Desde evocar recuerdos hasta transportarnos a paisajes de frondosas dehesas, el jamón ibérico es mucho más que un alimento gourmet, es el vehículo sensorial capaz de mover infinitas emociones en nuestro interior. Lo que lo hace único, no es solo su especial textura melosa ni su aroma intenso, sino su profunda conexión con nuestro cerebro.

En este artículo, además de explorar por qué este manjar es capaz de activar las áreas más emotivas de la mente, también vamos a proponerte descubrir combinaciones inesperadas, esas que ayudan a elevar más esta experiencia multisensorial. ¿Nos acompañas?

El jamón ibérico y la neurogastronomía: cuando el sabor toca la memoria

La neurogastronomía es la ciencia que estudia la forma en la que nuestro cerebro percibe el sabor y como esta percepción se ve influida por diferentes elementos como los sentidos, las emociones, los recuerdos y el contexto cultural. En ella se combinan distintas disciplinas como la neurología, psicología, gastronomía, fisiología sensorial y composición de los alimentos.

Diversos estudios de neurogastronomía han revelado que los compuestos aromáticos del jamón de bellota interactúan con los receptores olfativos de forma tan compleja que son capaces de activar el sistema límbico, la región del cerebro vinculada a las emociones y recuerdos. Es por esto que al probar un bocado de este alimento, con sus matices de frutos secos, tierra húmeda y carne noble, muchas personas experimentan sensaciones que van más allá del placer gustativo: evocan imágenes de infancia, reuniones familiares o celebraciones especiales. No solo es sabor, es emoción en estado puro.

Maridajes inesperados: un viaje sensorial alternativo

Aunque el vino tinto y el fino andaluz son los compañeros tradicionales del jamón ibérico, cada vez son más los chefs y sommeliers que exploran nuevos maridajes con los que sorprender al paladar. ¿Te imaginas degustar un jamón ibérico 5 jotas junto a un té, un sake o cualquier otra infusión? El contraste entre estos alimentos consigue generar una fusión de sabores especialmente novedosa y sorprendente.

La pureza del licor japonés realza el dulzor natural de la grasa infiltrada. Por otro lado, las infusiones florales o cítricas, como la manzanilla, el hibisco o el rooibos con naranja, aportan una limpieza en el paladar, ideal para que cada loncha de jamón ibérico se perciba con toda su intensidad.

Estos maridajes alternativos no solo aumentan las posibilidades de disfrutar del jamón ibérico en otros contextos culturales, sino que potencian su capacidad evocadora. El contraste de elementos gastronómicos, temperaturas y texturas despiertan nuevas rutas neuronales, amplificando la respuesta emocional.

Tanto el jamón ibérico como la paleta ibérica, son productos que nos ofrecen mucho más que placer para el paladar: son puertas abiertas a la emoción y la memoria. Además, no podemos olvidar sus importantes valores nutricionales, siendo los aliados perfectos para mantener una dieta equilibrada, sean cuales sean tus gustos o necesidades.

Pero también se convierte en el aliado perfecto para todo tipo de maridajes y combinaciones. Probar con nuevas alternativas gastronómicas es darle un impulso novedoso y mucho más placentero. Porque en cada bocado hay una historia, y en cada combinación nueva, un descubrimiento que disfrutar.