(Antonio Serrano Santos) ….estando todavía lejos, le vio el padre y, compadecido, corrió hacia él. El le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser hijo tuyo.Pero su padre no le dejó terminar las palabras que había pensado decirle: “ Trátame como a uno de tus jornaleros”,sino que lo abrazó y lo cubrió de besos.»
El mundo, Europa, sobre todo, es ese universal hijo pródigo que, casi todo él, se ha apartado de Dios. Del “Padre nuestro del cielo”. Ha derrochado las inmensas riquezas que ese Padre puso en sus manos. Ese hijo ha reclamado como suya esa herencia. Y la ha dilapidado.Ha prostituido, con falsos amigos aduladores, toda la riqueza heredada de su Padre. Ha utilizado como un único fin el placer total e inmediato de los bienes de la tierra, egoístamente, olvidando compartirlos con los pobres. Ha olvidado y despreciado a su Padre. La Naturaleza entera se ha contaminado de su maldad. Y ahora, él, gime y debe arrepentirse viéndose enfermo, pobre y miserable, abandonado de sus aduladores. No le queda más esperanza que volver a su Padre. Ni una gigantesca mascarilla puede defender, a este mundo pródigo, del miedo, de la inseguridad, de la muerte, que no debería cogerle de sorpresa, pues antes y después del coronavirus, tenía olvidado a Dios y profanada la Naturaleza. No es un castigo de Dios ni nunca lo ha sido, sino sencillamente la Naturaleza que responde como se la trata. Y sí es un aviso de ambos, repetido a un sordo de siglos.Y si se toma como castigo de Dios, habrá que decir, con San Pablo: “¿Qué padre, si ama a su hijo, no le castiga y corrige?” Y el Padre, todos los días de la Historia, lo espera con los brazos abiertos; cada mañana del amanecer histórico.Cada civilización se ha empeñado en matar a Dios, al Padre, para quedarse con toda la herencia y gastarla a su gusto, quitándole el puesto a Dios. Los aduladores que le decían: ” La diosa razón”, “ Dios ha muerto”, es el grito de triunfo del ateísmo militante filosófico, no del pacífico y tolerante, pero que también tenía olvidado a Dios. Y le ofrece un mundo sin Dios, el triste mundo que estamos viviendo, sin la alegría de sus raíces cristianas.” Dios ha muerto”, repiten sus discípulos; pero los que van muriendo son ellos, mientras Dios resucita cada vez más fuerte, como el ave Fénix de sus cenizas.Cuanta más maldad prolifera en la tierra, más prolíficos son las almas buenas y los santos.” La prodigiosa Providencia, silenciosa, y tan constante e infalible”, sigue actuando en bien de sus hijos. La paciencia de ese Padre es tan grande y misteriosa como su misericordia.Solo lo comprende el que es padre, también.Volver, volver a Dios.Que siempre espera al hijo pródigo, con los brazos abiertos, que, para abrazarlo, tiene las manos clavadas. ¡Espera, no te vayas! Si así grita el hijo pródigo, esperanzado en la bondad y perdón de su Padre. “ ¿ Pero cómo digo espera, si estás con los pies clavados?”
Cuando un alma está pensando en volver a Dios y pedirle perdón, ya Dios lo ha perdonado y se ha adelantado inspirándole ese deseo. Porque ama tanto a los hombres, sus hijos, sus criaturas, que se alegra, como dice el mismo Jesús: “ Más alegría hay en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse”.
¿Qué movió al arrepentimiento a este hijo que había dilapidado la herencia que le dio su padre en vicios y malas compañías, aduladoras, hasta que lo abandonaron cuando se quedó sin nada? ¿ El hambre, la soledad y el abandono en que se encontraba, el recuerdo de la bondad de su padre y el bienestar de sus criados? ¿Todo eso, a la vez, le hizo tener un sentimiento de culpa y la esperanza de que, al menos,su padre sentiría lástima y le admitiría como a uno de sus criados? Tan arrepentido estaba, que no esperaba nada más de su padre ni se atrevía a pensarlo. Quería convencerlo. No dijo, para sí, “iré y le diré”, sino “ me levantaré e iré a mi padre…”Por lo visto, se estaba animando porque le daba vergüenza y no acababa de decidirse. No se levantó y fue, sino se dijo: “ me levantaré e iré”. Es la indecisión del que no se fía del todo ni de sí mismo ni del perdón de su padre, después del mal que hizo y del dolor que le ha causado. Su padre es bueno y él ha sido muy malo.
Dios se adelanta inspirando ese deseo de arrepentimiento y de volver a El. Dios suele rodear a las almas de tales circunstancias, a veces, imprevistas, misteriosas, aparentemente sin importancia, hasta contradictorias; dolorosas, unas; alegres, otras, para atraerlas, como las circunstancias que rodearon al hijo pródigo. Dios, muchas veces, deja hacer, hasta pecar, permitiéndolo, incluso, a personas buenas, que lo aman. Como dice San agustín, el gran pecador arrepentido, completando la frase de San Pablo: “ Todo colabora al bien de los que aman a Dios”, hasta los pecados”. De los que una vez arrepentidos, se aprende humildad y más amor. La lista de los santos arrepentidos es infinita, empezando por San Pedro que, arrepentido de sus tres negaciones, lloró “ amargamente”y pudo avisar en una de sus cartas: “ Sed sobrios y vigilad, porque el diablo, vuestro enemigo, anda siempre a vuestro alrededor, como león rugiente, buscando a quien poder devorar. Resistidle firmes en la fe”. Bien recordaba la advertencia de su Maestro: “ Simón, el diablo va a cribaros como el trigo, pero Yo he rogado por ti para que no falte tu fe. Y tú, cuando te conviertas, confirma a tus hermanos”.f Y el mismo Jesús: “ El espíritu está pronto pero la carne es débil. Vigilad y orad para no caer en la tentación”.
El feliz encuentro del hijo y el padre es el final de un camino de arrepentimiento sincero. Ante las dudas del perdón de Dios, hay unas palabras de la santa Doctora de la Iglesia, Santa Teresita del Niño Jesús que nos dice: “ Nunca se tiene demasiada confianza en Dios”. “ Si yo tuviera sobre mi conciencia todos los pecados que se pueden cometer en el mundo, me abrazaría a El con el corazón destrozado, pero no confiaría menos en El. Porque sé cuánto ama al hijo pródigo que vuelve a El” , “ No es porque Dios me ha librado del pecado mortal por lo que yo me elevo a El por la confianza y el amor…” Y ahí dejó caer el lápiz, sin fuerzas para seguir, por su enfermedad. Pero la frase terminaría así: “ Porque es Amor misericordioso”. “ Oh, Señor!, que amas y devuelves la inocencia, como si nunca hubiéramos pecado, atrae nuestro corazón hacia ti para que, llenos del fervor de tu Espíritu, permanezcamos firmes en la fe y eficaces en las obras”.
Tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo, no para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por El”. “ Y para que el mundo crea que Tú me has enviado”, dijo Jesús. “ Nada nos apartará del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor”( San Pablo).
¡Oh, buen Dios, Padre bueno!,/ que me hiciste a tu imagen y semejanza,/ no quiero hacer por miedo/ lo que, por amor, me mandas/. Imagen y expresión tuya es el buen Jesús/. Ya sabemos,¡ oh,buen Dios!, cómo eres Tú/. Atravesar el túnel de la muerte, es ir al encuentro tuyo/. Tus brazos nos esperan, Padre bueno, al despertar del sueño de esta vida./ Hijo pródigo a tu encuentro,/ saliendo de esta horrible pesadilla,/ la esperanza del perdón me anima,/ la fe en tu amor de Padre/ me llena de alegría/. No soy digno de llamarme hijo tuyo/ y Tú me llamas hijo, todavía.