(PALATAT) Desde la plataforma de afectados nos pusimos en contacto con la Fundación Vivo Sano para pedir la opinión de sus expertos sobre este tema, y esto es lo que nos contestó el Responsable del área de contaminación electromagnética Raúl de la Rosa:

Hola, buenos días, la situación que nos plantean, lamentablemente, es bastante frecuente, incluso en ayuntamientos que se han opuesto a estos mega proyectos que fundamentalmente pueden afectar a la salud de los vecinos y, además, suponer un grave e irreparable impacto medioambiental, paisajístico, turístico, económico, afectar a las aves, a la fauna y, en muchos casos, al patrimonio cultural y arqueológico, tal y como hemos visto en distintos municipios que trataban de frenar, o al menos a minimizar, el impacto que suponen estas gigantescas infraestructuras y las radiaciones que generan.

Las líneas eléctricas producen fuertes campos electromagnéticos que hace que no sea recomendable vivir en sus cercanías, y más a distancias tan cortas como las que nos comentan. El hecho de que la línea pueda ir soterrada en algunos tramos, no evita que el campo electromagnético afecte a su entorno y a las viviendas cercanas. Por lo que en ese caso también la distancia de seguridad recomendada que deberíamos adoptar entre la vivienda y la línea de muy alta tensión, sería en principio de un metro de separación por cada mil voltios de la línea; es decir, en este caso, 220 metros. Pero hay que advertir que, al enterrar las líneas de transporte eléctrico, se pierde el elemento visual de advertencia que indica el riesgo en relación a los campos magnéticos que producen.

Otro factor negativo de las líneas de alta tensión, es el efecto corona que genera moléculas de ozono (gas altamente tóxico y nocivo), con el consiguiente peligro que ello conlleva para las personas, animales e incluso para la vegetación. El efecto corona provoca, igualmente, radio interferencias, que pueden llegar a ser especialmente molestas para las personas que vivan en las cercanías de una línea, por los ruidos que pueden producir. Hemos comprobado valores superiores a 50 decibelios (dB) dentro de los edificios, lo que puede perturbar el descanso de sus habitantes, especialmente por las noches.

De cualquier forma, los resultados obtenidos en distintos estudios epidemiológicos proporcionan una base de que la exposición a los campos magnéticos, como los generados por líneas de alta tensión, aumentaba el riesgo de cáncer, relación especialmente evidente en la leucemia infantil. En base a ello, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), siguiendo el consejo de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) de junio de 2001, incorporó en el Grupo 2B los campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja (ELF), como son las líneas eléctricas, transformadores, etc. La OMS ha situado las radiaciones de alta y de baja frecuencia en este apartado de “posible carcinógeno” basándose en estudios de laboratorio y en epidemiología de personas que viven cerca de líneas eléctricas similares a las de este caso. Por su parte, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, también recogía esta creciente preocupación ciudadana por los posibles efectos nocivos de los campos electromagnéticos. A través de la Resolución 1815 del Consejo de Europa del 27 de mayo de 2011.

Para más información sobre los riesgos de los campos electromagnéticos, investigaciones científicas, legislaciones, medidas paliativas, sentencias judiciales, casos de ayuntamientos afectados… les dejamos el siguiente enlace para que puedan ponerlo en su página y todos puedan descargar gratuitamente el libro «La enfermedad silenciada» para ver la problemática en toda su extensión:

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