Cientos de personas participan en una tradición arraigada que incluye la bendición de los bebés nacidos en 2024 y el reparto de roscas de pan.

Alhaurín de la Torre ha vuelto a mostrar su profundo fervor por la Virgen de la Candelaria y la relevancia de esta festividad en la cultura local. El pasado 2 de febrero, la Parroquia de San Sebastián y la Inmaculada Concepción se convirtió en el epicentro de esta celebración, congregando a cientos de vecinos y visitantes. La ceremonia religiosa, que comenzó a las cinco de la tarde, tuvo como protagonistas a los recién nacidos del último año y a las tradicionales roscas de pan, que fueron bendecidas por el sacerdote auxiliar Pepe Planas y el diácono José Antonio Aguilar.

Alrededor de medio centenar de bebés fueron presentados en el templo, donde recibieron la bendición del sacerdote, quien colocó sus manos sobre cada uno de ellos en un emotivo gesto. Los pequeños subieron al altar mayor, donde fueron presentados ante la comunidad parroquial.

Otro momento destacado de la ceremonia fue la bendición de las roscas de pan, acto en el que los asistentes recibieron agua bendita. Estas roscas, además de las que habían sido ofrecidas ante la Virgen el día anterior, fueron también colocadas en su trono procesional. Durante el evento, el Grupo Parroquial de la Candelaria entregó una medalla corporativa a Pepe Planas y obsequió al alcalde, Joaquín Villanova, con una medalla y un cuadro de la Virgen.

Posteriormente, la procesión de la Virgen de la Candelaria recorrió las calles del municipio. La imagen, llevada sobre su trono habitual, fue portada por mujeres bajo la coordinación de Virginia Vela. El primer toque de campana fue realizado por Manuela Fernández. La Virgen lució una saya roja y un rostrillo donado en 2015, mientras que el trono estuvo adornado con una composición floral que incluía longiflorum, delfinium, rosas, phalaenopsis, lisianthus, astilbe y limonium.

En la procesión también desfiló la imagen del Niño Jesús, llevado en brazos por sus madrinas, cuatro niñas del municipio que ya habían recibido su Primera Comunión. Además, participaron niños y niñas portando cestas con roscas de pan, junto a representantes municipales, asociaciones y grupos parroquiales. La música procesional estuvo a cargo de la Agrupación Musical ‘Nuestro Padre Jesús’, que acompañó el desfile con brillantes interpretaciones.

Como es tradición, la hoguera se encendió en la Plaza del Concejal José Velasco, junto a la Avenida del Barrio Viejo. Decenas de personas se reunieron para cantar y bailar alrededor del fuego, mientras se repartían las roscas bendecidas y se disfrutaba de masa frita y chocolate caliente preparados por el Blasón del Biberón. La jornada estuvo marcada por un ambiente cálido y festivo, a pesar de las bajas temperaturas propias de la fecha.

La procesión culminó con el regreso al templo por la calle Cantarranas, donde el encierro tuvo lugar alrededor de las nueve de la noche. Con ello se puso fin a dos intensos días de celebraciones que conmemoraron la presentación del Niño Jesús en el templo y la purificación de la Virgen tras el parto.

El alcalde, Joaquín Villanova, expresó su satisfacción por el éxito de las celebraciones y destacó el apoyo masivo de los vecinos y visitantes: “Esta fiesta forma parte de nuestras raíces y tiene un gran futuro por delante”.