La Virgen de la Amargura protagoniza un recorrido sin precedentes, con final en la capilla del cementerio, y una puesta en escena que fusionó tradición y expresión teatral
Alhaurín de la Torre vivió este Martes Santo una noche de las que marcan época. Lejos de ser una procesión más dentro del calendario cofrade, la salida de María Santísima de la Amargura se convirtió en una manifestación única de fe, simbolismo y arte vivo. Por primera vez, la imagen realizó su recorrido desde la iglesia parroquial de San Sebastián hasta la capilla del cementerio municipal, estableciendo un vínculo emotivo entre el corazón del municipio y el lugar donde descansa la memoria de tantas generaciones alhaurinas.
Pero no fue solo el itinerario lo que dio carácter singular a esta jornada. Lo que realmente convirtió la procesión en una experiencia diferente fue la representación teatralizada que acompañó el paso de la comitiva, una iniciativa del grupo parroquial de la Asociación de Fieles de Jesús Caído del Paso y María Santísima de la Amargura, que ha apostado con valentía por incorporar el lenguaje escénico a la liturgia popular.
Durante el trayecto, diversos pasajes de la Pasión fueron interpretados con sobriedad y hondura por miembros de la propia asociación, quienes encarnaron figuras bíblicas en escenas breves pero cargadas de simbolismo. Sin necesidad de palabras, con gestos cuidadosamente ensayados, dieron vida a momentos clave de la Semana Santa en una propuesta que apeló tanto al sentimiento religioso como a la sensibilidad estética del espectador.
El público respondió con respeto y emoción a cada una de estas estampas vivientes. La iluminación tenue, el rumor de las oraciones y el acompañamiento musical en directo contribuyeron a crear una atmósfera de recogimiento que elevó el valor espiritual del recorrido.
Este enfoque dramatizado, lejos de desvirtuar la esencia devocional de la procesión, la enriqueció con una nueva dimensión comunicativa, facilitando que el mensaje de la fe llegara de forma directa, especialmente a los más jóvenes o a quienes viven la religiosidad desde una perspectiva más cultural.
La llegada de la Virgen de la Amargura a la capilla del cementerio se vivió como un acto de comunión entre generaciones: un cierre que no fue final, sino tránsito, un puente entre la historia que nos precede y la que aún estamos escribiendo.
Desde Diario Alhaurín valoramos este tipo de iniciativas que fusionan la tradición con nuevas formas de expresión, acercando el patrimonio inmaterial del municipio a un público más amplio y consolidando a Alhaurín de la Torre como un referente en la renovación respetuosa de las manifestaciones populares andaluzas.