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(Claudia Honorato) Conversando con unas amigas acerca de la adolescencia, recuerdo cuando pasé por un período en el que cuestionaba todo: ¿Quién soy? ¿Para qué estoy aquí? y varias otras preguntas.

Éstas fueron siendo contestadas poco a poco cuando comencé a estudiar el libro Ciencia y Salud con la llave de las Escrituras, escrito por Mary Baker Eddy. Una de las primeras respuestas que encontré allí fue “El hombre es la idea, la imagen, del Amor; no es el físico.”

Este concepto de que el ser humano es idea, es decir, una imagen en la Mente, me ha permitido pensar más en las cualidades de cada uno que en la apariencia física. Las capacidades del ser humano trascienden el cuerpo físico y gracias a la espiritualidad es posible desarrollarlas al máximo.

En lo personal creo que no solo la condición física pareciera ser un impedimento. Por ejemplo: por mucho tiempo, desde mi niñez me sentí incapaz de aprender el idioma inglés; hasta los profesores le dijeron a mi mamá que yo tenía dificultades para aprender idiomas. Cuando mi hermana, quien es muy paciente, me enseñaba, terminaba llorando al ver que yo no aprendía. Cuando entré a estudiar Pedagogía Básica tuve la opción de escoger la mención en español o la de inglés y escogí la mención en inglés a pesar de que mis cercanos me intimidaran para no hacerlo.

¿Qué me motivó a tomar esta decisión? La seguridad de que cada uno puede expresar lo bueno que se quiere ser, porque la divinidad se expresa en cada uno. Así como en la naturaleza uno ve el reflejo de la montaña en una laguna, de igual manera el ser humano refleja todas las cualidades que vienen de la divinidad por ser una imagen del  Amor. Internalizar este pensar fue el pilar durante mis estudios, mi titulación y 10 años de trabajo como profesora en colegios bilingües.

En Chile hay muchas personas que no se han dejado intimidar y demuestran su destreza sin límites, como por ejemplo Adolfo Almarza, quien con prótesis en sus dos piernas no sólo volvió a caminar luego de un accidente, sino que compite en descensos de bicicleta a nivel profesional.

Para mí, el ejemplo de Adolfo y de muchos otros, muestran que las habilidades del ser humano son incalculables, que cada uno es importante y puede contribuir con algo. Tal es así que personas con capacidades diferentes insertas en el mundo laboral expresan un mayor compromiso, son más responsables y mejoran el ambiente de trabajo. Estos puntos son importantes de considerar pensando en que el 90% de las personas con capacidades distintas en Chile, se encuentran cesantes.

El entendimiento, ingenio, honradez y destreza que se necesita dentro de una empresa no tiene relación con el aspecto físico del individuo.

Aprender a valorarse y respetarse a uno mismo conlleva respeto y admiración por el otro, asegurando el progreso de uno, de la familia y de la comunidad.

Claudia Honorato integra el Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana para Chile y escribe reflexiones acerca de la conexión que existe entre el pensamiento y la vida.
Email: chile@compub.org  Twitter: @puramentesana