030720111059 [640x480](Margarita Bokusu Mina) Puede ser que ya sepas algo acerca del tema que me trae hoy porque me conozcas personalmente,  o de Internet (me refiero a Facebook, a Twitter y a mi blog) o porque hayas leído alguno de los artículos, con fotos propias, que he publicado en este diario y que puedes seguir viendo, si en el apartado “columnistas” pinchas en mi nombre. Pero se me ocurre ampliar un poco el tema y acercarme también a las personas que no me conocen todavía esperando además que alguien me haga un comentario… constructivo, por favor.

Cuando era una niña lo primero que pensé acerca de qué sería de mayor fue periodista: me imaginaba como  locutora, haciendo entrevistas, y escribiendo en algún periódico dando mi opinión… A los trece, cuando cursaba el primer año en el instituto, un profesor de Lengua y Literatura pidió a sus alumnos que escribiéramos un pequeño relato. Para mí era la primera vez, pues estaba acostumbrada a hacer solo una redacción, de una carilla, y sin usar mucho la imaginación. Escribí uno titulado “Koobroly” (palabra que inventé uniendo “libro” y “book”, “libro” en inglés, al revés) que a mi profesor le encantó y comparó con “La historia interminable” de Michael Ende, cuando yo aún desconocía dicha narración. Esto llegó a oídos de mis padres que comenzaron a regalarme anualmente una agenda que utilizaba a modo de diario. Ellos llevaban toda la vida fomentando la lectura, sobre todo de los grandes literatos del siglo pasado. El destino también puso en mi camino a amigos con los que me relacionaba por carta. El seguir leyendo y comunicándome, a través de la escritura, con españoles por el mundo sigue ocurriendo un cuarto de siglo después.

No pude estudiar Periodismo porque la Facultad de Ciencias de la Información no se había inaugurado en Málaga y mis padres no disponían de los medios para mandarme fuera. Así que comencé a estudiar Psicología, carrera que dejé al comienzo del segundo curso para irme a vivir a Londres durante un par de años.

A mi regreso de la capital del Reino Unido, con poco más de veinte primaveras a mis espaldas, dos encuentros, más epistolares que de otro tipo, uno con el miembro fundador de un grupo de teatro conocido a nivel mundial y otro con un locutor de RNE (Radio Nacional de España), me hicieron pensar en la literatura como forma de ganarme la vida, pero acto seguido me di cuenta de que se necesita un capital para hacer todas las copias del texto que te piden al presentarte a un concurso; para enviarlo por correos, encima de forma certificada la mayor parte de las veces; y puede ser que también se necesiten padrinos… Además, iba sabiendo que la mayoría de los escritores tienen otro trabajo que es el que realmente les sustenta. Así que a los veintisiete comencé Filología Inglesa, que terminé en cinco años dispuesta a aprobar las oposiciones que me convertirían en profesora de secundaria y así, una vez fuese docente, lo mismo podría pagar los gastos que conlleva el dar a conocer tus escritos vía concursos, o editoriales.

Aún no he conseguido dar clases en un instituto público, sí en alguno concertado o privado, aunque dicha experiencia, por desgracia, no llega a cinco meses.

Recién comencé a estudiar las oposiciones apareció en mi vida el amor, tan esperado durante más de una década, de la mano de Rockberto, cantante de Tabletom, con quien pasé los ocho últimos años de su vida (falleció el 12-6-11). Al inicio de nuestro idilio le dije que si algún día se escribía la historia de su banda me gustaría participar. Al final, en el hospital, dijo que le ayudara a escribir su biografía. Antes, en el verano del 2008, cuando vivíamos en Calahonda (Mijas-costa), comencé, por fin, lo que sería mi primera novela. La terminé a principios del 2009, fecha desde la cual no tengo empleo y tuve que regresar a vivir con mis padres, así continúo. El “maestro-guru-sultán”, Rockberto, leyó mi libro y dijo que “es moderno pero antiguo, antiguo pero moderno”.

A principios de este 2013 comencé a publicarlo en Facebook, cada día iba dejando unas pocas hojas, hasta que apareció David López, licenciado en Filología Hispánica, profesor de español, crítico musical, escritor, que me pidió leerlo a su ritmo y, una vez hecho, me animó a editarlo. Cómo sigue la historia, de este sueño de niña convertido ahora en realidad, lo tienen en mi blog de dos posts: http://margaritabokusumina.blogspot.com.es

Les anticipo que en el blog podrán leer opiniones acerca de la novela hechas por conocidos y desconocidos, oírme en entrevistas de radio y televisión, conocer el número de ejemplares vendidos, ver fotos de algunos de los compradores (entre ellos la artista Rakel Winchester y el director de teatro Miguel de Ángel) y más… No se lo pierdan.

130620131780 [640x480]Si no necesitan tanta información y quieren directamente leer las primeras páginas de la novela o adquirirla, para libro electrónico (ebook), su ordenador (10€) o en papel (20€): http://www.bubok.es/libros/224021/MARGARITA-Y-EL-MAESTRO-Una-historia-de-vampirs-frankosteins-y-superheroinas-de-barrio

Llega a cualquier lugar del mundo y es, por ahora, mi única fuente de ingresos. Con seis compradores al día sería “mileurista”. Confío en que, gracias a mi colaboración en Diario Alhaurín, encuentre a mis lectores, a gente solidaria.

El próximo 5 de octubre habrá una presentación de la novela, más una actuación de guitarra flamenca a cargo del artista multidisciplinar, y también malagueño, Antonio Jesús González Martín, en el precioso Hotel Vincci de Málaga, estaremos rodeados de sus pinturas. Llevaré unos pocos ejemplares para los que se animen y así se ahorren los gastos de envío. Digo “pocos ejemplares”, cuatro o cinco, porque, de momento, ya les digo, no puedo invertir en más. Están invitados.

P.D.: Las fotografías que acompañan a este reportaje, de la contraportada de mi novela y del primer beso que me dio Rockberto, también han sido realizadas por mí.