El perfil del usuario andaluz de los servicios de asistencia domiciliaria se corresponde con mujer de casi 79
años, viuda que vive con su familia antes de solicitar los servicios, mantiene en buen estado su casa, que recibe
un servicio concertado con una duración media de 33,08 meses a razón de 22,06 horas mensuales. Mientras
tanto, el hombre tiene casi 71 años de media, casado que vive con su pareja, también mantiene su vivienda en
buen estado, que solicita un servicio concertado durante una media de 32,34 meses y 22,49 horas al mes. Que
el hombre mantenga su vivienda en buen estado es principalmente consecuencia de que vive con su pareja.
Estos son los datos principales que se desprenden del estudio realizado por la empresa EMR Software, que, a
través de su aplicación Jano, lleva el control de los servicios de asistencia domiciliaria de gran parte de
administraciones y de empresas suministradoras de dicho servicio.
El estudio, realizado en base a los datos de más de 50.000 usuarios en toda España, cerca de 3.500 en
Andalucia, confirma que la mujer es menos dependiente que el hombre y necesita el servicio de atención
domiciliaria a mayor edad que el hombre. A pesar de ello, el 69,75% de personas andaluzas que utilizan los
servicios son mujeres, frente al 30,25 que son hombres, hecho que es debido a la mayor longevidad de la
mujer. Por eso y por estar más acostumbrada a realizar las tareas de casa, la media de edad de la mujer
andaluza que utiliza los servicios es de 78,82 años, mientras que la del hombre es de 72,65. Además, en todas
las edades, salvo en la de mayores de 65 años, hay más hombres que mujeres que necesitan el servicio.
La mujer andaluza suele utilizar los servicios cuando ya le es totalmente indispensable, por enfermedad o
cierta incapacidad y cuando se queda sin pareja y tiene que irse a vivir con algún familiar. De ahí que sean
viudas el 47,55%, casadas y con pareja el 36,39, solteras el 14,22 y separadas el 1,83. A su vez, viven solas el
34,74%, con algún familiar el 39,1 y tan sólo el 26,17 viven con su pareja, lo que los convierte en usuarios a
ambos miembros.
Por su parte, el hombre es mucho más dependiente, y no principalmente por motivos de salud o discapacidad,
sino por falta de una pareja o cuando su pareja padece alguna incapacidad. Es por eso que los usuarios
masculinos andaluces de estos servicios sean casados en un 53,38% de los casos, viudos en el 12,93, el 31,29
solteros y un 3,40 separados. Además, viven con su pareja el 41,26% en el momento de solicitar el servicio, el
39,78 con algún familiar y únicamente el 18,96 vive sólo.
La modalidad de servicio que contratan ambos sexos es principalmente concertado, el 98,82% de las mujeres y
el 98,51 de los hombres. El sistema mixto es casi inexistente, 0 % la mujer y 0,25 el hombre, mientras que el
servicio privado, también muy bajo, es contratado en un 1,18% por las mujeres y un 1,24 por los hombres.
En lo que respecta al tiempo de permanencia recibiendo los servicios, la mujer, de media, los recibe durante
33,08 meses con una media de 22,06 horas mensuales, mientras que el hombre lo hace durante 32,34 y 22,49
horas al mes, consecuencia de la mayor longevidad de la mujer y pese a necesitar el servicio a mucha más
edad.
Las principales diferencias en la tipología de usuario andaluz de estos servicios en relación a la media española
es que la mujer en Andalucía vive con su familia antes de contratar los servicios y mantiene el servicio durante
33,08 meses y en la media española vive sola y mantiene el servicio durante 38,9 meses con dos horas menos
de servicio mensuales que la andaluza. El resto de variables es similar. El hombre andaluz se mueve en
varemos muy similares al resto de españoles.