En la sociedad actual, prácticamente todas las celebraciones vienen acompañadas de botellas de vino, cervezas bien frías, copas de champán y licores de alta graduación alcohólica.

Tal parece que casi cualquier circunstancia es válida para brindar: reencuentros con viejos amigos, ascensos laborales, bodas, cumpleaños, bautizos y noches de fin de semana suelen regarse con todo tipo de bebidas alcohólicas.

Y según los responsables de Help Adicciones, un centro de desintoxicación de drogas y alcohol en Galicia, esta normalización del consumo de alcohol como vehículo de celebración tiene consecuencias negativas más graves de lo a primera vista pueda parecer.

Una puerta de entrada a la dependencia

Beber en contextos sociales puede parecer inofensivo e incluso recomendable, dado que este hábito se asocia con la alegría, el relax y la camaradería.

Pero cuando el alcohol se convierte en el eje central de las celebraciones y las emociones positivas se canalizan a través de las copas, estamos abriendo la puerta a una peligrosa dependencia emocional y física.

Y es que la adicción al alcohol no aparece de golpe: suele estar asociada a un hábito que se va convirtiendo en cotidiano, alimentado por la costumbre social y por la permisividad.

La delgada línea entre el consumo responsable de alcohol y la adicción

Este patrón repetido de consumo (copas para celebrar algo, copas para disfrutar del fin de semana, copas para relajarse después del trabajo, etc.) es el que hace difícil distinguir lo que es un consumo responsable de lo que comienza a ser un consumo excesivo.

De hecho, la línea que separa ambas formas de consumo es delgada: antes de que muchos adictos al alcohol quieran darse cuenta, ya sufren dependencia psicológica a esta sustancia, el paso previo a la dependencia física.

Es entonces cuando se manifiestan los síntomas más graves de la adicción: la necesidad constante de beber, el uso del alcohol para afrontar el estrés y el día a día, las alteraciones de conducta y las dificultades para encarrilar la vida profesional, la académica o la personal.

El alcoholismo, una enfermedad que debe ser tratada por profesionales expertos

Llegados a ese punto, salir de ese círculo vicioso ya no es una cuestión de simple fuerza de voluntad: para dejar el alcohol, la persona afectada precisa de la ayuda externa de un equipo de especialistas en adicciones.

Y no solo eso: en los casos más severos de alcoholismo, el ingreso en un centro de desintoxicación se convierte en una necesidad. En estos centros disponen de un entorno seguro, supervisado y estructurado donde se pueden superar los intensos síntomas del síndrome de abstinencia, antes de comenzar el tratamiento de deshabituación.

¿Qué puede considerarse un consumo de alcohol «normal»?

Superar la adicción al alcohol es un proceso largo, pero no imposible. Con el apoyo profesional adecuado, la mayoría de los alcohólicos consiguen dejar definitivamente el alcohol y retomar el control de sus vidas.

El primer paso, sin embargo, es que la persona afectada reconozca que tiene un problema con el alcohol y que su patrón de consumo no es “normal”.

Y ahí está el verdadero escollo. Porque en esta sociedad donde todo se celebra con alcohol, ¿qué es lo que puede considerarse un consumo “normal”? Proponemos al lector que reflexione acerca de cuál es la respuesta correcta a esa complicada pregunta.