Hay materiales que nos facilitan mucho la vida y que parece que han estado siempre ahí, como el acero inoxidable, el cual lleva entre nosotros más o menos un siglo y cuyo uso no se generalizó a nivel doméstico hasta la década de los 70.

En estos momentos, hay industrias como la de la alimentación que dependen mucho de este metal, y a las cuales el cierre de cualquier fábrica de piezas de acero inoxidable les complicaría el trabajo.

1. No es reactivo

Uno de los primeros beneficios es que no es reactivo, lo que significa que no reacciona con ninguna otra sustancia. Esto quiere decir que podemos cocinar cualquier cosa en un recipiente de este tipo y utilizar ácidos como los del tomate, el vinagre o el limón sin que interfiera en los sabores.

2. Dura mucho

A la hora de escoger materiales para trabajar con ellos interesa que duren mucho, pues eso los hace más rentables.

Esto ocurre con el acero inoxidable, el cual apenas necesita mantenimiento y que puede durar toda la vida, presentando signos de desgaste únicamente si se golpea o se araña con algo más fuerte.

3. Es higiénico

De entre todas las razones por las cuales es el rey de la industria de los alimentos esta es la más importante.

El acero inoxidable es uno de los compuestos más higiénicos que podemos encontrar en el mercado. Su superficie no es porosa, por lo que los microorganismos nos anidan en ella y se limpia de forma sencilla.

4. Se puede soldar sin complicaciones

Los depósitos enormes que vemos en las bodegas e industrias similares no se hacen de una sola pieza, sino que se construyen a base de soldaduras.

Cada metal se comporta de manera distinta cuando se suelda, pero el acero es uno de los que “pone” menos complicaciones si hay que unir piezas entre sí.

5. Es estético

Al principio, el mercado particular era reticente a meter el acero inoxidable en sus casas al no ser el material más estético del mundo.

Poco a poco, los fabricantes han ido trabajando y ahora ofrecen electrodomésticos con acabados mate, pulidos, brillantes, antihuellas, etc., de manera que las cocinas domésticas están llenas de electrodomésticos de acero.

6. Resiste muy bien a la corrosión

Existen procesos de fabricación en los que se emplean sustancias muy corrosivas, como el ácido sulfúrico, y que tienen que usar máquinas resistentes a la corrosión.

De este modo, el acero inoxidable suele ser el elegido en estos casos debido a su alta resistencia, puesto que aunque al final habrá que cambiar las piezas esto se alargará mucho en el tiempo.

7. Aguanta muy bien el agua

Cualquier ambiente húmedo es el primer enemigo de los metales, los cuales se acaban oxidando, lo que nunca ocurre con este acero.

De hecho, se llama inoxidable por algo, y es porque aguanta sin problemas el vapor, el agua y la humedad sin que aparezca el temido óxido que al final se come todos los metales.

8. Tiene una gran resistencia mecánica

No hay que olvidar la enorme resistencia mecánica del acero inoxidable, lo que unido a que puede estar en ambientes húmedos lo hacen ideal para utilizarse en la construcción.

Por ejemplo, lo vemos en los puentes y muchas máquinas lo llevan en su interior, sobre todo si deben aguantar un trato duro.

El acero inoxidable posee unas propiedades con las que los humanos hemos soñado durante siglos. Ahora mismo tiene innumerables aplicaciones y lo normal es que haya varios utensilios dentro de nuestra casa hechos con él.