Las celebraciones se prolongaron durante todo el fin de semana en la Plaza Paco Lara, con un variado programa de actividades lúdicas, culturales y religiosas. Vecinos y visitantes compartieron momentos de convivencia, música y devoción mariana.
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El Barrio de la Alegría de Alhaurín de la Torre ha celebrado, un año más, sus tradicionales fiestas en honor a Nuestra Señora de la Esperanza, que durante todo el fin de semana llenaron la Plaza Paco Lara y las calles del barrio de música, convivencia y fervor.
Las celebraciones comenzaron el viernes 29 de agosto con una animada velada en la que no faltaron las actuaciones de baile K-pop, las coreografías de la academia Sarath Dance y la música de Dj Paco, que pusieron ritmo y color a la apertura oficial. Uno de los momentos más esperados fue la elección de los Reyes de las Fiestas en las categorías infantil, juvenil y mayor, acogida con gran entusiasmo por vecinos y visitantes. La noche incluyó también una rifa solidaria, una tómbola y una barra gestionada por voluntarios, con platos típicos y un cortador de jamón que hizo las delicias del público.
El sábado 30 tuvo lugar el acto central: la salida procesional de Nuestra Señora de la Esperanza, que recorrió las calles del barrio a partir de las 20:00 horas. La imagen fue portada exclusivamente por mujeres y acompañada por la Banda Municipal de Música de Alhaurín de la Torre. Durante el recorrido se vivieron momentos especialmente emotivos, como la interpretación de una sevillana compuesta para la Virgen y las petaladas lanzadas desde balcones engalanados. La procesión contó con estrenos en su exorno, entre ellos unos nuevos faroles, y estuvo arropada por la Corporación Municipal, asociaciones y una multitud de devotos que cada año esperan con emoción esta cita. Tras el recorrido, la Virgen quedó expuesta en la Plaza Paco Lara.
La jornada del domingo 31 se abrió con la misa de acción de gracias, en la que intervino el grupo folclórico Solera. Después, el ambiente festivo continuó con la animación musical de Dj Paco y la esperada paella popular, servida de manera gratuita y que congregó a centenares de vecinos. La tómbola, las rifas y la barra siguieron funcionando gracias al esfuerzo de voluntarios y colaboradores. Por la tarde, la diversión estaba asegurada con la fiesta de la espuma, especialmente pensada para los más pequeños, y el broche de oro llegó con el traslado de la Virgen de la Esperanza de regreso a su Ermita del Alamillo, poniendo fin a unas fiestas que se recordarán por su ambiente fraternal, la participación vecinal y la profunda devoción mariana.