LA MANIPULACIÓN DEL PAPA FRANCISCO

He visto, y ya repetido en facebook y en mensajes particulares, este texto atribuido al Papa Francisco: “No es necesario creer en Dios para ser una buena persona. En cierta forma, la idea tradicional de Dios no está actualizada. Uno puede ser espiritual pero no religioso. No es necesario ir a la iglesia y dar dinero. Para muchos, la Naturaleza puede ser una iglesia. Algunas de las mejores personas en la historia no creían en Dios, mientras que muchos de los peores actos se hicieron en su nombre.” Y pone debajo: Papa Francisco.
Esas palabras no son del Papa Francisco. No pueden ser de él. Supondría una ignorancia supina de la religión y de la teología católica. Son ambiguas y confunden el verdadero sentido de las palabras. Es un sofisma y una trampa dialéctica para los ingenuos de buena voluntad y sin un conocimiento más exacto de la religión.
Por lo pronto, no se puede ser religioso sin ser espiritual, que es lo contrario de lo que ahí se dice. A no ser que religioso se tome como un acto o actitud puramente externos, rutinario y beateril, sin vivirlo interiormente, como dice Jesús refiriéndose a los fariseos, aludiendo a un versículo de la Biblia: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi”. Lo religioso dice relación con Dios que es Espíritu. Nos ponemos en contacto con El por nuestro espíritu o alma, aunque sea a través de contemplar la Naturaleza y su belleza. Pero a Él no lo vemos ni tratamos físicamente, sino
Añade el texto: “No es necesario ir a la iglesia y dar dinero”. Pero es necesario ir a la iglesia, o donde se reúnen los cristianos, porque eso es lo que significa iglesia: (ecclesía, en el original griego), reunión, convocatoria, que puede ser en un edificio o en cualquier lugar, porque ahí celebramos lo que Jesús nos mandó: “Haced esto en conmemoración mía”, o sea, la Eucaristía o Misa, donde se recibe la sagrada Comunión, a Jesús. Y en la Naturaleza, solamente, sin iglesia, no se realizan este deseo y mandato del Señor. Ni “es necesario dar dinero”, continúa el texto. Una costumbre, litúrgica y caritativa, desde los primeros tiempos de la Iglesia, que ya hacía San Pablo y los Apóstoles, es recoger en el ofertorio de la Eucaristía, de ahí su nombre, ofrecimiento, los donativos en dinero o en especie, para repartirlo a los necesitados presentes o de todo el mundo cristiano. Hoy se hace lo mismo: Caritas, las misiones, enfermos, etc. No es necesario, sino un deber moral, sobre todo entre cristianos.
También, en ese texto, se comparan los buenos ateos con los malos cristianos, pero resulta que los buenos ateos son menos que los buenos cristianos, porque son más los creyentes, estadísticamente, que los no creyentes, y aquí se pueden incluir todas las religiones. Sería injusto afirmar que todos los creyentes son malos, como decir que todos los ateos son malos. Pero sí que son menos los éstos. Ni los peores actos en nombre de Dios no los hicieron los cristianos, en general, sino los malos cristianos, o malos religiosos, por incluir a otras religiones que hicieron también esos peores actos en nombre de su dios.
Parece, también, que da a entender que no es necesario creer en Dios. Basta con ser buena persona. Pero la condición para creer en Dios, para poder creer, sí que es ser buena persona. Pero la bondad no tiene sentido en sí misma sino en un referente que explique su origen y naturaleza superior al hombre porque el hombre no es la causa y origen de esa bondad, sino que la encuentra, desde su nacimiento y uso de razón, en su naturaleza con la distinción entre el bien y el mal, aunque ignore el contenido de ambas palabras, pero no su distinción. Esa distinción no se la ha dado él a sí mismo.
Dice, también, “En cierta forma, la idea de Dios no está actualizada”. La idea que tenemos de Dios es universal en cuanto se le atribuyen la bondad, la sabiduría y el poder sin límites, si no, sería un ser humano. No se puede actualizar porque sería añadirle o quitarle algo, lo que sería una imperfección en El. Las ideas equivocadas de Dios sí se pueden corregir, “actualizar”, en este sentido: Dios policía, Dios vengativo, Dios castigador, sin más, etc. Pero ya el mismo Jesús la actualizó: “Dios es Padre”. Padre nuestro.
Con este intento de aclaración, creo que ese “para muchos” debe hacer una distinción entre católicos practicantes, que no se creen lo que le atribuyen al Papa, y los no practicantes, expuestos, sin embargo, los dos a creérselo, salva la buena voluntad de ambos, pero no la ignorancia