(Francisco Javier Zambrana Durán – Alhaurín de la Torre)

Nadie dijo que jugar a al ordenador o a la consola fuera algo sencillo. Tampoco nadie hizo mención alguna al dato de que 72 horas disfrutando son 72 horas que uno se termina metiendo en el bolsillo y que se quedan en su corazón para siempre. Todos tenemos una pasión, y los centenares de personas que acudieron este fin de semana al Polideportivo El Limón tenían la de ser Gamers.

Vivir estas recreaciones virtuales es lo que quita el aliento a muchas de las generaciones actuales, sin embargo, pocos se percatan de que detrás de todo ello hay un trabajo, un aspecto de aprendizaje. Desde comenzar a jugar a un juego hasta llegar a ser competidor de este, deben pasar meses. Es por ello por lo que, cada vez más, se instauran lugares para que los jugadores puedan entrenar y mejorar sus cualidades.

Visión de la zona Lan en la que los jugadores compiten

Quizá los eSports no sean un deporte, pero su desempeño es digno de tener en cuenta, sobre todo porque las personas que participan en este tipo de eventos requieren un entrenamiento diario frente a sus pantallas. Reflejos, versatilidad, estrategia, psicología positiva, compañerismo… todos estos aspectos se ven reflejados en las competiciones que se disputan, y, ante todo, se han visto plasmadas en esta fiesta de Alhaurín.

Sin prejuicios, sino valorando el trabajo

Atrás quedan los pensamientos de aquellos que siempre creyeron que jugar a videojuegos solo servía para desarrollar anomalías visuales y tener problemas de autoestima. Todo hay que decirlo, y es preciso dejar claro que un consumo moderado es lo que siempre se recomienda, sin embargo, para un período de tiempo como este de 72 horas, parece importar demasiado poco la duración que tengamos.

Uno de los ordenadores de mejor diseño de la zona Lan

La posibilidad de vivir durante 3 días sin pensar en más que en disputar competiciones de los juegos más destacados del mercado digital con premios de hasta 1000 euros para sus ganadores, hacen pensar en que tal vez esto pueda ser considerado profesión. Y es que, desde hace varios años, organizaciones como EVAD, la Escuela Superior de Videojuegos y Arte Digital; y Next eSports se han propuesto promover esta revolución y presentarla al mundo como un proyecto factible.

A los más pequeños se les enseña el proceso de creación de juegos, mientras que a los adultos se les ofrece la posibilidad de formarse en la enseñanza, de realizar distintos másteres, e incluso de formar su grupo de juego para competir. El mercado se abre, por lo tanto en una posibilidad bastante suculenta para aquellos que comprendan su funcionamiento.


La generación Millennial disfrutamos con estos entretenimientos, y siempre creímos que era una gran forma de evadirse del mundo real y sumergirnos en un lugar donde siempre podríamos ser felices, divertirnos sin mayores preocupaciones. Era el mundo alterno, y actualmente, es nuestro mundo. Es una obra maestra.

Imágenes tomadas por Francisco Javier Zambrana Durán (@neyfranzambrana/Francisco Zambrana).