Hoy en día, ser autónomo es una de las formas más valientes de adentrarse en el mercado laboral. Cada vez son más las personas que se animan a abrir su propio negocio y convertirse en emprendedores, en parte gracias a las ventajas a nivel fiscal ofrecidas por las administraciones públicas.
Sin embargo, a día de hoy, también son muchos los autónomos que echan el cierre a sus negocios, bien porque la aventura no ha resultado exitosa o porque el negocio es insostenible una vez finalizadas las ayudas. Para poder seguir adelante se hace necesario contar con todo tipo de ayudas, entre las que podemos destacar el acceso a una financiación flexible como la que ofrecen en DGF, algo esencial para conseguir liquidez en ciertos momentos.
Muchas veces un autónomo se encuentra tan saturado de gastos, que cualquier imprevisto, por pequeño que sea, puede acabar siendo una losa en su negocio. Situaciones como el impago de un cliente o una avería en el negocio puede generar tensiones de liquidez y de ahí la importancia del acceso a financiación.
El descuento de pagarés o la financiación de proyectos son algunos de los mecanismos financieros más habituales para los autónomos y permiten la supervivencia de muchos negocios cada año.
El riesgo de ser autónomo
El acceso a este tipo de financiación es necesario para poder seguir adelante y evitar situaciones tan desagradables como una quiebra después de haber hecho la gran apuesta de emprender, con el coste económico que ello conlleva.
Ser autónomo puede ser bastante bonito ya que sueles estar trabajando en lo que más te gusta. Sin embargo, tanto las obligaciones como las responsabilidades son mucho más elevadas en este tipo de profesionales, lo que termina generando situaciones de estrés de forma frecuente.
Para poder gestionar de mejor medida ese tipo de sensaciones hay que saber aprovechar todas estas ayudas que cuentan con condiciones especiales en el caso de los autónomos, para poder seguir adelante con el negocio. Sin duda se trata de la forma más efectiva de poder seguir prosperando y mejorando y, sobre todo, de no tener que cerrar ante cualquier tipo de improviso de financiación. Ser autónomo tiene sus riesgos, pero tener acceso a fuentes de financiación interesantes garantiza en gran medida la supervivencia de muchos proyectos.