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(Margarita Bokusu) Queridos lectores/as, Hace unas horas recibo un correo electrónico de mi querido D. Ernesto, cubano afincado en Miami, editor de la revista cultural Guatiní, para que me apresure en escribir el texto del próximo número, el 133. Creí que tenía más tiempo, pero es que cierra por vacaciones. Para más información: soy la única española que colabora. Este fin de semana pasado no publiqué ningún artículo semanal, ni en Diario Alhaurín ni en Lauro Revista, dos medios digitales de mi ciudad, donde también fui invitada por sus editores, más o menos en septiembre, porque decidí que voy a aparecer mensualmente con mis artículos sobre Málaga, esos que, allá por julio, acordé con D. Ernesto redactar durante un año. Esta retirada es algo que había avisado, aunque no confirmado. El motivo es tener tiempo para estudiar unas oposiciones, que serán a finales de junio, por si consigo aprobarlas y así estar más cerca de que me llamen para impartir clases de inglés en algún instituto andaluz. Lo cual no sé si es más difícil, en los tiempos que corren, que lo de convertirme en una escritora de best sellers, que es otra cosa que estoy intentando desde hace mucho menos tiempo por ver si salgo de la precariedad económica en la que me encuentro que incluye el vivir de mis padres (lo que es antinatural a estas alturas y si no, vean esta película http://www.youtube.com/watch?v=XAsJRiFSXyk ).

Es decir, a ver cuándo y cómo comienzo a tener ingresos -cosa que no ocurre desde hace 5 años- que me permitan vivir de forma autónoma, independiente, digna, etc. Para salir de esta hecatombe económica que me ha perseguido casi siempre, y que por eso ya es hora de que cambie, también distribuyo mi currículo a diestro y siniestro pero ojo al dato: más de la mitad de la población joven no encuentra trabajo en mi país, tenemos tres millones de españoles en la pobreza absoluta, la pobreza infantil alcanza casi el 27%… Y ya no soy tan joven.   Ahora, eso sí, tengo una página de autora en Facebook:  
http://www.facebook.com/MBOKUSUMINA  que en 5 días tiene más de 100 seguidores (el 27-12-13 tiene 191). En ella expongo todo lo ocurrido con mi novela desde que decidí «autopublicarla», hace ocho meses, a través de la editorial on-line Bubok. Aquí tienen el enlace donde pueden leer sus primeras páginas y adquirirla para libro electrónico o en papel: http://bit.ly/10XMSJX Llega a cualquier lugar del mundo.

Mi página de autora de Facebook tiene casi la misma información que mi blog: http://margaritabokusumina.blogspot.com.es Quien quiera se puede hacer seguidor/a, tanto de la página como del blog, pero lo más importante es que se adquiera mi novela, a ver si entre todos, lectores y solidarios, conseguimos encauzarme. Ya no sé cómo hacer, qué decir, para que se animen a comprarla. En todo este tiempo he vendido unos 30 ejemplares, a conocidos y desconocidos de diferentes ciudades europeas y uno, para libro electrónico, llegó a Merlbourne (Australia). Mi novela, dijo el primer «reseñista», es una especie de Bukowski, aunque yo, como filóloga inglesa y como dijo un periodista bastante conocido en mi ciudad, y también fuera de ella, Domi del Postigo, que me entrevistó para 101 TV, no me parezco a nadie. Aquí tienen dicha entrevista, son solo 10 minutos en: http://vimeo.com/78150973 También voy a hacer llegar estas palabras a otra revista digital, Delirium Tremens, por si me aceptan como articulista a partir de su número 10. Como en las demás, por amor al arte y con los mismos artículos, que ya digo: mientras no esté remunerada, no tengo tiempo para más. Quede claro que si alguien tiene un trabajo que ofrecerme, allá donde sea me desplazo. He trabajado como profesora, administrativa, teleoperadora en Málaga, y como acomodadora en un teatro, dependienta en una pastelería y preparando los desayunos de un hotel en Londres. En fin, vamos a lo que vamos: toca hablar de Málaga en enero.
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El primer día de ese mes es para muchas personas un día de resaca y así casi lo pierden por levantarse muy tarde tras festejar la entrada del año que se hace tomando una uva por cada campanada al llegar las doce de la noche del 31. Tras la última se brinda con champán… Esto es algo que las personas siguen desde sus casas por televisión y otras llenan las plazas principales de ciudades y pueblos para oírlas en directo. En Málaga hay un pueblo, Coín, que, desde hace poco más de una década, tiene una nueva costumbre para la Nochevieja: la gente se disfraza, hace una especie de carnaval. Por otro lado, mientras se toman las uvas hay quienes se mantienen a la pata coja para entrar en el año con el pie derecho que, dicen, trae buena suerte, como lo de brindar con algo de oro dentro de la copa, estrenar ropa interior roja o llevar monedas en la mano. Si se quiere viajar en el año nuevo también he oído que es bueno poner unas maletas en la puerta de la entrada, fuera de la casa. Como decía en mi artículo anterior, la noche del día cinco de enero es una noche esperada por muchos niños ya que al levantarse el día siguiente puede que los Reyes Magos de Oriente les hayan dejado algún que otro regalo. El día siete todo vuelve a la normalidad excepto por las rebajas que, desde el día dos, atrae, la más de las veces, a un consumo irresponsable con descuentos en las tiendas y grandes almacenes, sobre todo de ropa. Para mí, pensar en enero es recordar los domingos soleados de cuando era una niña cuando iba con mis padres y hermanos a almorzar a alguna venta. «Venta» llamamos a los restaurantes de los montes donde esos cálidos días los mayores entraban aún más en calor con el vino Málaga, vino dulce, «tapeando» algo de lomo en manteca «colorá», jamón serrano, queso… Para luego comerse unos callos o unas migas, por ejemplo. Yo, la verdad, es que en la actualidad, por cómo se trata a los animales de mal, porque no es necesario comer carne ni pescado, porque si en los países del, llamado, «primer mundo» disminuyéramos el consumo de carne en los países en vías de desarrollo habría más alimentos y otros motivos, en cuanto viva en mi propia casa me hago vegetariana, ya lo fui durante cuatro años, estricta. He elegido esta vez dos fotos que sí corresponden a este mes. Ambas muestran un cielo típico de Málaga, turquesa, despejado, sin nubes o apenas con ellas. Una es de la desembocadura del Guadalhorce, vemos a una familia paseando en bici, perro incluido, donde apreciamos lo que es este paraíso, no falta un detalle: río, mar, montes, nieve, cielo celeste. Un buen día para calentarse al sol en camiseta al medio día. Por la tarde, o temprano en la mañana, hay que abrigarse. La otra foto es más nítida. A ustedes seguro que no les causa ninguna pena pero a mí sí porque la tomé una mañana de principios del 2011, en Torremolinos. Fue la penúltima vez que mi amado Rockberto y yo la pasamos en «nuestro» hotel, el Picasso. Él no tenía ganas de salir, solo de descansar y yo tenía que pasear con Mitón, mi perrito. Hice varias fotos, algunas más bonitas que esta, que muestran más lo anclado que está, ese pueblo, en los años 70 por la estética de sus edificios y lo cosmopolita que sigue siendo. En ella vemos un kiosko donde se venden «chucherías», «chuches» (caramelos y demás golosinas) y prensa. En el kiosko podemos leer la palabra «Sur» y me gusta que aparezca porque es una foto del sur de Europa aunque al «Sur» que se refiera es al diario más antiguo de la ciudad. Los kioskos también cambian de diseño, de higos a brevas. El 17 de enero próximo mi amiga Toñi, malagueña y exquisita, como dice el eslogan de nuestra cerveza Victoria, partirá para Venecia donde vive hace unos 15 años. Habrá pasado la Navidad con su familia. Hacía años que no la veía y, a principios de este 2013 vino también. Quiere que le dedique mi novela. Ese 17 se inaugurará, en un bello edificio okupado, una casa de iniciativas llamada La Casa Invisible (de la que también hablé en mi artículo anterior), una exposición de fotografías y vídeos en los que aparece nuestro querido Rockberto. El autor es su amigo Salvi Laporte quien en la inauguración del busto a este genial artista, el pasado 26 de noviembre, lloraba y a quien Roberto consideraba, como a Raimundo Amador o a Chico Ocaña, un hermano. Siempre que pueda, que me dejen, homenajearé a Roberto González Vázquez. Para esa fecha, una amiga del maestro-guru-sultán, Yeya, con tres socias más, llevará un mes trabajando en su propio bar, por la barriada Cerrado Calderón, que se llama Moon. Esperamos que tengan tanto éxito o más como aquellos otros bares míticos, ya desaparecidos, de nuestra capital y que Rockberto y amigos frecuentábamos: el CTB, el Alaska, el Armenia…  Y hasta aquí hemos llegado.
Les espero el próximo mes.
FELIZ AÑO NUEVO.