(Francisco Javier Zambrana Durán – Avenida de Ceuta)

Las nubes se esfuman del cielo. El viento ayuda a que estas no hagan acto de presencia, pero desequilibra al ciento de ciclistas que acuden hacia la meta, hacia la última meta. Brilla el sol, reluce como si no hubiera un mañana, como si fuera pleno verano. Reluce, resalta, alumbra los rostros del respetable, emulando aquel 27 de agosto cuando otra Vuelta llegó ya a Alhaurín de la Torre. La tensión se palpa en el ambiente, y cuando tan solo restan veinte kilómetros para que se consuma la competición de Andalucía, se hace el silencio.

Una señora amarra la bandera de España a una de las vallas. Sonríe, y se muestra orgullosa de poder disfrutar una vez más de una fiesta como esta. »Gracias, muy amable», responde tras la fotografía. Como ella, cientos de almas se reúnen para vivir una experiencia distinta del resto de los días. Y es que, por donde se suele circular para acudir al instituto del municipio, hoy hay autobuses, decenas de vehículos, y, sobre todo, ciclistas.

El recorrido de la etapa ha sido duro, pero el pelotón se ha mantenido fijo. La batalla por el primer puesto no ha sido sencilla para nadie, pero, cuando la meta se vislumbra a pocos kilómetros, las cosas comienzan a cambiar. El mundo da la vuelta, y no da tregua a ninguno de los presentes. Una vez que entren en la zona de Alhaurín habrá que pedalear.

Una mujer coloca una bandera para los españoles. – Fuente: FJZD.

Son varios los que luchan, los que aprietan los dientes. Decenas de sueños se esconden bajo las miradas de los que han dado su vida por este deporte, de los que, durante meses, han entrenado para un día como hoy. Bajo el sol de Málaga, solo una historia se cuenta y es la de la resistencia, esa que un italiano conoce a la perfección.

Matteo Trentin aguanta. Mira tras de sí, intentando comprobar que no hay quién le pare. Rompe a pedalear, lucha contra sus emociones, contra su cerebro, contra esa voz que le obliga a pararse y que a la vez lo anima a continuar. Se vuelve víctima del silencio. Señala al cielo, dedicándoselo quizá, quién sabe si a Javier y Ricardo Ochoa, los símbolos del ciclismo alhaurino.

Los aplausos resuenan huecos sobre su casco, que recoge no solo la alegría de una victoria en la etapa final de la prueba, sino la euforia de, a sus 29 años, hacer historia. La emoción de poner bandera italiana en Alhaurín por segunda ocasión después de que Elia Viviani celebrase en la última ocasión que el ciclismo profesional pisó la localidad. El lamento de los que le siguen se traduce en felicidad de otros, de algunos que conocen que su trabajo está hecho, que ellos han conseguido hacer su propia historia.

Jakob Fuglsang entra sonriente, animado. Sabe que tiene bajo su posesión una General que le hará catapultarse hacia lo más alto del ciclismo durante este 2019. Con 33 años, y después de 7 en el Astana Pro Team, el danés sabe lo que es hacerse con la victoria en carreras de envergadura media. Tras una temporada como la pasada en la que consiguió únicamente una segunda plaza en el Tour de Suiza, ha finalizado con su sequía y ha vuelto a ampliar su palmarés.

Los españoles tampoco son menos, y quedan representados en dos nombres que dejan una tremenda estela a su paso. Es Ion Izagirre el que muestra su mejor gala, y, tras recibir el premio como primer español de la General, y como segundo internacional, lanza el ramo al público. No se casará con nadie, al menos después de haber asegurado dos años en Astana.

Llegada a meta del pelotón. – Fuente: FJZD.

Le acompaña con su rostro de felicidad inconmensurable, Juan Antonio López-Cózar, natural de Loja, quien recibirá el premio al ciclista más amable y divertido de toda la competición. Pese a la necesidad de tener que desaparecer raudo y veloz del lugar para tomar su transporte, no rechazará fotografía alguna con aquel que se lo demande.

Los gritos de enhorabuena surgen de entre los que allí aclaman, de los aficionados al ciclismo que no han querido perderse un día emocionante, distinto del resto. El pueblo de Alhaurín al completo baña una fiesta de recibimiento a competidores que han vivido durante cinco días en la Andalucía montañosa, de autovías y de ciudad. Cinco días en los que siempre han tenido el calor del público, de los que no fallan y se mantienen, incondicionales frente a ellos.

En cuestión de media hora, la fiesta se termina, y todos recogen. »Se acabó, ya hemos terminado», le dice un padre a su hijo. El pequeño se gira, y un señor sobre una bicicleta con el maillot de Euskadi Basque le tiende una de sus prendas. »Para ti». El chico sonríe, sabe que tiene valor, sabe que tendrá su historia. Probablemente, hasta que un evento como este vuelva a tener lugar en la localidad malagueña de Alhaurín de la Torre pasarán años. Años de gloria para el ciclismo. Años de deporte.


Realizado por: Francisco Javier Zambrana Durán (@neyfranzambrana/Francisco Zambrana).

Fotografías de Francisco Javier Zambrana Durán. – Todos los derechos reservados.

Trentin y Fuglsang se encumbran en la meca ciclista de Alhaurín. Por Francisco Javier Zambrana Durán

Publicada por Diario Alhaurin en Domingo, 24 de febrero de 2019