(Antonio Serrano Santos) Acaba de publicarse en el diario El País, un artículo de Daniel Verdú, sobre el papa Pío XII. Una vez más, sobre su “ silencio” frente al nazismo y otras sospechas. Y una vez más, salgo en defensa de este Papa que se quedó en “ Venerable” y que será, sin duda, canonizado, cuando, al fin, se sepa toda la verdad. Este artículo, bien documentado, será,  también, una vez más,parte importante para deshacer esa “ Leyenda Negra”.

Voy a transcribir, si me lo permiten, algunos textos entresacados de un artículo publicado en XLSemanal el domingo 26 de febrero pasado, de Juan Manuel de Prada. Con unas breves palabras mías.

Lo considero esclarecedor, muy importante y valiente.

“¿Fue la Iglesia católica complaciente con las atrocidades perpetradas por Hitler? Ya en 1,930 los obispos alemanes condenaron el nazismo, calificándolo de herejía incompatible con la visión cristiana del mundo. Tanto los obispos alemanes, como los gobiernos de Francia y Gran Bretaña, pecaron de exceso de confianza al firmar la Santa Sede un concordato con Hitler, en 1,933; y Francia y Gran Bretaña, el Tratado de Múnich, y éstos aún más, porque fue ya en 1,938. (Que anularon al ver, por fin “las orejas al lobo”; comento yo. No es de extrañar que en España, en la Segunda República ocurriera algo parecido: El gobierno de Lerrr0ux ya manifestó en su presentación que algún tipo de acuerdo con Roma era fundamental, aunque sin incluir la revisión de la Constitución, para poder integrar dentro de la República no solo a la derecha católica “ accidentalista”, sino a la gran mayoría de los católicos.

Tras restablecer, continúo, las relaciones diplomáticas con la Santa Sede en junio de 1934, se iniciaron los contactos que se mantendrían en secreto y sin que interviniera en ellos la CEDA radical cedista del 2º bienio. ( La rectificación de los gobiernos.Wikipedia( la enciclopedia libre y cualquier libro de Historia de España). Luego en un principio, la Iglesia Católica aceptó la 2ª República y comenzaron las restableciones diplomáticas con la Santa Sede. Y conste que ninguna forma de gobierno es mala, la hacen mala las personas malas que hay en ellas.

José M. García Pelegrín, en su libro “Cristianos contra Hitler”, prueba que en las regiones alemanas de mayoría católica, fue donde menos votos tuvo el partido nazi. El 23 de marzo de 1,937, Pío XI proclama la encíclica Mit Brennender Sorge,  en cuya redacción participó activamente el cardenal Eugenio Pacelli, futuro Pío XII. En esa encíclica, Pío XI condena sin ambages el nazismo, tachándolo de ideología panteísta(pagana) y la divinización idolátrica del pueblo y de la raza postulada por esta ideología.

Obispos como Bertram, de Berlín, o Von Galen, de Münster, fueron encarnizados enemigos del nazismo. Diez mil trescientos quince sacerdotes católicos fueron encarcelados por el Tercer Reich. De ellos, dos mil quinientos ochenta fueron deportados al campo de concentración de Dachau, de los que mil treinta y cuatro no salieron con vida. Cuando en 1,958 muere Pío XII, Golda Meir, madre del Estado de Israel, escribirá: “Durante los diez años del terror nazi, cuando nuestro pueblo sufrió los horrores del martirio,”Pío XII elevó su voz para condenar” a los perseguidores y para compadecerse de las víctimas”. Y el entonces presidente del Congreso Judío Mundial, Nahum Goldman, proclamará:”Con especial gratitud recordamos todo lo que Pío XII hizo por los judíos perseguidos durante uno de los períodos más oscuros de su historia”.

¿Por qué el papa más querido por el pueblo de Israel fuera llamado, pocos años más tarde, el Papa de Hitler? La leyenda negra sobre Pío XII fue diseñada por la propaganda comunista y recogida eficazmente, en 1,963, por la pieza teatral “El vicario, de Rolf Hochhuth, en la que presentaba a un Pío XII indiferente ante el genocidio judío. Leyenda negra que también ha tenido divulgadores en el ámbito católico, a raíz de las divisiones por el Concilio Vaticano II.

Pío XII hizo mucho más que cualquier gobierno o institución para salvar a los judíos. El rabino y profesor de Historia David Dalín, autor del libro”El mito del Papa de Hitler”, considera que Pío XII se sirvió de su experiencia como Nuncio Apostólico en Alemania durante los años veinte, y, luego, como Secretario de Estado del papa Pío XI, en los  treinta, para salvar infinidad de vidas judías durante la guerra.En Italia, donde tenía mayor margen de maniobra, el ochenta y cinco por ciento de los judíos sobrevivió más el setenta y cinco por ciento de la comunidad judía de Roma, a los que ayudó directamente. Los judíos fueron acogidos, secretamente, por indicación del Papa, en ciento cincuenta y cinco monasterios, conventos e iglesias de Italia; y hasta tres mil de ellos hallaron refugio en la misma residencia pontificia de Castelgandolfo.

El escritor judío Pinchas Lapide, en su obra “ Tres Papas y los judíos”, cifra el número de judíos salvados por la diplomacia vaticana en ochocientos mil. Tales actividades las realizó Pío XII lo más discretamente posible(para evitar la represalia nazi,añado yo,como solían hacer. Todos saben  la táctica que seguían de diezmar entre los presos cada vez que el Papa o la resistencia actuaban o hablaban en contra de ellos. Conocido es el caso de un jesuita, Maximiliano Kolbe, que se ofreció a cambio de un preso, padre de familia, que iban a fusilar en un momento de diezmar,  Fue aceptado su cambio y lo metieron en un cuchitril sin comer ni beber, hasta que le aplicaron una inyección letal. Terminada la guerra, este preso estuvo presente, en la Plaza de San Pedro, en el momento de la canonización de San Maximiliano Kolbe). Hitler planeó el secuestro de Pío XII  como ha confirmado el general Karl Wolff, jefe de las SS en Italia. Un hecho poco conocido, es que el gran rabino de Roma durante los años de la Segunda Guerra Mundial, Israel Anton Zoller, se convirtió al catolicismo tras la liberación de Roma y adoptó, en honor al Papa, en su bautismo, el nombre de Eugenio Pío. (Y un cardenal es, también, judío)

A la luz de estos datos ¿puede acusarse a la Iglesia católica de connivencia con el nazismo?”

Hasta aquí el extracto del artículo. Yo recuerdo, de mis años de joven, la imagen de Pío XII, en medio de la muchedumbre, en la Plaza de San Pedro, con los brazos abiertos, en cruz, mirando al cielo, implorando clemencia y paz, mientras los aviones alemanes cruzaban amenazadores el cielo de Italia.