(Jose Mateos Mariscal, Wuppertal Alemania) Durante la crisis sanitaria del 2020 a causa del COVID-19, nosotros las personas de las comunidades migrantes y de acogida nos enfrentamos a situaciones más fuertes y graves de las que ya veníamos viviendo antes de iniciar esta crisis: nuestras vulnerabilidades han aumentado. Nuestros caminos de vida continúan.
Compartiré historias de Emigrantes como yo. Las he escuchado en el metro, en el bus, en clases, en los insólitos trabajos que jamás pensé hacer. Serán relatos cortos sobre esfuerzos, incertidumbres y nostalgias. Algunos parecerán cuentos, pero la realidad supera cualquier ficción. pero quizá otros, leyéndolas, se sientan más identificados en esta tierra de lejanías y sueños. Los Emigrantes anónimos tenemos tanto qué contar.
La pobreza y las condiciones de vida precarias son la mayor carga para la cohesión social. En la crisis provocada por el coronavirus, la sensación de estar en desventaja y de estar solo se ha agudizado.
Aquí en Alemania , yo me he inventado una vida. Yo no puedo decir en España que estoy trabajando en un hotel limpiando baños, que estoy de basurero o en una oficina con mi corbatín , ni que ya soy especialista Agrícola Que trabajo con bata blanca en una multinacional , ni que me gano la vida a diez Euros la hora cash…
No, amigo , eso no se puede contar en mi tierra. Mi familia se moriría de la vergüenza, si , cuando me ve por el skype lloran porque dice que estoy delgado , que no me alimento, y yo era gordito. Yo no le puedo contar cómo me gano la vida ahora, le causaría una tristeza a mi familia. ¿Para eso me fui? ¿Para limpiar baños, para ser barrendero?, no Amigo eso no se cuenta.