(Antonio Serrano Santos)
Yo no sé hasta qué punto son dignos de confianza. Ahora dicen todos los del nuevo Gobierno: “Prometo por mi conciencia y honor…”. ¿Dónde estaban la conciencia y el honor cuando aseguraban que jamás tendrían como socios a los separatistas, ni siquiera para una moción de censura (PNV y catalanes independentistas), y ahora los tienen como “socio preferente”, dialogando y aceptando sus votos para la moción de censura? ¿Son dignos de fiar cuando prometen cumplir lo que dicen, si antes han mentido? Y esto no tiene nada que ver con la corrupción: es cuestión de conciencia y honor.
Si no cumplen, la conciencia y el honor no les van a condenar penalmente. Y la justicia humana, ya vemos lo lenta que es y cómo tantos se escapan de ella. Hay alguien más justo que sí condena en conciencia y por falta de honor. Pero a ese no le han querido jurar que cumplirán, no vaya a ser que se cumpla lo que decía el antiguo juramento: “Así Dios me lo reclame…” si no se cumple lo que se jura.
Dice Pedro Sánchez, en una entrevista con Jisto Meride —¿se llama así? —, que él es ateo “a secas” y que la asignatura de Religión debe salir de las aulas, porque la religión es para las iglesias, para el ámbito privado. Bien. Hay varias clases de ateos —dicho con todo respeto—: ateos abiertos, que aceptan la posibilidad de que Dios exista, porque ellos, lógicamente, no lo pueden saber todo; actitud honrada y sincera. Y ateos cerrados, que niegan hasta la posibilidad de que exista, como si pudieran presumir de saberlo todo; actitud no muy honrada ni lógica.
Excluir la religión de la enseñanza es, más bien, una falta de cultura y de conocimiento de la historia, sobre todo de la historia de la Iglesia católica. Se confunde catequesis con enseñanza o asignatura de religión. Una educación integral del alumno necesita conocer todas las influencias históricas y sociales que han conformado la civilización europea. Y la configuración de la civilización europea —y parte del mundo— se debe al cristianismo (catolicismo).
La catequesis es la práctica de la religión: oración, sacramentos, misa, etc. Se imparte en las parroquias y en la familia. La enseñanza de la religión, que expone la historia y los contenidos de la fe, se imparte en las aulas. Un alumno no puede comprender Europa sin ese contenido histórico. Empezando por la creación de las universidades, obra exclusiva —en su origen— de la Iglesia católica, hasta la recuperación de la cultura clásica grecolatina gracias a los monjes copistas de San Benito, pasando por las más importantes obras de arte y cultura de célebres autores católicos, todo ello son datos necesarios para la formación de los alumnos. Pintura, escultura, música, literatura, filosofía, arqueología, incluso la ciencia, tienen en católicos su máxima expresión cultural.
Y esto, señor presidente Pedro Sánchez, no puede ser excluido de las aulas. Desconocer u olvidar voluntariamente la realidad social del pueblo, sobre todo del español, no puede justificar relegar la religión a las sacristías o iglesias, como se decía en la República y algunos repiten hoy. Las costumbres seculares del pueblo español, al que usted quiere modernizar, están en las calles, no solo en las iglesias. ¿Va usted a prohibir la Semana Santa, la Navidad, el Corpus, las romerías, las procesiones, las cruces —que ya las están quitando—, las fiestas patronales, San Isidro, el Pilar, las fallas de San José…?
Todo eso formaba parte de su programa socialista antes de ser presidente. ¿Y lo va a cumplir, o ya se lo está pensando, no vaya a ser que el pueblo se le amotine? Creo que, de secretario general del PSOE a presidente, habrá comprobado que los criterios pueden cambiar mucho. Y no olvide lo que dijo Cervantes en el Quijote, en su intento de enfrentarse a la Iglesia con lo de los acuerdos con la Santa Sede: “Sancho (Sánchez), con la Iglesia hemos topado”.