“ …y si no os arrepentís, todos moriréis igualmente”
(Antonio Serrano Santos) Esto que se dice en este artículo va a interesar, igualmente, a creyentes y no creyentes. Y les hará pensar y ,ojalá, decidir su postura personal y social si lo necesitan. Las palabras que se citan a continuación entrecomilladas, tienen doble sentido que se pueden interpretar desde la fe y desde la falta de ella, con todo respeto, dicho. Para entenderlo es preciso leer el artículo completo.
“Por aquel tiempo, se presentaron algunos que le contaron lo de los galileos cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían, y respondiéndoles, ( Jesús) dijo: “ ¿ Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los otros por haber padecido todo esto? Yo os digo que no y que si no os arrepentís, todos igualmente pereceréis. Aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató ¿ creéis que eran más culpables que todos los hombres que moraban en Jesrusalén? Os digo que no y que, si no hiciereis penitencia, todos igualmente moriréis.” (Lc.13,3)
Ahora estamos ante una posible, y muy posible, que ya es una amenaza real, guerra mundial nuclear. El expresidente ruso anterior acaba de decir: “ Estamos en una guerra a muerte de ajedrez con armas capaces de destruir la Humanidad”. Ya San Juan Pablo II dijo: “ Estamos viviendo signos apocalípticos”. Este es el momento de plantearse, todos y cada uno de los habitantes de esta Tierra maltratada, qué podemos y debemos hacer para evitarlo si es que se puede evitar.
Pero el conocimiento de esta situación, a pesar de que por los medios de publicación, hoy tan extensivos y seguros, prácticamente llega a todo el mundo, no siempre la reacción, concienciación, la responsabilidad de lo que cada uno puede y debe hacer, y el hacerlo, se convierte en acción.
El primer paso es: “ arrepentirse” y proceder en consecuencia. Arrepentirse de la maldad personal y social que invade el mundo. Por motivos humanos, unos,y por motivos de fe que manda amar, religiosos, otros.Cambiar de vida malvada, egoísta, inmisericorde, criminal, irrespetuosa con la Naturaleza y las personas y explotadora.
Segundo paso para el cambio: Acabar con el enriquecimiento injusto( si es que puede ser justo) y la pobreza con la justa distribución de los bienes de la tierra.
Tercer paso, el más esencial y definitivo: Respetar y favorecer la vida humana en todos sus momentos.
No es de extrañar las cosas terribles, y cada vez más frecuentes, que están sucediendo a nivel mundial , que están superando todas las pasadas en la historia de la Humanidad. Estamos elevándonos, en este caso, a un nivel moral y social , para juzgar lo que está pasando y estamos haciendo, si se tiene un mínimo de ética y sentido común. Mínimo que en muchos casos ni se tiene.
Está a la vista, sin necesidad de ser historiadores, de que la maldad humana ha tocado fondo. Pero también, y es cierto, menos mal, que la bondad humana, religiosa o puramente humana, en muchísimos casos también ha tocado las alturas. Nos queda la duda, como las noticias en los medios nos informan, de cual de las dos es más abundante y superior en número y calidad. Cuál vencerá , al fin. Esos mismos medios dan la impresión en sus noticias, por la abundancia de publicidad de lo malo, que es más noticia y abundante que lo bueno.
Los que creen en Dios piensan, lógicamente, que por su sabiduría y bondad infinita, si no es así, no podría ser Dios, tiene unos designios, un plan, para la Humanidad que tendrá un feliz final, aunque no lo comprendamos ahora en medio de tantos males. Males que, en su mayoría, provoca el mismo ser humano con el mal uso su libertad; lo mismo que ,con ella, hace obras buenas. Y se queda el misterio en la confianza de su fe en la sabiduría y bondad de Dios.
Para los que no creen en Dios, agnósticos o ateos, sin mirar si son militantes o no, sinceros y pacíficos , que los hay, que no niegan la posibilidad de su existencia, algunos; y otros, sí la niegan, si tienen alguna forma de moral o ética natural , juzgarán los actos humanos como buenos o malos según ese criterio. Pero no son indiferentes.
Todo ello se basa en un principio universal común a todos los habitantes de la tierra desde que nacen. El ser humano no nace malo. El amor, la bondad, la alegría de vivir, ya se manifiesta en el niño/a aún sin uso de razón. Los caminos que seguirá dependen de las personas y vida que les rodea. Así y todo, hay muchos casos en los que ese entorno no podrán con el uso de su libertad.
Lo que sí está totalmente claro, hoy más que nunca, que estamos recibiendo un AVISO, muy URGENTE, de la Naturaleza, según unos, y de Dios, según otros. Y parece que muchos, demasiados, hacen caso omiso. Hemos llegado al límite. Y no vale decir que lo que está pasando ha ocurrido siempre y peor. No. Nunca ha habido tantas muertes y desastres, tantas maldades humanas universales, no localizadas como el pasado en sitios concretos. No. Es universal y creciente. En el último siglo y en este más aún, el planeta Tierra, la Naturaleza, se está convirtiendo en un planeta basura, poco a poco y a velocidad increíble, en algunos lugares. Y no por degradación natural sino por la maldita, loca y suicida acción humana. Mares y ríos contaminados muriendo peces, aves,bosques enteros, vegetación y animales. Incendios no accidentales, sino por cada vez más pirómanos y en todo el planeta. La basura ha llegado hasta el espacio con amenaza de caer en cualquier lugar, algunos ya han caído.
Eso, en la Naturaleza. ¿ Y en lo humano? ¿ Cuándo se han contabilizado tantos cientos de miles, si no millones, de abortos y muertes, asesinatos, eutanasia, masacres en pueblos y ciudades, sobre todo en países subdesarrollados? ¿ Y la droga? Jamás, nunca, se ha extendido el tráfico como el consumo de ellas. ¿ Y el sexo? Ni en las civilizaciones pasadas de Oriente y Occidente, con todas las aberraciones conocidas, se dieron casos como ahora: violaciones en masa, crímenes sexuales, trata de niños, mujeres, hombres…Espectáculos casi generalizados de porno , aberraciones, de lo más inimaginable. Alcanzando a los adolescentes.
Los fenómenos naturales, muchos, han provocado desastres por la falta de provisión humana, como crear un pueblo en la falda de un volcán, o en un cauce seco por el que tarde o temprano pasará, y pasó, el río devastándolo todo. La naturaleza sigue sus leyes, pero el hombre no las respeta ni previene; al contrario, más bien las desafía y altera.
Seguimos con los dos puntos de vista : el de la fe y el de los que no la tienen. En el primero, decimos a Dios, como en el Padre nuestro,Padre. Bien ¿ Y qué padre que ama a su hijo no le corrige y castiga? Y si no acepta el hijo, no se “ arrepiente”, sufrirá las consecuencias, no por castigo del padre, sino por su rebeldía y falta de amor y respeto a su padre. Es lo que dice al principio este artículo en palabras de Jesús(Dios): “…y si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. Ese” todos” se refiere a los que no se arrepientan. No que morirán de la misma muerte que los que El cita, inesperada o por crueldad humana. Ni por castigo de Dios. Sino porque ellos se castigarán a sí mismos, se lo buscarán.Y los inocentes morirán por culpa de los no arrepentidos. Dios avisa. Y respeta su libertad.
En el segundo punto de vista: está claro para ellos, piensen o crean lo que sea, si no son locamente optimistas, indiferentes, pasivos, incultos analfabetos o ignorantes de lo que está pasando, que no solo se está dando el cambio climático en parte provocado por las contaminaciones y despoblación de los bosques, la basura terrestre y espacial, todo ello en lo natural, sino en lo humano, la maldad, el consumo loco, la ambición de poder, la amenaza real nuclear, y la degradación de las costumbres y de la moral natural es un hecho como nunca ha pasado.
Y si no nos “ arrepentimos”, con fe y sin ella,los resultados serán los mismos: todos moriremos igualmente. Y ya estamos muriendo muchos. Y, como dice Jesús:” ¿ Pensáis que esos que mueren así son más culpables que ellos? Os digo que no.” Porque muchos que están muriendo no son culpables, sino por culpa de esos otros que no se “ARREPIENTEN” .
Nos quedan dos tiempos: el de la paciencia y misericordia de Dios, que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Y el de la Naturaleza, que resiste todavía el acoso implacable humano resucitando cada vez de sus cenizas, como el ave Fénix, cada primavera, a pesar de las cenizas de la destrucción, como los bosques y prados de los incendios.