La noche marcada por los avisos de nivel rojo, las intensas precipitaciones y el desbordamiento del río Guadalhorce a su paso por Cártama y Campanillas ha dejado imágenes de preocupación en el Valle del Guadalhorce, pero también ha reabierto un debate de fondo sobre la ordenación del territorio y el respeto a los espacios naturales.
La activista y defensora del entorno natural MCarmen Mestanza, una de las voces más firmes en la protección de la Vega de Mestanza, ha lanzado una reflexión contundente tras los hechos ocurridos. Según señala, gran parte del agua que ha inundado la zona de la Estación de Cártama ha terminado desaguando por la Vega de Mestanza, un espacio que históricamente ha actuado como zona natural de alivio del río en episodios extremos.
En este contexto, Mestanza recuerda el proyecto impulsado en su día para construir la EDAR Málaga Norte en plena Vega de Mestanza, una iniciativa defendida por responsables políticos autonómicos y municipales de varios municipios del entorno. A su juicio, de haberse ejecutado ese proyecto, el agua habría buscado salida hacia Campanillas, con consecuencias potencialmente mucho más graves para zonas densamente pobladas.
“La Vega ha vuelto a cumplir su función natural. Las vegas son de los ríos”, subraya Mestanza, quien defiende que la movilización ciudadana y la oposición al proyecto de la depuradora han evitado una catástrofe mayor. No se trata, afirma, de un episodio aislado, sino de un recordatorio de que el río Guadalhorce “reclama su espacio” de forma cíclica.
La reflexión va más allá del suceso puntual y apela a una cuestión estructural: la necesidad de respetar los espacios inundables, planificar con criterio técnico y ambiental y entender que la naturaleza no admite soluciones forzadas sin consecuencias.
Lo ocurrido en el Valle del Guadalhorce vuelve a poner sobre la mesa un mensaje claro: el respeto al territorio no es una opción ideológica, sino una cuestión de seguridad, sentido común y prevención.





















