Si bien a veces en el fútbol los resultados pueden ser duros de aceptar y reflejar una tendencia negativa, existen en algunos clubes razones para ser optimistas, sobre todo de cara al futuro. Los que no hacen hincapié en el breve periodo sino que lo miran todo a largo plazo encuentran en la esperanza de mañana una motivación para aliviar los problemas del momento. Es el caso del Málaga CF, que después de la gran hazaña de rozar las semifinales de Champions League en la temporada 2012-13 ha ido bajando en picado tanto en rendimiento como en resultados y está ahora a pocas jornadas de bajar a Segunda División.

La clasificación actual de la Liga Santander, de hecho, ve al equipo andaluz último desde el comienzo de la campaña 2017-18. Los boquerones, que empezaron la temporada con Michel desde el banquillo, no han sido nunca capaces de revertir la mala tendencia que los ve estancados en lo más hondo de la tabla. De hecho, solamente tres victorias y cinco empates son un botín insulso que no da esperanzas para poder cambiar algo en la recta final del campeonato, además porque el Levante, el cuarto último, tiene 13 puntos de más. Los pocos goles marcados, es decir 16, son el claro reflejo de la impotencia del ataque blanquiazul, que no ha tenido una revolución impactante después de la llegada de José Manuel González López al banquillo para sustituir a un Michel sin garra. El Chory Castro y Diego Rolán son los dos delanteros con más goles, es decir 3 por cabeza, lo que refleja la gran sequía goleadora del conjunto andaluz.

Sin embargo existe una razón para confiar en el futuro. La cantera del Málaga lleva años sacando jugadores de gran potencial que han sido vendidos a precio de oro o que han llegado hasta el primer equipo y son una apuesta para el futuro.  De hecho, después de las excelentes ventas de jugadores como Samu García, Samu Castillejo, Sergi Darder y Pablo Fornals, el conjunto malagueño ha hecho caja por un total de 41 millones. Seguramente impulsada a vender sus mejores jugadores para sanar las deudas después de unas malas inversiones de la directiva, el Málaga tendrá ahora empezar prácticamente de cero una vez en Segunda. Lejanos son aquellos tiempos en los que los jeques habían llegado a la costa este de Andalucía para llevar a la Rosaleda gente como Ruud Van Nistelrooy, Jeremy Toulalan y Martín Demichelis. Además fue en el Málaga que Isco, ahora uno de los intocables en el Real Madrid y en la selección española, empezó a despuntar.

Tras los grandes éxitos de la época de Manuel Pellegrini, el Málaga tendrá ahora que volver a estar entre los equipos de Primera. Las esperanzas del futuro inmediato son Recio, Zalazar, Mula y Álex Robles, últimos productos de élite de una cantera que no tiene que envidiar a muchas en España.