«LOS REYES MAGOS NO SON LOS PADRES» ORO, INCIENSO Y MIRRA

“Y entrando en la casa vieron al niño con María, su madre, y postrándose en tierra, le adoraron; y abriendo sus tesoros le ofrecieron oro, incienso y mirra.”
Antonio Serrano Santos

Hasta aquí la narración del evangelista San Mateo.

Pero ¿qué dice la historia, la cronología evangélica y hasta el sentido común?

Por la cronología deducimos que el niño tendría unos dos años, ya que Herodes, al informarse por los Magos del tiempo en que apareció la estrella, mandó matar a todos los niños de dos años para abajo. Además, el sentido común nos dice que, según nos narra el evangelista, los magos entraron en la “casa”, en el original griego, “oikía”, y no en el establo o pesebre, “fagné”, también en griego, palabra usada tres veces por San Lucas en su evangelio. Y no iban a permanecer esos dos años en un pesebre. Tiempo que explica el cambio de vivienda y el largo recorrido desde Oriente.

“Postrados en tierra, le “adoraron”. Seguimos con la lógica deductiva. Si le ofrecieron con el oro y la mirra, incienso,” Líbano”, en griego, es que lo consideraban Dios o un dios, pues el incienso sólo se ofrecía a los dioses, motivo por el que los cristianos eran martirizados al no querer ofrecer incienso al emperador como un dios. Pero es que, ya que preguntaron por el rey de los judíos recién nacido, también le ofrecieron, como rey, oro, “jriso”, en griego, también, botín de guerra y regalo propio de reyes. Pero este rey-dios era, asimismo, hombre, por eso le ofrecieron, al mismo tiempo, mirra, “mirna”, vocablo griego, Y esto nos lleva a la sentencia de Pilato, causa de su muerte. I.N.R.I., iniciales, en latín, de Jesús Nazareno, Rey de los Judíos. Y le dieron mirra, al crucificarlo, y con mirra le ungieron y sepultaron. ¿Simples coincidencias?

¿Y la Historia? ¿Qué dice? ¿Esta narración no será un puro simbolismo, parte de una leyenda? El gran teólogo, y Papa actual, en su obra “Jesús de Nazaret”, afirma, sin ambages, que el Jesús de los evangelios es el Jesús histórico y no sólo el Cristo de la fe. Por el análisis interno de los evangelios y la arqueología bíblica en sus descubrimientos, los más recientes, en especial, por lo sorprendentes que han sido, ya no deja lugar a dudas. Las coincidencias de las narraciones de la biblia con los lugares descubiertos por arqueólogos son totales.

Lo mismo se puede decir de los Magos. “Mago”, en griego, también significa hombre de ciencia. Aunque esté rodeado de leyendas, el hecho narrado atraviesa la historia y la Tradición cristiana sin la más mínima duda de su realidad esencial. Hasta están los Reyes Magos en la lista o canon de los santos reconocidos por la Iglesia. ¿Es, por eso, esta “epifanía”, palabra griega “manifestación”, de Jesús a los “gentiles”, una conversión a la fe, de los Magos?

Hay leyendas, como la Guerra de Troya y la misma Troya, cantada por Homero, que dejaron de ser leyenda al descubrirse su localización geográfica.

Cuando los turcos selyúcidas destruyeron gran parte de los Santos Lugares en Palestina, al llegar a la Basílica del Nacimiento, en Belén, la respetaron viendo a unos paisanos suyos que aparecían grabados en el frontispicio del templo. Eran tres “magos”, o sacerdotes persas, revestidos con las ropas de culto a su dios, Mitra. ¿Cómo y cuándo llegaron hasta allí desde el Oriente, de Persia? Los primeros cristianos solían poner “pistas”, como grabados o símbolos, en los lugares sagrados para identificarlos, sobre todo, después de las persecuciones y devastaciones.

Cuando a un niño, cristiano, se le dice, sin más, que los Reyes Magos son los padres, sí que se le está engañando de verdad. “Cuando me dijeron que los Reyes Magos eran mis padres, dejé de creer, como cuando me revelaron que los niños no los trae la cigüeña”. Ha dicho más de uno. A los niños, cuando llega el momento de aclararles las cosas, hay que decirles la verdad: los Reyes Magos existieron en la tierra y existen en el cielo, vivos, como Dios; y, en recuerdo de los regalos que le llevaron al Niño Jesús, los padres cristianos hacen regalos a sus hijos. Hasta entonces no es malo dejarlos en su ilusión y fantasía. Esto lo pueden comprender y asimilar, sin traumas, más que la brusquedad de desilusionarlos con un drástico: los Reyes Magos son los padres.

Hoy, la estrella de los Magos sigue guiando, a chicos y grandes, hasta el Portal de Belén, llenándolos, como a ellos, de grandísima y verdadera alegría, no sólo de fantasía, como muchos se engañan. La alegría de la fe, la estrella mágica, que llena de sentido verdadero a la Navidad.