(Francisco Javier Zambrana Durán – Alhaurín de la Torre)

El maltrato animal es una de las lacras del siglo XXI. En una era en la que el desarrollo copa la superficie de nuestro planeta, el ser humano continúa en su senda de superioridad, avanzando por encima de los, en ocasiones, cadáveres de animales que, quizá, desde la inocencia, le han servido como mano de obra.

Cientos de denuncias son recibidas por parte de los servicios operativos, por parte de vecinos, y, sobre todo, por asociaciones. CyD Santa María es una de las principales encargadas de ayudar cuando el teléfono alerta de una situación como esta. Virginia Solera García, Responsable de Comunicación de la Asociación y Santuario CyD Santa María para caballos maltratados y abandonados, explica el protocolo de la asociación y el cuidado de los animales en ella. 


Existe un formulario en la página web para apadrinar animales. ¿Reciben solicitudes para ello por parte de los ciudadanos?

»Apenas… y lo sentimos como un fracaso. No tenemos más de 400 padrinos. Y, hoy en día, cualquier asociación pequeñita, recién creada, tiene un mínimo de mil. Creemos que es porque siempre nos hemos volcado más en nuestro trabajo, en ayudar a los animales, que en hacer difusión, pero, por otro lado, también somos conscientes de que a un perro o a un gato, todos los reconocemos como nuestros «amigos», animales que nos acompañan durante nuestra vida, pero hay que recordar que desde el Real Decreto 804/2011, los caballos ya son reconocidos también por la Ley como animales domésticos de compañía. Pero voy más lejos… muchos de nuestros caballos querrían compartir la vida e incluso el sofá con nosotros, pero, simplemente, no los dejamos por su tamaño… 

Ser padrino, no te compromete a nada, puedes ayudar desde un euro y estarás aportando tu granito a la gran montaña de arena que algún día conseguiremos. Con ella, con esa montaña hecha de padrinos, conseguiremos cambiar las realidades de muchos animales, como, por ejemplo, la de los ponis de feria o los caballos de carruajes». 

Su labor se centra en localizar animales que requieran ayuda. ¿Qué cantidad de denuncias o demandas suelen tener a lo largo de un año?

»Las denuncias llegan a nosotros de tres maneras: a través de un organismo oficial, las fuerzas del orden público, etc.; gracias a los ciudadanos, que cada vez están más concienciados; y, por último, las denuncias que nos encontramos personalmente.

En todos los casos, tenemos que investigar y conseguir las pruebas necesarias para, al final, poder ofrecer una ayuda efectiva y real a los animales. Mucha gente cree que con hacer una llamada, ya está todo solucionado, y rotundamente no es así. En España ni la Policía, ni la Guardia Civil, ni el SEPRONA, ni las protectoras tenemos los medios necesarios para resolver todos los casos que se están produciendo ahora mismo. El ciudadano tiene que involucrarse, perder el miedo a ser testigo. 

Respondiendo a la pregunta, recibimos una media de dos denuncias a la semana, a veces, en verano por ejemplo, son diarias. La gente te manda fotos y te ruegan que hagas algo, es frustrante, porque a lo mejor cuando llega una denuncia grave, tú tienes otras siete delante que también lo son. Aunque los medios nos preguntan muchas veces por las denuncias que recibimos cada año, hace tiempo que dejamos de contarlas, porque, por desgracia, aunque ayudamos todo lo que podemos, son también muchas las que tenemos que relegar a favor de las más urgentes, donde los caballos literalmente ya se están muriendo». 

¿Cómo afronta la asociación los casos de maltrato animal cuando localiza alguno? ¿Tiene algún protocolo fijo que siga o varía la actuación en cada caso particular?

»Una cosa que me sorprendió desde el principio, es que, aunque existe un protocolo básico: investigar cada caso, conseguir pruebas, testigos, por supuesto ofrecer ayuda al animal lo antes posible, proceder a la incautación con la ayuda de las fuerzas del orden público, buscar transporte, trasladarlo al Santuario o buscarle el hogar más adecuado, según su etología y especie, etc., cada caso es distinto y nunca, nunca, te puedes fiar de las apariencias o de lo que te digan por un ‘whatsapp’. Hay personas que ven un animal delgado o con moscas y disparan las alarmas y otras que están viendo morir a un animal y no son capaces de reconocerlo». 

Virginia recibiendo a Don Bombón. – Fuente: CyD Santa María.
¿Qué cuidados requieren los équidos semanalmente en el albergue, especialmente aquellos que están heridos o que tienen problemas de salud?

»Bueno, cuando llegan al Santuario, vienen en tan mal estado que requieren atenciones de nosotros 24 horas. Los primeros diez días, y, luego, el siguiente mes, son los más complicados y el caballo corre riesgo de no sobrevivir. Contamos con una gran suerte y es que, cuando los animales ponen una patita en el CYD, enseguida entienden que están a salvo y ponen todo de su parte para recuperarse y poder disfrutar de una segunda oportunidad. 

Los caballos, como todos los animales, necesitan atención diariaComenzamos ofreciéndoles una primera comida por la mañana; a continuación, tenemos que asegurarnos de que el agua esté limpia y fresca; luego, empezamos con las tareas de limpieza y mientras que limpiamos una cuadra o paddock, sacamos los caballos al exterior, a dar un paseo; chequeamos sus heridas, los cepillamos, los duchamos en verano y, en definitiva, nos aseguramos de que todo estén bien; al mediodía y por la tarde se repite el proceso. 

También hay que dejar tiempo para los mimos y el buen manejo, ya que nuestro objetivo principal es que algún día, todos, recuperen la confianza en el ser humano». 

¿Qué tipo de vida suele llevar un équido o el resto de animales en el albergue? ¿Realizan una rutina junto a ellos (paseos, etc.)? 

»En otra vida queremos ser caballos en el Santuario CYD Santa María… lo llamamos el paraíso de los caballos, pero, por favor, que la gente no se lleve a engaño, nos estamos dejando la vida para sacarlos adelante y tenemos muy poquita ayuda. Es muy difícil conmover a la gente hoy en día y es complicadísimo que se involucren con temas de animales, especialmente, si ese animal es un caballo. Todo el mundo ve al caballo como un animal hermoso, con el que quieren disfrutar, montar, pero a pocos les inspira ternura. Y, sin embargo, son animales increíbles, con un espíritu muy puro. Extraordinariamente sensibles y nobles. ¿Existiría tanto maltrato contra un animal de unos 400 kilos si no fueran tan nobles con el ser humano? Pero, como se suele decir: «Nobleza obliga»». 

Todos tenemos animales en nuestro hogar y tenemos experiencias con ellos que nos hacen ver y sentir que no estamos demasiado lejos de ellos en cuanto a emociones. ¿Qué anécdotas pueden recordar de haber vivido con los animales a los que ayudan? 

»Miles, diarias… pero, quizás, una de las más significativas es la de Promesa y Valor. 

Ambos llegaron al refugio casi a la vez. Ella era un esqueleto, pero se veía que había sido una yegua grande y fuerte, había perdido un ojo por el maltrato y le habían disparado perdigones en las patas. Él era un pequeñajo que la seguía con admiración a todos lados. Aunque los dos estaban bastante mal cuando llegaron, se fueron recuperando y compartieron tres años maravillosos, durante los cuales lo que Promesa deseaba… Valor lo cumplía. 

Por desgracia, un día, Valor sufrió un infarto. Nunca se terminó de curar del maltrato recibido. Ese mismo día, Promesa se tiró al suelo. Entendimos que había sufrido un trauma por la pérdida de su compañero y amigo, que lo estaba pasando mal, e intentamos explicarle por todos los medios que allí estábamos para ella y que haríamos todo lo necesario para que volviera a sentirse bien. Fueron dos meses muy duros, porque al ser una yegua tan grande, necesitábamos muchos voluntarios para, entre todos (y un sistema de poleas), poder levantarla y aliviar sus pulmones y heridas.

Todos nos volcamos con ella, zanahorias, mimos, palabras, canciones, abrazos. Pero, al final, entendimos que algunos seres no superan o no quieren superar y vivir sin el ser al que aman. Y tuvimos que dejarla ir. Aún así, hoy en día, a diario, nos encontramos con personas que creen que los animales no tienen sentimientos o son seres de segunda». 


Realizado por: Francisco Javier Zambrana Durán (@neyfranzambrana/Francisco Zambrana).

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