A nadie le gusta pensar en una avería o en un accidente en plena carretera, pero son situaciones que pueden ocurrir en cualquier momento. En esos casos, lo importante es reaccionar con calma y, sobre todo, ser visible. Durante décadas, los triángulos de emergencia han sido el método habitual para señalizar un vehículo detenido, pero su uso conlleva un riesgo evidente: obliga a bajar del coche y caminar por el arcén. Por eso, la llegada de la luz de emergencia homologada (generalmente conocida como luz V16) supone un cambio radical en materia de seguridad vial y se ha convertido en un elemento imprescindible dentro del nuevo equipamiento para coches.

De los triángulos a la señal luminosa

Hasta hace poco, la normativa exigía llevar dos triángulos de emergencia en el vehículo y colocarlos a varios metros de distancia en caso de parada. Sin embargo, los datos de siniestralidad mostraban un problema: muchos atropellos mortales se producían cuando el conductor salía del coche para situarlos.

La luz V16 soluciona precisamente eso. Se coloca sobre el techo del vehículo sin necesidad de bajar, se enciende automáticamente y emite una señal luminosa visible a más de un kilómetro de distancia. Gracias a su sistema magnético, se adhiere al metal del coche en cuestión de segundos, y su destello intermitente permite que otros conductores identifiquen la presencia del vehículo incluso en condiciones de niebla o lluvia intensa.

Además, las nuevas versiones conectadas envían la ubicación del vehículo a la plataforma DGT 3.0, lo que facilita que los servicios de emergencia o de asistencia conozcan su posición exacta. Es decir, ya no solo avisa visualmente, sino que también comunica digitalmente la incidencia.

Cómo elegir una luz homologada

Con el cambio normativo en marcha, han aparecido en el mercado numerosos modelos de luces V16, pero no todas cumplen los requisitos oficiales. La homologación es fundamental para garantizar que el dispositivo cumple con la intensidad, el ángulo de visibilidad y la duración de batería exigidos.

A la hora de comprar una, conviene revisar que incluya el marcado reglamentario (normalmente con el código de homologación visible en el propio cuerpo del dispositivo). También es imprescindible comprobar que se trata de una luz V16 conectada telemáticamente con la red de la DGT, para que siga siendo válida a partir de 2026. Además, es recomendable optar por modelos con batería de larga duración o recargables por USB, y con materiales resistentes a golpes y a la intemperie. En cuanto al color, debe ser ámbar y emitir destellos regulares en 360 grados.

Una ventaja adicional es su tamaño compacto. Se puede guardar en la guantera, en el lateral de la puerta o incluso en el compartimento del reposabrazos, siempre accesible para usarla sin moverse del asiento del conductor. Este detalle, que parece menor, puede marcar la diferencia entre un susto y un accidente grave.

El nuevo estándar de seguridad en carretera

La Dirección General de Tráfico ha fijado un calendario claro: desde 2026, la luz V16 conectada sustituirá definitivamente a los triángulos de emergencia. Esto significa que será obligatoria y, por tanto, formará parte del equipamiento básico de cualquier vehículo, igual que el chaleco reflectante o el botiquín.

Este cambio va más allá de una simple actualización de normativa. Representa una apuesta por la tecnología aplicada a la seguridad. Los dispositivos conectados permiten que, en tiempo real, se informe al resto de conductores de la presencia de un vehículo averiado en su trayecto, lo que reduce de manera significativa el riesgo de colisiones.

El objetivo final es claro: evitar que el conductor tenga que exponerse al tráfico en momentos de estrés o baja visibilidad. Y, al mismo tiempo, modernizar el parque automovilístico con elementos que hagan las carreteras más seguras para todos.

Integrar la seguridad en el equipamiento del vehículo

Cada vez más conductores aprovechan la renovación de accesorios para mejorar la seguridad y la comodidad de su coche. Tener la luz de emergencia es solo una parte del conjunto: se suma a elementos como arrancadores portátiles, botiquines actualizados, chalecos con bandas reflectantes o herramientas básicas de asistencia. El concepto de equipamiento para coches se ha ampliado: ya no se trata de gadgets de lujo, sino de dispositivos que pueden salvar vidas o evitar contratiempos.

Además, la tecnología ha hecho que estos accesorios sean más accesibles y fáciles de usar. Hoy, una luz de emergencia homologada cuesta menos que un depósito de combustible y ofrece una tranquilidad enorme en carretera. Llevarla instalada y en buen estado debería considerarse una responsabilidad más que una obligación legal.

La experiencia demuestra que los accidentes no avisan, pero sí pueden prevenirse o mitigarse con preparación. En ese sentido, incorporar estos dispositivos al día a día de la conducción es una manera sencilla de mejorar la seguridad personal y colectiva.