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(Jesus D. López) Llega la fecha límite de pago del Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica y me asalta una reflexión que tiene que ver con el ciudadano común. Ese que cuando llege el día 20/05/2016 tiene que haber pagado sí o sí su impuesto, pase lo que pase, tenga lo que tenga, con su nevera llena o vacía, etc. Si no lo hace, pagará con recargo más tarde, cuanto más tarde más recargo. Si no pagase, se le embargará la cantidad después de un procedimiento más o menos largo en el tiempo. Esta reflexión es extensible a todos los impuestos y tasas a los que los «comunes» tenemos que hacer frente. Pagar al fisco es una obligación para mantener nuestros servicios, pagar la deuda, etc. Y es bueno. Hay que pagar para que nuestros hijos vayan a una escuela pública de calidad. Hay que pagar para que, en el momento de necesitarlo, tengamos una buena atención médica. En definitiva, hay que pagar porque tenemos que sostener nuestro bienamado estado del bienestar. Y ese ciudadano común que lucha a diario por mantenerse a flote y hace esfuerzos sobrehumanos para pagar aquello que debe (incluido impuestos), que necesita trabajar muy duro para conseguirlo, tendrá que aflojar la cartera. El ciudadano común no goza de «Amistías fiscales», tiene que pagar, mientras otros más ricos pueden vacilar de que no lo han hecho amparados por nuestra Hacienda que les hace una «rebajita» para declarar lo no declarado antes. Tampoco goza el ciudadano común de abogacías del estado que le echen una mano diciendo que hacienda no somos todos, ni tan siquiera puede obtener una respuesta firme y eficaz contra la corrupción que asola nuestro país y sangra las arcas públicas ya que son «casos aislados». Sólo goza del pago, del irrenunciable pago. Por eso, y ya que tenemos unas elecciones a la vista, pido que la reflexión se haga extensible a todos esos ciudadanos comunes y que sopesen la idea de fabricarse su propia amnistía que los libre de una vez y para siempre (o al menos ese sea el objetivo) de aquellos que se ríen en su cara a través de la ley del embudo, de esos que piensan que las leyes no están hechas para ellos pero sí para los demás. El próximo 26 J recuerda tus cartas de pago de los impuestos, los cargos en tu cuenta corriente y piensa, que como alguíen dijo, Hacienda no somos todos.