, en Málaga, en contra de la guerra en Siria. Pero el miércoles estuve preparando una entrevista, de la cual daré parte por aquí próximamente y ayer jueves surgió un interesante imprevisto: el reencuentro con dos amigos después de más de una década…

Lo de escribir este artículo surgió espontáneamente, en una de nuestras conversaciones por chat. Más o menos le dije a Chico que por Facebook me había enterado de la convocatoria, de la manifestación, a las siete de la tarde en la Plaza de la Constitución, que había ido y tenía unas fotos. El anuncio por Facebook, que mantengo en mi muro, no indicaba quién la convocaba y me hice a la idea de que sería tan masiva como la del 2003 contra la guerra de Irak. Avisé a tres amigas por correo electrónico: una no asistiría porque tenía reunión familiar pero las otras dos me sorprendieron con su respuesta, al parecer no se atrevían a ir por miedo a que se produjeran altercados ¡Pero señoras y señores si en Málaga no los ha habido desde el siglo pasado!

Simplificando para quienes no se hayan enterado aún: en Siria hay un dictador y los rebeldes lo quieren echar. A dicho dictador lo apoya Putin desde Rusia y a los rebeldes Europa y EEUU. Pero existen otros intereses de por medio que pueden resumirse en: petróleo. La cuestión es que ya se sabe que en las guerras si hay quienes ganan son solo los de arriba, que no participan directamente. Así que, como decía un cartel que llevaba una señora: “¿Cuántas veces hay que decirlo? ¡Los pueblos de este mundo no quieren guerra! ¡No! a todas las guerras”.

A las siete y media, iba de camino y desde Calle Nueva, se oía movimiento en la Calle Larios. Cuando llegué me decepcionó ver a tan poca gente. Pensé que se pasaría por todo el parque para llegar a la Plaza de la Merced pero no fue así. El recorrido fue más corto. Llegamos a la entrada del puerto, es decir, prácticamente solo se recorrió la Calle Larios. Las personas que había eran de todas las edades. No se escuchaba el sonido de tambores… Al inicio de la pacífica manifestación se veían portadores de banderines del PCPE (Partido Comunista de los Pueblos de España), a la mitad también sujetaban una gran pancarta los del Partido Humanista. Una joven transmitía el mensaje de que “La guerra la ganan los que venden las armas”. La señora del cartel de “¿Cuántas veces hay que decirlo?…” debió dejárselo a otra persona pero la volví a fotografiar, junto a una amiga, con otro que decía: “La guerra para los ricos es negocio redondo; para l@s demás es muerte y sufrimiento ¡Otra vez no a la guerra!”. Llegamos al puerto y había un furgón de la policía con seis o siete agentes vigilando, uno de ellos nos grababa en vídeo, que es algo que en manifestaciones de antaño o no se hacía o se hacía menos descaradamente. Un joven, altavoz en mano, leyó un breve comunicado por la paz, mientras otros sostenían, tras él, una pancarta que decía “Contra la agresión imperialista en Siria. No a la guerra. Huelga.” Me hizo gracia ver que, entre dichos jóvenes se encontraba nuestro entrañable amigo “El Mocito Feliz”.

Os dejo con un extracto de un correo electrónico que recibí de Médicos Sin Fronteras el 28 de agosto: “El pasado miércoles 21, personal médico de tres hospitales de la provincia de Damasco a los que damos apoyo y con los que mantenemos una estrecha colaboración nos informó de que 3.600 pacientes llegaron a sus instalaciones en un periodo de menos de tres horas, de los cuales 355 fallecieron.

Los síntomas descritos por estos médicos son consistentes con los que se presentan tras una exposición a agentes neurotóxicos, extremo que, a día de hoy, no se ha podido comprobar científicamente.

Este último suceso se suma a una situación humanitaria catastrófica que sigue deteriorándose, afectando especialmente a los grupos de población más vulnerables: niños, embarazadas y personas con enfermedades crónicas.

Ejercer hoy la labor médica en Siria es extremadamente arriesgado y complicado. MSF trabaja con personal propio en seis hospitales del norte de Siria.

El apoyo inestimable de nuestros socios y donantes hace posible esta ayuda a los sectores más vulnerables de la población civil Siria.”

Es una manifestación que tampoco tuvo mucha repercusión en los medios pero me siento orgullosa de haber ido, para eso estamos. Paz y amor.

P.D.: Espero que le haya gustado este pequeño reportaje, me agradaría leer su opinión y aprovecho para recordarle que mi única fuente de ingresos es, a pesar de estar licenciada, mi novela que encuentra en: http://bit.ly/10XMSJX (Sobre cómo van las ventas, reseñas, entrevistas y demás: http://margaritabokusumina.blogspot.com.es )