(Por Jmm Caminero) No hay articulista de opinión de nuestro terruño que en estas fechas pasadas no haya escrito una columna periodística sobre las castañas y las castañeras del Retiro o de nuestro pueblo.

Hay que decir, para ser justos y en verdad, que era y es una costumbre, que yo sepa que se desarrolló por casi toda la Península Ibérica, existían castañeras vendiendo en distintos puntos de Madrid, y, en distintos puntos de esta Tierra de Conejos o Celtiberia, en muchas ciudades. A veces, también se vendían moniatos-boniatos o incluso patatas asadas.

Las castañas han indicado algunos historiadores que ha sido un alimento económico y se recogía del bosques, especialmente en tiempos de escasez, y, que yo recuerdo se hacían tortas si se molían y distintos productos, se consumían asadas o en crudo, se le añadían a cocidos, también se presentaban dulces, y con las harinas se hacían todos los inventos humanos posibles en las cazuelas, también para los animales como alimento complementario. Es decir, ha sido un complemento durante siglos en esta Piel de Toro que por tantas situaciones hemos pasado. Ahora en algún periódico dicen que su precio es de seis euros el kilo.

En las calles se vendían en diversas plazas, metidas en cartuchos, de papel de estraza, en algunos casos de periódicos. Estaban calientes y asadas, recién asadas, abiertas por un lado, con diversos colores dentro de sí. No olvidemos que durante varios meses se pasaba frío por toda la geografía, ahora con el cambio climático, el frío duro sólo permanece dos o tres semanas según los climatólogos. Ha cambiado el aire que nos envuelve. No podemos olvidar los cambios de la realidad. Los cambios del mundo.

Por lo general, las personas humanas tienen compasión de las personas que en la plaza o en la calle de algunas ciudades se ponen a vender castañas, y, pasaban frío, llenos/rellenos  sus rostros de telas y bien tapadas. No olvidemos que en los mercados de abastos municipales tampoco se disponían de calefacción. Este país y sociedad ha pasado mucho y mucho frío y mucho y mucho calor. No lo olvidemos, somos herederos del trabajo y sufrimiento de muchas generaciones anteriores a la de usted. Sí, deberíamos no olvidarlo, de personas que han trabajado y sufrido aunque sus cerebros-neuronas tuviesen distinto color ideológico, pero el mismo color biológico.

Ahora se equipara en estas fechas, unos días, varias realidades: Las castañas, con las Fiestas de los Santos y las visitas masivas a los cementerios, en definitiva, a recordar a los antecesores, también se está materializando y desarrollando como un mar, la fiesta de jalogüín,  Halloween, también quiero recordar que en fines de semana me asomo a la terraza y percibo como jóvenes y jóvenas al amanecer vuelven de camino a sus casas…

Creo que todas estas realidades se producen juntas –digo, me digo a mi mismo, alguna vez, redactaré un artículo sobre estos jóvenes y adolescentes y primera adultez, ya en Universidad o en Secundaria, no todos, pero si algunos vuelven, hablando fuerte y en alto de vueltas a sus nidos, y, me digo, sus madres habrán estado preocupadas toda la noche, sin medio dormir, pero aquello del refrán musulmán, los hijos se parecen más a su tiempo que a sus padres, creo que es en muchos sentidos, cierto, o al menos una mezcla-.

Estoy ya en la Tercera Edad, y, de vez en cuando me surge en la cabeza consciente, algún recuerdo de alguna persona, porque casi siempre los recuerdos están trufados de paisajes y lugares y personas, de uno mismo y de otros. Recuerdo cuántas personas ya no percibo y no veo por las calles, yo tampoco salgo mucho por esos lugares y ambientes y espacios y geografías. Diríamos que salimos menos de la cueva del hogar, porque ya no tenemos tantas obligaciones laborales… pero recuerdo, y siento, como millones de personas van falleciendo cada año en el planeta… van olvidando su sombra en la acera y en la pared.

Aquella persona que durante años y años y lustros y lustros, ponía su tenderete, con permiso del Ayuntamiento en la Plaza de tu pueblo, y, así lo vistes como fue cambiando su rostro y su edad… primero en una edad mediana, después ya mayor, después ya casi jubilado, ya, incluso jubilado, y, ya ha desaparecido del panorama. Hombre o mujer…

Aquello de Las Coplas de Jorge Manrique es verdad. Cada uno, cada uno recuerda a sus familiares directos, pero también a otros indirectos… Muchos articulistas, dicen, que hablamos de las castañas y castañeteras del Retiro, -el Retiro por si no lo sabe se refiere al Parque del Buen Retiro de Madrid-, porque no saben de qué hablar. Están diciendo que siempre hay temas cíclicos y temporales…

Creo que existen unos temas que denomino de la “tortilla”, que son intemporales y son casi eternos. Al hablar de las castañeteras, casi todas eran mujeres, que sacaban un pequeño sueldo, casi todas de luto, casi todas mayores. Casi todas intentando sobrevivir de y en la vida. Casi todas con historias quién sabe, si regulares o menos que regulares. El azar en la vida es esencial e importante. No sólo el azar. Quién sabe la vida que había llevado y que llevarían… Madrid merece que haga una escultura en algún lado, quizás al lado de alguna puerta a las castañeteras o castañeras…

Ahora recordamos otra vez las castañeteras, junto a la fiesta de los santos –si existe eternidad para el hombre, se plantea la pregunta, cuántos se harán salvado en el Lado bueno de la eternidad-, y, también, quiero recordar a esos jóvenes, que vuelven al amanecer a sus casas, hablando alto por las calles, algunos cantando, sabiendo que el dominio es suyo, casi siempre en grupo… Hablamos de todo eso, no porque no sepamos tener ideas para otros temas, sino como símbolo y metáfora del ciclo de la vida. Lo dice alguien que ya sabe que está en la Tercera Edad, aunque no ha entrado en la Cuarta Edad, pero no le falta tanto… Paz y bien.

https://muckrack.com/jmm-caminero-1         © jmm caminero (04 noviembre 2025 cr).

Fin artículo 5.207º: “Las castañeras, los Santos y los adolescentes”.