Cuando yo cursaba mi primer año de carrera estudiábamos una asignatura,  »Derecho político», impartida por un profesor bastante particular, por cierto, y claro, yo como apasionado de la política, y con 18 años imaginen lo que me gustaba todo aquello. El caso es que uno de los temas que en aquel momento no me pareció nada trascendental era uno que versaba sobre la »calidad» de las democracias y de cómo distintos politólogos habían hecho diversas escalas para clasificar a los paises respecto de algunos factores.

Factores que todos, aunque no sepamos de ciencia política, entendemos fundamentales, como la independencia de los medios de comunicación, que no exista fraude electoral, que

haya división de poderes etc… pero al parecer uno de los más elementales es la »representatividad» de los políticos, es decir, la medida en la que los electos representen bien los intereses de los electores. ¿Cómo es posible que eso se ponga en duda?.

Quiero decir, si los electores votan a un partido (porque, salvo en el Senado, en nuestro país no existen las listas »abiertas» en las elecciones) es porque se sienten representados y

esperan, con más o menos entusiasmo o interés, que las personas que integran la lista se ocupen de sus intereses mejor que las de otra lista, y además los electos procurarán representar bien a sus electores para poder ser reelegidos o simplemente por convicción.

Pues ese, dicen los expertos, es la verdadera raíz del problema de nuestro país, que se está quebrando tal relación de representatividad y que por ello los electores se ven a sí mismos muy lejos de los electos y sienten un desapego hacia ellos que se torna peligrosamente en desapego por el sistema en general. Y eso lo vemos tanto de los políticos hacia los votantes como a la inversa con ejemplos horrorosos como el de esa señora que gritó riéndose »que se jodan» en el Congreso, cuando el Presidente del Gobierno anunciaba dolorosos recortes sociales, o ya menos graves (en principio) y más terrenales, como el hecho de que nuestro Alcalde diga en el Pleno de nuestro Ayto que »enmienda aquí lo que vota en Madrid’ ‘(ergo que él está allí no por convicción, sino por algún otro motivo, o simplemente que su convicción flaquea en algunos momentos, porque no es un mal hombre y porque al final haciendo esos gestos que, en principio le honran, lo que consigue es que sintamos más desapego),o que el señor Presidente, al ser cuestionado por una periodista sobre el que puede ser el caso de corrupción más grande de la historia de la derecha española, responda chulescamente: »si, hombre».

¿La solución? Regenerar la »cadena de representatividad», y eso se tiene que hacer de arriba a abajo, pero también de abajo a arriba, el caso es, ¿aún queda gente con fe en la política y con esperanza en España? Yo creo que en el fondo sí. ¿Hay políticos y partidos con valores regeneradores, o ya simplemente valores?También…pues manos a la obra.

Francisco Muñoz (responsable de redes sociales y juventud de UPyD Alhaurín de la Torre)